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Frivolidad, concepto complejo; debilita o fortalece estructuras de poder, sostiene David Bak Geler
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de febrero de 2025, p. 4

El filósofo mexicano David Bak Geler, autor de Gramáticas de la frivolidad (FCE), sostiene que la frivolidad, más que un término superficial, es un concepto complejo que puede debilitar o fortalecer estructuras de poder, con efectos tanto devastadores como liberadores.

En entrevista con La Jornada, el autor explicó que “se trata de una palabra común, pero cargada de significados. Si la usamos sin cuestionarla, perdemos de vista su capacidad para moldear la realidad que construimos.

La frivolidad no es simplemente un concepto trivial ni una etiqueta para lo irrelevante. Al contrario, es una herramienta de control discursivo que diversos sectores utilizan para descalificar ideas y movimientos que desafían los cánones establecidos, añadió.

Bak Geler (Ciudad de México, 1982), doctor en filosofía por la New School for Social Research en Nueva York y catedrático de la Universidad de Guadalajara, aseguró que la frivolidad no es sólo una distracción trivial, sino una táctica discursiva con el poder de modificar la agenda pública, camuflándose bajo la apariencia de ligereza.

“Lo que suele considerarse ‘banal’ tiene implicaciones mucho más profundas en la construcción de discursos sociales y políticos. La frivolidad se infiltra en las conversaciones de tal forma que rara vez nos detenemos a reflexionar sobre su influencia.

“Estas intervenciones, aparentemente inofensivas, pueden reconfigurar la percepción social sin ser vistas como ataques directos. Así, se convierte en un mecanismo sutil de control que afecta tanto la política como la cultura.

Este fenómeno ha cobrado relevancia en los discursos conservadores y ultranacionalistas de Europa, donde se utiliza para desacreditar a los opositores ideológicos, presentándolos como incapaces de tratar temas serios. El objetivo es despojarlos de legitimidad, reduciéndolos a lo superficial.

David Bak Geler advirtió que esta estrategia trasciende los sectores conservadores, al abarcar distintas ideologías y convirtiéndose en un recurso eficaz para silenciar voces críticas.

Por otro lado, el filósofo analizó cómo los movimientos progresistas, feministas y queer han reapropiado la frivolidad en las últimas décadas con fines subversivos. “Cuando se usa estratégicamente, desafía lo ‘serio’, aquello que otros consideran incuestionable”, explicó.

No obstante, alertó sobre los límites de esta subversión: “A medida que los movimientos sociales y las protestas son absorbidos por el sistema, la crítica radical pierde su capacidad disruptiva.

Lo que antes funcionaba como una forma de resistencia se ha convertido en un producto más dentro del mercado de ideas. El humor político y la crítica irónica, antes instrumentos de confrontación, han sido asimilados por los medios, reduciendo su impacto y efectividad.

En su libro introduce el concepto de ‘frivolidad táctica’, estrategia utilizada en los movimientos de protesta de finales del siglo XX y principios del XXI. En este contexto advierte que la frivolidad, lejos de ser una actitud desdeñosa hacia lo serio, puede ser una herramienta para desmantelar estructuras de poder. A través del humor y la ironía, expone las contradicciones del sistema y desmantela los discursos hegemónicos.

En los movimientos antiglobalización la frivolidad desafió directamente las narrativas del poder, desbaratando las falsas representaciones impuestas por las élites. Fue una forma de resistencia y una herramienta para deconstruir los discursos dominantes, subrayó el autor.

También reflexionó sobre cómo las élites han establecido históricamente qué merece atención y qué debe relegarse al olvido. Lo que entendemos como serio no es neutro, sino el resultado de un complejo campo de poder que regula y establece las narrativas. En este sentido, la lucha por el lenguaje es también una lucha por el dominio de la percepción y la realidad, concluyó.