El Museo Otto Weidt, símbolo de la resistencia antinazi en Berlín

er parte de movimientos de resistencia durante el régimen nazi en Berlín significaba arriesgar la vida. Era vivir en un estado de tensión permanente ante la angustia de ser descubierto, pero sustentado en un fuerte compromiso por defender valores fundamentales como proteger y apoyar a los más desfavorecidos.
Este fue el caso de Otto Weidt (1883-1947), a quien se le ha denominado el otro Schindler, en alusión a Oskar Schindler (1908-1974), el empresario alemán que salvó la vida de más de mil judíos al emplearlos en su fábrica de utensilios de cocina y municiones, inmortalizado en el filme de Steven Spielberg, La lista de Schindler.
Weidt era dueño de un taller de fabricación de escobas y cepillos en Berlín. Durante el régimen nazi empleó principalmente a judíos invidentes, débiles visuales y auditivos protegiéndolos de la deportación mediante sobornos y documentos falsificados. Incluso escondió a algunos de sus trabajadores en una habitación secreta dentro de su factoría.
El lugar donde se ubica el Museo Otto Weidt es parte original del taller, que conserva su estructura original. Cuenta la historia del taller de escobas y cepillos del cual era propietario. Los productos que fabricaban se vendían a las fuerzas armadas alemanas durante la guerra y la fábrica era considerada de utilidad.
En el museo hay fotografías y documentos históricos sobre la vida de Weidt y sus empleados, cartas y testimonios de los trabajadores que ayudó, las herramientas y las estructuras originales fijadas al suelo que se utilizaban en ese tiempo; también hay material videográfico que muestra cómo invidentes o débiles visuales son empleados ahora en talleres similares.
Al final del recorrido espera al visitante la habitación secreta donde escondió a varias personas, un espacio oscuro sin ventanas. Es inevitable una sensación de pesadumbre al imaginar el miedo y la angustia que experimentaban quienes ahí se guarecieron.
Weidt recibió un importante reconocimiento años después de su muerte en Jerusalén por parte del Yad Vashem –institución oficial en Israel en memoria de las víctimas del Holocausto– como un ciudadano no judío que arriesgó su vida por salvar víctimas.
El museo se encuentra en uno de los patios de Berlín más turísticos y con mayor dimensión, Hackesche Höfe, en la zona central de la capital alemana, en el barrio de Scheunenviertel. Quien los recorre no deja de sorprenderse por la inmensa oferta comercial y cultural que en algún momento dan la impresión de ser laberintos interminables.
El tráfico vial como humano es en algún momento un tanto intolerable; abundan los cafés, cines y comercios que ofrecen artículos para los más variados gustos. Toparse con un museo un tanto imperceptible y cuya fachada es un grafiti con la imagen de Weidt no deja de ser una agradable sorpresa. La entrada es gratuita y es un lugar imprescindible para los interesados en la historia del Holocausto y la resistencia civil en Alemania.
Alia Lira Hartmann, corresponsal