Miércoles 11 de septiembre de 2024, p. 6
París. Las concentraciones de metano en la atmósfera se incrementan constantemente, a un ritmo que se ha acelerado en los años recientes, pese a la promesa de muchos países de reducir las emisiones de este gas, que causa el efecto invernadero, indicó este martes un grupo de investigadores.
El metano está aumentando más rápido en términos relativos que cualquier otro gas de efecto invernadero importante y ahora se encuentra en niveles 2.6 veces más alto que en la época preindustrial
, indica un equipo internacional de científicos bajo los auspicios de la organización Global Carbon Project, en un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters.
El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero vinculado a la actividad humana después del dióxido de carbono (CO2).
Alrededor de 40 por ciento del metano proviene de fuentes naturales, especialmente de humedales, pero la mayoría (alrededor de 60 por ciento) está vinculada a actividades humanas como la agricultura (cría de rumiantes y cultivo de arroz), combustibles fósiles y los desechos.
Su capacidad de calentamiento es 80 veces mayor que el del CO2, pero se descompone más rápidamente, lo que posibilita que se reduzca su impacto.
Sin embargo, el estudio muestra que las concentraciones de metano en la atmósfera –el emitido menos una parte absorbida por los suelos y las reacciones químicas en la atmósfera– suben constantemente.
En la década de 2000 el aumento de metano en la atmósfera fue de 6.1 millones de toneladas anuales en promedio, pero en 2010 se disparó hasta 20.9 millones de toneladas.
Este crecimiento se ha acelerado en años recientes, con niveles no vistos desde los 80.
Las emisiones antrópicas [provocadas por los seres humanos] han seguido al alza en casi todos los países del mundo, con la excepción de Europa y Australia, que están mostrando una trayectoria de lento descenso
, dijo a la Afp Pep Canadell, coautor del estudio y director ejecutivo de Global Carbon Project, con sede en Canberra, Australia.
Los aumentos fueron impulsados principalmente por las emisiones de la minería del carbón, la producción y el uso de petróleo y gas, la cría de vacas y ovejas, así como la descomposición de alimentos y materiales orgánicos en vertederos.