l primer tropiezo del presidente electo de EU lo propició su incapacidad para entender que, si bien ganó la presidencia, no basta para que todas sus ocurrencias y caprichos puedan concretarse como a él le plazca.
Nominó al senador Matt Gaetz, uno de principales defensores de Trump en la intentona de golpe de Estado el 6 de enero, para ocupar la Procuraduría General de la República que, entre otras importantes obligaciones tiene la de administrar la operación de la FBI y perseguir delitos de narcotráfico.
También bajo su responsabilidad está la de proteger los derechos civiles de la población. Lo que Trump pasó por alto es que el senador Gaetz está acusado de varios delitos, entre ellos la organización de fiestas entre 2017 y 2020 en las que las drogas y la prostitución eran habituales e incluso la participación de menores de edad. Demasiadas calamidades como para que los legisladores de su propio partido, sin oponerse abiertamente a Trump, deslizaran la duda de su posible aprobación. Por esa razón y la de evitarle tensiones al presidente electo en el momento de la transferencia de poder
, Gaetz declinó su postulación.
Otro caso que pudiera correr la misma suerte es el de Pete Hegseth, nominado a la Secretaría de la Defensa. De la información de la revista The Atlántic y el New York Times, se desprende que ha sido presentador de la cadena Fox. Sin mayor experiencia administrativa tendrá bajo su responsabilidad a más de un millón 300 mil personas entre militares y servidores civiles de carrera. Sorprendió, porque es poco común que una persona que tuvo una escasa experiencia en el Ejército sea llamado a ocupar la máxima responsabilidad en esa institución.
Pesa además en su contra una acusación de violación sexual en 2017. Su pasión por la fuerza armada y la lucha en contra los poderes del mal
, entre ellos la izquierda, la plasmó en un controversial libro en el que advierte que el Ejército no puede seguir socavando el bien, el orden y la disciplina, en nombre de la igualdad. Y concluye, que su lucha por defender la libertad es imposible si nuestro Ejército y nuestra república se inclinan por la tiranía de la izquierda
. ( La guerra en contra de los guerreros, editado en inglés por la cadena Fox).
Más recientemente Trump nominó para la Secretaría de Educación a Linda McMahon, quien ocupó una oficina en la promoción de negocios en el pasado gobierno de Trump. Entre sus méritos destaca, además de aportar millones de dólares a la causa de Trump, el haber sido presidenta de la millonaria asociación de lucha libre profesional, de la cual ha sido incansable promotora y del que se ha beneficiado con millones de dólares. Para variar, también se le acusa de haber ignorado las demandas de abuso sexual en contra de los menores de edad que trabajan en ese espectáculo.
De entre las propuestas que no han tenido la espectacularidad de las citadas, esta la del futuro secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien en cierta medida será el responsable de la marcha de la economía en la administración Trump. En su sinuosa carrera, además de haber sido socio y protegido de George Soros, ha apoyado a candidatos y presidentes demócratas, entre ellos Obama, y ahora en un cambio de 180 grados al republicano Trump.
Su nominación ancla un proyecto que pudiera alterar las coordenadas del crecimiento en Estados Unidos en por lo menos tres renglones: recorte de impuestos, ajuste de tarifas a la importación y desregulación de los mercados financieros. No parece que su apoyo por los derechos de la comunidad gay, de la que él es parte, y su defensa de la igualdad en el matrimonio sean, hasta hoy, un impedimento para su confirmación en un partido cuya principal característica es o fue el conservadurismo.
El común denominador de los seleccionados es la lealtad perruna que guardan a Trump y la relación que buena parte de ellos tiene con sectores como la industria, las finanzas, las comunicaciones, y de última hora el intergaláctico.
Sólo falta por ver si Boris Karloff completa el elenco.