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Crisis en el agro

Labranza, tarea de mayores de 50 años

En Tamaulipas, 80% no son sujetos de créditos

Nos ataron de manos y no podemos competir, lamentan

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▲ Es común observar en las parcelas del estado de México, matrimonios trabajando en la preparación y siembra de las tierras. Aunque tengan hijos, ellos se ocupan de otras tareas.Foto Cuartoscuro
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 10 de abril de 2025, p. 3

Ciudad Victoria, Tamps., En el campo únicamente trabajamos las personas de 50, 60 y 70 años; los jóvenes nos dejaron porque no encontraron incentivos, admite Guillermo Aguilar Flores, dirigente de los productores agropecuarios del valle de San Fernando.

Cambiaron los tractores y equipos agrícolas por las motocicletas; en cada familia hay al menos dos que las nuevas generaciones compraron con dinero de las becas Jóvenes Construyendo el Futuro, describió.

Explicó que los muchachos no quieren trabajar en el sector agrícola y ganadero por falta de rentabilidad, pues para ellos lo que se produce no tiene valor. Además, sostiene que 80 por ciento de los agricultores de Tamaulipas no son sujetos de créditos, pues están en cartera vencida y no hay condiciones ni opciones para capitalizarse.

Y si le agregas que el asistencialismo de las becas de los gobiernos federal y estatal está desplazando al sector productivo. Además, los apoyos a los agricultores llegan después de la cosecha, nos entregan la semilla cuando estamos cultivando, agregó.

El líder agropecuario señaló que, por si fuera poco, Alimentación para el Bienestar (antes Segalmex) se niega a comprar las cosechas de maíz y frijol, con el argumento de que los granos tienen un tamaño menor al que se vende en el mercado internacional.

Apuntó que con las reformas en materia de semillas transgénicas no podemos sembrar las leguminosas y los cereales certificados, sino sólo nativos y las cosechas del campo tamaulipeco no compiten.

Refirió que los precios del frijol, del maíz y del sorgo están por debajo del valor que establece para los labriegos la Bolsa de Chicago. Hay una caída en los volúmenes de producción y cuando las cosechas salen al mercado, los campesinos son víctimas de intermediarios (coyotes).

Aguilar Flores lamentó que a diferencia de los agricultores de Estados Unidos, nosotros no tenemos subsidios, carecemos de seguros y sin recursos no podemos competir con nuestros vecinos.

Comentó que se establece un precio bajo para sus cosechas, pues aplican la práctica del dumping en los granos. Y ante la falta de subsidio o recursos tenemos la necesidad de comercializar nuestro producto al precio que ellos establecen, y los coyotes son los ganones.

Por ese motivo, en el valle de San Fernando, los agricultores dejaron de sembrar 200 mil hectáreas de sorgo, ya que son precarios y deficientes los trabajos en la labranza de la tierra, porque hacemos lo que podemos.

A diferencia de nuestra situación hay grandes agricultores que barbechan la tierra, preparan sus predios, esperan la lluvia porque tienen seguridad financiera, y los que no tienen recursos cosechan menos que los que tienen capital para invertir en el sector.

Ángel Lara, productor agrícola y ganadero del ejido Manuel Ávila Camacho, comentó que es preocupante que los nuevos ejidatarios abandonen la actividad que sus padres les heredaron.

Viven en las comunidades rurales pero trabajan como piscadores de naranja, en el acarreo de forrajes, en trabajos de jornal temporales y no en las parcelas que les heredaron sus progenitores, lamentó.

Incertidumbre en el ámbito agrícola

Lara expuso que por factores como las sequías, las lluvias y las heladas de enero la actividad en el campo se ha desalentado, aunado a que quienes trabajan las tierra son en su gran mayoría adultos y ancianos.

Asimismo, una gran parte de los terrenos cultivables son rentados a particulares, los arrendatarios pagan mil pesos por hectárea a los agricultores, quienes, por otro lado, obtienen una pensión del Bienestar. De esa manera el ejidatario tiene garantizado el ingreso.

En la zona centro de Tamaulipas se dejaron de sembrar 250 mil hectáreas de sorgo y maíz, actualmente sólo se trabajan 150 mil hectáreas, por factores como la falta de lluvias, incremento en el costo del diésel, refacciones y semilla certificada, pues cada bolsa de sorgo tiene un precio de 2 mil 800 pesos.