Pekín. Con más de 82 millones de personas con discapacidad, las autoridades chinas se dieron a la tarea de construir un modelo de atención que no sólo se enfoca en entregar apoyos económicos, sillas de ruedas o lentes, sino que trata de respaldar a quienes tiene un padecimiento que les impide desempeñarse como el grueso de la población, mediante diversas actividades para reconstruir su vida cotidiana e incluso puedan trabajar y ser productivos.

En la capital se encuentra el Centro Modelo de Servicios para Personas con Discapacidad, también conocido como Edificio Hua’ai, un inmueble de más de 20 pisos totalmente acondicionado para recibir y atender a ciudadanos con problemas de movilidad. Fue creado en 2021 y tiene una visión pública, donde los pacientes reciben rehabilitación, capacitación laboral, así como cuidado temporal para niños y adultos. En tres años ya suman 160 mil personas atendidas.

De entre todos los pisos destaca uno donde una empresa especializada ofrece dispositivos que parecieran sacados de películas de ciencia ficción: manos biónicas que se mueven por sensores conectados en el antebrazo contrario, un perro guía robot, una pantalla para videojuegos que sólo detecta el movimiento de los ojos y de la cabeza sin necesidad de utilizar las manos y unos lentes en los que aparecen las transcripciones de lo que el interlocutor dice, incluso traducido al inglés o español.

De acuerdo con la empresa, la primera generación de lentes que apoyan a débiles visuales tiene un costo de 5 mil 999 yuanes, unos 16 mil 150 pesos. Ya están a punto de sacar al mercado la nueva versión de estos aparatos.

Cifras oficiales indican que en 2022 había 82 mil 568 discapacitados en Pekín con algún tipo de dispositivo de asistencia.

Mejores empleos

El centro, a cargo de la Federación de Personas con Discapacidad, se destaca porque todos sus pasillos y elevadores son lo suficientemente amplios para que una persona en silla de ruedas se traslade; hay rampas, pasamanos, guías táctiles, una librería con sistema Braille y hasta un cine, cuyas películas tienen subtítulos con letras grandes para débiles visuales, mientras las personas sordas usan dispositivos con la finalidad de que puedan escuchar.

Hay actividades de cocina para que los discapacitados puedan ser independientes y preparen sus propios alimentos o para ingresar al mercado laboral en algún restaurante o crear su propio negocio.

Hasta el momento, más de 700 personas pertenecientes a este sector han conseguido trabajos flexibles con remuneraciones desde 3 mil 500 yuanes –unos 9 mil 400 pesos mexicanos– y hasta 8 mil –21 mil 500 pesos– en el mejor de los casos.

Algunos también se enfocan en elaborar artesanías o pinturas que venden dentro del propio centro, además de capacitarse en áreas enfocadas para el desarrollo de habilidades musicales, como tocar el piano. Muchas de estas actividades son impartidas por instructores que también padecen alguna discapacidad y que participan de voluntarios.