n un entorno internacional cada vez más volátil e incierto, con nuevos actores y nuevos paradigmas, es indispensable que México fortalezca su mercado interno y diversifique sus relaciones comerciales en el mundo, especialmente con la Unión Europa, uno de los bloques más importantes para el país, después del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, y del comercio con China.
El Plan México, ya en marcha, es una estrategia de fondo para atender el mercado interno, apuntalar todo lo producido en el país y reducir la dependencia externa, cerrar filas para alcanzar la autosuficiencia en sectores básicos de la economía, apuntalar las cadenas de suministro del aparato productivo para elevar el contenido nacional de cada producto y ganar competitividad frente a otros mercados nacionales y bloques regionales, como lo ha planteado la presidenta Claudia Sheinbaum.
El Plan México tiene como meta alcanzar inversiones por 277 mil millones de dólares en el sexenio, en mil 937 proyectos de inversión ya confirmados para aplicarse en las 32 entidades del país, apoyando a las empresas nacionales para reducir la dependencia de las importaciones provenientes de distintos países y bloques. La estrategia requiere de una inversión anual promedio de alrededor de 891 mil millones de pesos para alcanzar sus objetivos, sumada la inversión pública con la participación privada.
En el ámbito internacional, justo cuando están por iniciar las negociaciones de México con sus principales socios comerciales, los de América del Norte, es preciso abrir el abanico y mirar a los cuatro puntos cardinales para fortalecer los otros acuerdos comerciales ya firmados e inaugurar otros, y tener más destinos de exportación para los bienes, insumos y servicios producidos en México, y también más fuentes de suministro e importación.
Vale la pena detenerse y evaluar lo que significa la Unión Europea, un mercado de 450 millones de consumidores, para la economía mexicana. De entrada hay que decir que nuestro país suscribió un acuerdo de libre comercio con ese bloque de 27 países desde el año 2000, un pacto conocido originalmente como Tlcuem, pero es un instrumento que se encuentra en proceso de modernización, con negociaciones que concluirán este 2025, se proyecta firmarlo en febrero de 2026, bajo el nombre de Acuerdo Global Modernizado. Este nuevo documento remplazará al original, buscando fortalecer y ampliar las relaciones comerciales y de inversión entre ambas partes.
Para tener una idea más clara del significado de esta relación comercial, en 2024 el comercio total entre México y la UE superó 88 mil millones de euros. Lo más importantes es que el comercio bilateral ha crecido constantemente desde su creación, hace 25 años: se ha multiplicado por cuatro. La inversión extranjera directa también se incrementó significativamente, en beneficio de ambas partes.
Para decirlo más puntualmente, la Unión Europea es el segundo mercado de exportación de nuestro país, con más de 31 mil millones de dólares en productos mexicanos exportados en 2024. También es el segundo inversionista extranjero en el país, con más de 226 mil millones de dólares acumulados desde el año 2000. Las empresas europeas generan casi 6 millones de empleos directos e indirectos en México.
Ese comercio bilateral, la inversión recíproca y la generación de empleos deben incrementarse más con los nuevos términos en que el acuerdo comercial se firmará el año próximo, pues eliminarán aún más las restricciones en el comercio y en la inversión extranjera directa.
El Acuerdo Global Modernizado, según sus cláusulas y espíritu de apertura, eliminará aranceles, abrirá mayores oportunidades de exportación e impulsará las inversiones, para generar más empleos estables y formales y alcanzar un mayor crecimiento económico, competitividad y desarrollo sostenible tanto en México como en la UE. Al mismo tiempo, reforzará la cooperación bilateral, promoverá valores comunes e impulsará desafíos globales, como la lucha contra el cambio climático y la modernización del sistema comercial mundial basado en reglas equitativas y claras. También, el compromiso compartido con la paz, los derechos humanos, la igualdad de género y el multilateralismo.
El Acuerdo, como expresó Francisco André, embajador de la Unión Europea en México, incluirá disposiciones para la protección de la inversión, con el fin de atraer y fomentar la inversión europea en México en sectores clave de la economía mexicana. También incentivará la participación de las Pymes y promoverá la transparencia. Los trabajadores, tanto en México como en la UE, se beneficiarán de normas obligatorias que garantizan el respeto al medio ambiente y a los derechos laborales.
En suma, es tiempo de apuntalar la planta productiva nacional y fortalecer el mercado interno, con estrategias como el Plan México; es hora también de diversificar las relaciones comerciales con el mundo, con mercados como la Unión Europea y nuestros hermanos latinoamericanos, con el fin de robustecer la soberanía nacional, atender las necesidades internas de crecimiento y empleo, mirando por los que menos tienen y consolidar la presencia de México en la comunidad de naciones.












