Homenaje in memoriam de los dos críticos y escritores en la Cineteca Nacional

Miércoles 27 de agosto de 2025, p. 7
Compañeros de oficio del crítico de cine y escritor Carlos Bonfil se reunieron ayer en la Cineteca Nacional para hablar, en una hora, de quien por décadas expresó su pensar en las vicisitudes del séptimo arte.
En una sala de ese recinto de la colonia Xoco, que fue morada para Bonfil, también evocaron la figura de otro crítico, melómano y escritor que marcó huella en las relaciones públicas de las disqueras y distribuidoras de cine: Xavier Pepe Návar. Ambos, engranes esenciales en la difusión del cine en nuestro país que “van a ser recordados porque nadie hacía lo que ellos”.
Bonfil, traductor, profesor y referencia de la crítica, fue colaborador de La Jornada y coeditor del suplemento Letra S. Su pluma dio visibilidad a temas como la diversidad sexual. Fue jurado y programador en festivales de cine nacionales y del extranjero. Es autor de los libros Águila o sol. Las apariciones de Cantinflas, ¡Hoy grandioso estreno! El cartel cinematográfico en México y Al filo del abismo: Roberto Gavaldón y el melodrama negro. Realizó estudios de literatura francesa en la Sorbona de París y de traducción en Paris Dauphine X; fue profesor de letras francesas en la Universidad Nacional Autónoma de México y después comenzó en el periodismo cultural en La Jornada hasta el final de sus días.
Mientras que Návar se distinguió como crítico cultural y periodista, enfocado en el cine fantástico, de terror y de luchadores, ese cine bizarro. Colaboró en medios como La mosca en la pared, Rolling Stone y El Universal. También fue autor, junto con Raúl Criollo y Rafael Aviña, del libro ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores, considerado fundamental porque es una enciclopedia del cine de luchadores mexicanos elaborada con textos documentados y más de 800 imágenes inéditas, entre fotografías, fotomontajes, ilustraciones y carteles protagonizados por enmascarados.
En la sala 4 del inmueble de Xoco, Bonfil y Návar, fueron evocados por sus cuates al grado de que, alguno de ellos pidió se creara un portal dimensional para traerlos “de vuelta con nosotros”.
Participaron en la charla la productora radiofónica y mandamás del tema del cine en las ondashertzianas Sonia Riquer, y las plumas de esta casa editorial Leonardo García Tsao, Rafael Aviña y Jorge Caballero, expertos del tema y cercanos a los homenajeados.
Su “gran amigo” Rafael Aviña propuso que a este tipo de personajes “se les celebren en vida. Los dos tenían puntos de vista diferentes pero eran de lo mejor en lo que hacían. Pepe era pionero en relaciones públicas. A Carlos lo conocí en 1990. Venimos a acreditarnos a la Muestra y desde ese entonces nos hicimos amigos. Se piensa que Carlos era serio pero era irónico, sus comentarios eran filosos. Tenía la palabra justa. Pepe tenía un humor desbordado...”
Leonardo García Tsao aseveró que lo conoció poco, aunque compartieran espacio en La Jornada. “Me caía bien a distancia. Mi amistad con él se dio por coincidir en festivales. Al final fue una compañía entrañable. Teníamos una especie de telepatía para no coincidir en hablar de la misma película (en estas páginas)”.
En tanto que, dijo García Tsao, “la despedida de Pepe me pegó. Era un personaje como de caricatura, de cómic como las que él admiraba. Espero que, como ese mundo que le gustaba, que regrese con nosotros ,aunque se escuche macabro. Era excéntrico, raro. Absolutamente inolvidable. Coleccionista de discos con rarezas, extraños”.
Además de colaborar con su labor crítica en numerosos rotativos y revistas, Návar fue un apasionado de la música, llegando a ser representante de numerosas bandas. Návar fue el mánager de grupos como Chac Mool y Kerigma, así como del solista Rockdrigo González, considerado una leyenda del rock urbano nacional y quien falleció durante el sismo de 1985.
García Tsao abundó que Návar era un buscador de mercado que iba a los tianguis a buscar películas olvidadas para publicar un libro “que está guardado, y que escribió con Raúl Criollo sobre la pasión sicotrónica de los dos, de todo lo que es chatarra rescatable. Iban a buscar en los tiraderos de videos las peores películas y encontrar en ellas valores rescatables. No me acuerdo cómo se iba a titular, pero también es fundamental, es una publicación que redondea la leyenda de Pepe como un aficionado apasionado del cine que normalmente no veríamos”. Ese libro no tiene fecha de publicación, pero tanto Tsao como Sonia Riquer, Jorge Caballero y Rafael Aviña señalaron que es momento de que Raúl Criollo, con quien estaba haciendo ese proyecto y quien lo acompañó en su libro de luchadores, “empuje” para lograr que vea la luz
Colaborador perfecto
Desde sus años de estudiante, evocó García Tsao, Xavier Návar fue un apasionado del cine, aunque su mirada evolucionó de forma radical. Quienes lo conocieron recuerdan que primero se inclinó hacia el cine europeo. “En la facultad era un estudioso de películas europeas, todo lo que él aborrecía después, en la facultad sí escribía artículos y todo, pero tuvo una transformación como el doctor Jekyll y el señor Hyde, se dedicó en cuerpo y alma al sicotrónico, una pasión avasalladora que le hacía aborrecer todo lo que oliera a Tarkovsky”, narró.
En su turno, Jorge Caballero, expresó que por su lado, Carlos Bonfil “fue el colaborador perfecto. No daba lata. Era la balanza de la crítica. Fueron mis maestros espirituales. Carlos era el más digerible de todos los críticos. Era un ser directo, reservado pero incisivo. Carlos era de los pocos críticos que asistían a las conferencias de prensa destinadas los reporteros para tener un ámbito esférico. El cofundador del suplemento Letra S abrió caminos para temas de la diversidad sexual”.
Pepe a su vez, agregó Caballero, “hacia críticas devastadoras. Un tipo que era capaz de conseguir en Tepito estrenos de cine de serie tipo b antes de que llegaran almainstream. Cosas raras. La última vez que lo vi fue en un Vive Latino porque los festivales le daban vida”.
Los reunidos hablaron de viajes y pasiones, “lo que se leía en sus críticas, atentos al arte, a lo social y a lo cotidiano de sus amigos”.
Jaqueline, hermana de Carlos que asistió al encuentro, dijo que fue un gran hermano, “una guía que me hace falta. Tuve celos de la Cineteca siempre tenía que ver una película... Él sigue aquí”.
Alejandro Brito, iniciador del suplemento Letra S también estuvo presente en el auditorio porque fue roommate de Bonfil por 35 años. El titular del Museo del Estanquillo comentó que Carlos “hacia ritual el ir a la Cineteca caminando desde su casa (no vivía lejos), con su reloj contapasos. Y se fue como vivió: viendo cine”.