A la baja de la rentabilidad, se suman las campañas que estigmatizan el alimento

Lunes 30 de junio de 2025, p. 7
El sector azucarero enfrenta momentos preocupantes: una caída de 10 por ciento en el precio por tonelada, una reducción de 35 por ciento en el consumo por persona en los pasados 30 años, mercados no redituables, altas exportaciones de fructosa y campañas de salud que estigmatizan al sector. A esto se suma la disminución en los cultivos y la calidad de los mismos, lo que derivará en una producción de endulzante de 4 millones 800 mil toneladas para este año, afectada por los impactos del cambio climático y las plagas.
Al hacer un análisis del sector, Carlos Blackaller Ayala, presidente de la Unión Nacional de Cañeros de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, comentó en entrevista que se han establecido reuniones –la primera el 23 de mayo– con Julio Berdegué Sacristán, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, junto con otras autoridades de las secretarías de Economía y Hacienda, para abordar estas problemáticas en busca de apoyo y mecanismos de protección para el sector.
Entre las principales preocupaciones, Blackaller señaló que “hay una especie de deflación o contracción de la economía, en la que vemos un mercado del azúcar –y de otros productos del campo– adormilado, como que no reacciona, y estamos en un escenario con precios muy bajos para la sostenibilidad de la cadena productiva de nuestra industria”, aunque existe una oferta adecuada. A pesar de aplicar todos sus mecanismos técnicos para activarlo, comentó: el mercado nacional no responde favorablemente
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Estimó que, en los resultados del ciclo 2024-2025, se obtendrán 740 mil hectáreas de las 800 mil que se solían cultivar, 46 millones de toneladas de caña en comparación con las 50 millones anteriores, y 4 millones 780 mil toneladas de azúcar frente a una media de 5 millones 500 mil. En comparación con la zafra 2023-2024, apuntó que hay una disminución de 25 por ciento, al dejar de percibir unos 10 mil pesos por hectárea, lo que impacta directamente los ingresos en zonas clave como Veracruz, donde se produce 38 por ciento del azúcar y 14 por ciento de la población está vinculada al sector.
Precisó que el precio nacional por tonelada está en el orden de los 18 mil pesos –según el mercado de mayoreo en las centrales de abasto–, cuando debería rondar los 20 mil pesos, es decir, 10 por ciento más. Explicó que esta caída se arrastra desde 2024, debido a las elevadas importaciones de azúcar y a la exportación de fructosa desde Estados Unidos.
Hoy por hoy, aproximadamente 78 por ciento de la producción se consume en el mercado nacional, y no está encontrando condiciones para tener un precio rentable.
Aseguró que los precios de las exportaciones, que representan 22 por ciento de la producción nacional, tampoco son viables, porque estos llegan a reducirse hasta por debajo de la mitad de la tarifa doméstica por cuestiones de dumping. Como parte de este mercado binacional, señaló que hay un desbalance, porque en el actual ciclo azucarero se exportarán 425 mil toneladas de azúcar de cupo autorizadas (sin contratiempos y a ritmo de molienda) y Estados Unidos nos enviará más de un millón 100 mil toneladas de fructosa.
Descenso en el consumo
El líder señaló que el consumo ha disminuido 35 por ciento en los pasados 30 años, pues cayó de 48 a 31 kilos por persona al año. En contraste, el consumo de fructosa, que era nulo antes del Tratado de Libre Comercio de 1994, hoy alcanza entre 14 y 15 kilos per cápita, lo que ha coincidido con el incremento en los índices de enfermedades asociadas.
Blackaller también hizo un llamado a las secretarías de Salud y de Educación para que ajusten sus campañas a favor de una buena alimentación y revisen el etiquetado de grasas, azúcares y sodio en alimentos industrializados, al considerar que no son objetivos, ya que generalizan el consumo del azúcar de caña natural como generador de enfermedades, cuando en realidad la mayoría de los alimentos ultraprocesados están elaborados con edulcorantes y fructosa.
Asimismo, señaló que las cosechas están siendo afectadas por un clima cada vez más variable, con zonas muy secas o muy húmedas. Indicó que también están siendo dañadas por plagas como el fusarium, detectado en Quintana Roo, Campeche, Tabasco, Veracruz y la Huasteca potosina.