El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que ha costado mucho trabajo a su gobierno concluir el tramo 5 del Tren Maya (Cancún-Tulum), de lo cual responsabilizó a los seudoambientalistas por los amparos y protestas contra esa vía de 120 kilómetros, y acusó a Claudio X. González de estar detrás de éstos.

De acuerdo con el mandatario, en la construcción se ha procurado no afectar el medio ambiente de esta zona –una de las más paradisiacas y ricas del país–. Es un tramo que nos ha costado trabajo, mucho trabajo. Es relativamente corto; sin embargo, se han cuidado cenotes, ríos submarinos, subterráneos y cuevas, y hemos tenido ahí, como es la zona turística más importante, muchas protestas de personas seudoambientalistas.

Este trazo es el más cuestionado por grupos que han acusado presuntos impactos ambientales, como que la colocación de miles de pilotes ha afectado la calidad del agua y dañado el patrimonio geológico.

Durante la mañanera, donde se presentaron avances del tramo 5, el jefe del Ejecutivo indicó que para cuidar las bellezas naturales de esa región, del total del recorrido de este tramo de vía (120 kilómetros), 80 por ciento son viaductos.

Esto ha generado que el costo sea del doble o el triple de lo que habría significado hacerlo a nivel de tierra, sostuvo, sin dar a conocer la cifra invertida. Es una inversión de dos, tres veces más que lo que costaría el tren a ras de tierra, con terraplén y, sin embargo, para el paso de fauna, para no afectar cenotes, se cuidó el tramo.

En cuanto a las protestas y los amparos presentados particularmente en contra del tramo 5, el tabasqueño criticó que quienes hoy se oponen a la construcción del Tren Maya no lo hayan hecho con otros proyectos que sí destruyeron la zona.

Ahí han estado Claudio X. González y artistas famosos, quienes nada hicieron cuando destruyeron toda la Riviera Maya para construir hoteles y ríos subterráneos, submarinos, como el caso de Xel-Há y Xcaret.

Otro proyecto que ha tenido severos impactos en los recursos de la zona, refirió, fue la concesión que se entregó al gigante minero estadunidense Vulcan Materials Company, para explotación de bancos de material y la extracción de rocas, grava y arena. Y entonces no había protestas, subrayó el Presidente.