Compradores dudan ante la guerra comercial entre Pekín y Washington


Domingo 21 de septiembre de 2025, p. 9
Yiwu. En una fábrica china repleta de bufandas con los colores de las selecciones Irlanda, Tanzania, entre muchas más, su director Shang Yabing lamenta que la incertidumbre en torno a los aranceles estadunidenses frene los pedidos de productos relacionados con el Mundial de futbol de 2026.
A nueve meses del torneo organizado en Estados Unidos, México y Canadá, los fabricantes de gorras, pulseras, banderas o sombreros con el emblema de las selecciones nacionales deberían ir desbordados de pedidos.
Especialmente en Yiwu, en el este de China, uno de los principales centros mundiales de producción al por mayor de pequeños artículos que atrae a compradores de todo el orbe.
Pero los múltiples giros de la guerra comercial entre Pekín y Washington, especialmente la persistente incertidumbre sobre el monto de los aranceles que el presidente Donald Trump decidirá imponer a los productos chinos, hacen dudar a los clientes.
En los pasillos de la fábrica Yiwu Wells Knitting Productlos, los obreros dan los toques finales a una multitud de accesorios deportivos.
“Estamos en este sector desde hace más de 10 años y fabricamos productos derivados de la Copa del Mundo para casi cada torneo”, explica Shang a AFP.
“Este año conseguimos pedidos pequeños. Pero los más importantes, que están en espera, aún no se concretan seguramente debido a los aranceles estadunidenses”, añade.
Un millón de artículos
En la fábrica, los trabajadores utilizan máquinas de coser para fijar flecos en los extremos de las bufandas mientras otros planchan.
China y Estados Unidos prorrogaron su tregua comercial hasta noviembre, evitando así la imposición recíproca de aranceles prohibitivos de tres cifras sobre sus productos.
La empresa donde trabaja Shang aún espera que sus clientes validen los grandes pedidos, que en conjunto representan alrededor de un millón de artículos.
Otros indicios de esta actitud contemplativa se encuentran en la inmensa Ciudad del Comercio Internacional de Yiwu, uno de los grandes mercados mayoristas del mundo.
En los pasillos iluminados con neón, los puestos que ofrecen balones de futbol o banderas tienen poca afluencia en comparación con la habitual presencia de compradores extranjeros.
La memorabilia mundialista es numerosa, desde anteojos de sol con los colores de las banderas de distintos países hasta llaveros de los que cuelgan minibotines.
“En esta época, antes del último Mundial, teníamos un gran flujo de pedidos masivos”, explica Daisy Dai, que vende balones. Pero este año “los clientes dudan”.
Los compradores estadunidenses representaban antes una gran parte de su clientela, pero “desde el inicio de la guerra comercial, algunas grandes marcas dejaron de hacer pedidos por la falta de claridad sobre los aranceles”, explica.
A su lado, Zhu Yanjuan, vendedora de banderas y pequeños productos relacionados con la Copa Mundial, explica que su volumen de pedidos del extranjero se ralentizó.
“Al fin y al cabo, no son productos de primera necesidad”, señala. Aun así permanece optimista: “Las cosas mejorarán poco a poco”.