a historia refleja una ley económica inexorable: la apertura trae prosperidad, y el cierre, decadencia. Aunque la globalización económica enfrenta contracorrientes y resurgen prácticas proteccionistas, la cooperación de beneficio mutuo no puede ser contenida por la desvinculación. La globalización sigue siendo una tendencia irreversible de nuestra era.
Sólo con apertura e inclusión podremos erguirnos en el mundo. Desde la Primera Revolución Industrial hasta la revolución digital, la apertura siempre ha sido el motor de la prosperidad. Según el FMI, por cada aumento del 1% en la participación de las cadenas globales de valor, el PIB per cápita crece un 0.2%. Hoy en día, 15 economías han logrado mantener un crecimiento acelerado durante más de 25 años gracias a su característica universal, la apertura y ganancia compartida. En los últimos años, China ha demostrado con su propio desarrollo el poder de la apertura y está dispuesta a compartir con otros países experiencias de beneficio mutuo: desde el florecimiento conjunto de las diversas zonas piloto de libre comercio, hasta la Feria Internacional de Importación de China (CIIE) que reúne a innumerables empresas; desde el ferrocarril de alta velocidad Yakarta-Bandung que atraviesa montañas, hasta el China Railway Express que entrelaza China y Europa. El filósofo Confucio decía: “Si quieres destacar, ayuda a otros a destacar; si quieres lograr tus metas, ayuda a otros a lograrlas”. Este principio de beneficio mutuo define el pensamiento chino de miles de años. La apertura de China no busca un monólogo ni una esfera de influencia, sino apoyar el desarrollo común y construir un mundo compartido. La práctica ha demostrado: asociarse con China es asociarse con oportunidades, confiar en China es confiar en el mañana, invertir en China es invertir en el futuro.
El aislamiento solo conduce a quedar rezagado en el curso de la historia. En un contexto de lenta recuperación mundial, las políticas proteccionistas frenan aún más el crecimiento global y desafían seriamente el libre comercio. Según el Banco Mundial, si las principales economías impusieran aranceles adicionales del 10%, el crecimiento global caería 0.3%. Actualmente, algunos países se dedican a “construir muros y levantar barreras”, lo que no sólo afecta la circulación de mercancías, sino que también obstaculiza la cooperación tecnológica, reduce el intercambio de talento, eleva los costos de consumo y frena la mejora de la productividad global. Debemos ser conscientes de que la complementariedad entre las ventajas de los países es un requisito objetivo para el desarrollo de las fuerzas productivas. Las relaciones económicas y comerciales no son un juego de suma cero, y las barreras comerciales son actos tan fútiles como intentar detener el viento con las manos. Considerar el desarrollo ajeno y la interdependencia económica como una amenaza no hará más fuerte a ningún país.
Apreciar la belleza de cada uno y compartirla constituye el camino para el desarrollo de China y México. México es, sin duda, el “campeón de libre comercio” en América Latina y un ejemplo de apertura e inclusión en la región. A pesar de los cambios en el panorama global, la cooperación económica y comercial entre China y México avanza con solidez. En los primeros siete meses de este año, el comercio bilateral entre ambos países se mantuvo estable y positivo, con un crecimiento del 10% en las importaciones chinas desde México. Como miembros del Sur Global, China apoya la revitalización industrial de México, alienta a las empresas chinas a participar en el “Plan México” y a explorar el potencial de cooperación en sectores como economía y comercio, ciencia y tecnología, agricultura, turismo y vuelos directos. Al mismo tiempo, China también está dispuesta a abrir sus mercados a más productos mexicanos, utilizar plataformas como la CIIE para ampliar las oportunidades de cooperación y apoyar a las empresas mexicanas que quieran invertir y establecerse en China. Aprovechando sus ventajas complementarias y fortaleciendo la cooperación en la innovación y el desarrollo verde, China y México no sólo lograrán un desarrollo de alta calidad, sino que también contribuirán significativamente al desarrollo sostenible global.
Estamos convencidos de que la apertura impulsa progreso y el cierre conduce al atraso. Sólo eliminando barreras artificiales, facilitando la cooperación mutuamente beneficiosa y liberando la vitalidad del mercado podremos iluminar el camino hacia la prosperidad compartida de todas las naciones.
* Embajador de China en México