Ser hombreestá mal entendido, por lo que muchos caen en el narco para ganar respeto
Investigadoras consideran que en Internet la gente se vuelve violenta, sobre todo en los grupos, y la dinámica de bloquear es un entrenamiento para matar
Miércoles 14 de mayo de 2025, p. 4
La masculinidad es un espectáculo en el que los hombres necesitan demostrar ante los ojos de otros la fuerza y violencia que pueden ejercer para cumplir su rol. Por ello, muchos jóvenes se enlistan en las filas de los maras, pandillas y cárteles para probar su valía ante los demás y ganar respeto
, aseveró la antropóloga Rita Segato.
Durante el conversatorio Pensar en diálogos con Rita Segato, realizado en El Colegio de México, la investigadora Sayak Valencia añadió que las masculinidades están jerarquizadas, y aquellas vinculadas a los sicarios y secuestradores constituyen posturas marginadas que ejercen una violencia explícita al tener un trabajo de muerte
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Valencia explicó que las necromasculinidades están asociadas al ejercicio de violencia de baja y alta intensidad, tanto en feminicidios como en la desaparición forzada de jóvenes varones, regularmente precarios y racializados, para integrarlos al crimen organizado.
Señaló que, a través de la tecnología de la muerte
, se engancha a los jóvenes por medios digitales en los trabajos violentos del narcotráfico y la trata de personas. Si bien mencionó que este tipo de reclutamiento no es novedoso, actualmente está codificado dentro de las redes sociales, donde los emoticones y stickers “encriptan formas de comunicación dirigidas a las juventudes para reclutarlas en los cárteles y otros escuadrones de la muerte, de manera muy rápida”.
Segato mencionó que, en Internet, la gente se vuelve violenta, principalmente en los grupos. Además, la dinámica de bloquear o eliminar al otro es un entrenamiento para matar, porque bloquear al otro es silenciarlo para siempre, es matarlo: no lo vas a escuchar ni vas a reconocer nunca más que existe
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Recordó que prevalece un mandato de masculinidad, entendido como el conjunto de exigencias sociales que recaen sobre un varón y la influencia que tienen sus pares en él para ratificar su condición de hombre. Por ello, señaló, dentro de la masculinidad está la semilla de la obligación: es decir, que de alguna manera titularse hombre es la adquisición de un estatus, de una posición social que para los varones es absolutamente fundamental
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Los varones no están obligados a probar algo
La violencia es expresiva por esa exigencia, afirmó, y cada vez es mayor. Puso por ejemplo los feminicidios en Ciudad Juárez, que representaron un parteaguas en este tipo de asesinatos y un experimento que se extendió al país; el estado de excepción se transformó en permanente
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La necesidad de los hombres de probar algo está presente todo el tiempo, por lo que, precisó, se debe buscar la manera de enseñarles a salir de ese mandato, de esa obligación
que sienten que deben cumplir, para disminuir la violencia.