Guerra de opioides
as medidas proteccionistas de Trump no se limitan a los aranceles, sino que por todos los medios posibles lucha por frenar la entrada de mercancías a su país. Una de estas medidas son las restricciones impuestas a China por la exportación de fentanilo, un potente opioide sintético que genera la muerte de 100 mil estadunidenses al año. Se podría pensar que Donald Trump está preocupado por la salud de los drogadictos, pero lo que le angustia es el creciente déficit comercial de su país.
Entre las primeras naciones que se beneficiaron del comercio de drogas a partir del siglo XIX destacan Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Al igual que ahora, China tenía el siglo pasado un comercio superavitario frente a Occidente. La exportación de seda, te, porcelanas, muebles y prendas de vestir las pagaba Occidente con plata, lo cual desequilibraba las arcas públicas.
Para contrarrestar esta situación, Gran Bretaña contrabandeaba opio a China, producido principalmente en India, y creó la Compañía Británica de las Indias Orientales que monopolizó la venta de esta droga. Este negocio ilegal era altamente rentable para Gran Bretaña, pero para China, un desastre. Por esta razón, el emperador Daoguang prohibió en 1829 la venta y el consumo de opio, lo que llevó a la primera Guerra del Opio entre 1839-1842 contra Gran Bretaña, ganador del conflicto. Además de apoderarse de Hong Kong en 1842, obligó a China a abrir sus fronteras a la importación y consumo de opio.
El problema de la drogadicción se aceleró en Asia y al tratar de frenar el proceso se produjo la Segunda Guerra del Opio, entre 1856 y 1860, a la que se unieron Inglaterra, Francia y Estados Unidos, que ganaron la guerra. Producto del negocio de la droga y del control de territorios asiáticos surgieron diversas instituciones empresariales europeas, entre las que se encuentra HSBC, ahora uno de los bancos más grandes del mundo.
En el siglo XXI, la economía y la política toman otro giro. Occidente es el que padece las consecuencias del intercambio de opioides sintéticos y Estados Unidos impone castigos a China por su falta de moral
. Al final de cuentas se trata de un negocio en el que Trump trata de parar el vendaval a través de medidas proteccionistas.