El llamado de las madres buscadoras
i para una madre mexicana la búsqueda de un familiar desaparecido es una carrera de obstáculos llena de dolor e incertidumbre, para los familiares de un migrante desaparecido en territorio mexicano se multiplican las trabas al no tener, en muchos casos, ni siquiera una visa que les permita recorrer las huellas de su hijo o hija en los estados en los que perdieron comunicación. Por eso nació la Red Nacional de Familias Migrantes, que este año llevó a cabo la Tercera Brigada Internacional de Búsqueda Tejiendo Rutas.
El 10 de mayo es una de las fechas más dolorosas para las familias buscadoras. Lo son también la Navidad, el cumpleaños del hijo o hija que no han vuelto a ver, o el aniversario de su desaparición, entre otras fechas en las que el dolor se acrecienta, pero es el Día de las Madres en el que toda su fortaleza se pone a prueba. Por eso eligieron, desde hace 13 años, en el inicio de la crisis de derechos humanos iniciada por Felipe Calderón y que perdura hasta hoy, el 10 de mayo para tomar las calles y llevar a cabo la Marcha de la Dignidad Nacional de Madres Buscando a sus Hijos e Hijas.
No existe un decreto por el que una deje de ser madre o para que un hijo deje de ser hijo. No existe un papel para eso
, dice una madre buscadora centroamericana durante el informe de su reciente búsqueda en estados del norte del país. Hoy marcharán junto a otras mujeres como ellas en un país en el que hay por lo menos 128 mil personas desaparecidas.
Desde la década de los 60, cuando se empezó a hablar de la desaparición forzada en México, han sido mayoritariamente las madres las que han emprendido la dolorosa búsqueda, con los riesgos que ha implicado, pues de 2010 a la fecha 30 madres buscadoras han sido asesinadas y tres desaparecidas. Matar al que busca, parece la consigna criminal. O negarlos, como hace el Estado.
Que las autoridades asuman su responsabilidad, se levanten de sus oficinas y salgan de sus paredes institucionales para conocer la realidad de las familias buscadoras
, exigen las madres. El llamado debería ser escuchado también por una sociedad que no tendría que esperar a tener la tragedia en casa para unirse al reclamo nacional.