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Montaje invita a cuestionar cómo percibimos y reaccionamos ante la violencia en Gaza
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Vórtices tiene hoy su última función en la sala Julián Carrillo de Radio UNAM a las 20 horas con cooperación voluntaria.Foto cortesía de Mariana Carrasco Calderón
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de octubre de 2025, p. 2

Voces, cuerpos y memorias se entrelazan en Vórtices: A partir de Gaza, ¿cómo habitar la tierra?, una propuesta escénica que confronta las violencias coloniales y estructurales que persisten en la actualidad, con el fin de hacer un llamado a la reflexión y la resistencia.

Entre diálogos, monólogos y sonoridades, el montaje se sitúa en un territorio liminal donde la ficción y la realidad se confunden, invitando al público a reconocer la manera en la que el racismo, la supremacía blanca y la violencia sistémica se han normalizado bajo el disfraz del progreso.

Su última función es hoy a las 20 horas, en la sala Julián Carrillo de Radio UNAM (Adolfo Prieto 133, colonia Del Valle), tras realizar temporada de un mes. La entrada es libre con cooperación voluntaria.

Este proyecto nació como una creación colaborativa entre la dramaturga y directora escénica chileno-palestina Ana María Harcha Cortés y las actrices María Alatorre, María E. Sandoval y Nina Heredia, resultado del noveno Ciclo de Creadoras Escénicas el año pasado.

El propósito fue analizar y discutir el alto grado de violencia que vivimos en estos tiempos y reparar que, en realidad, es “una violencia histórica”, debido a que existe desde hace ya mucho tiempo, explica María Alatorre.

“Es una guerra ancestral, pero justo ahora hemos advertido que esa violencia está extendiéndose con la supremacía (blanca) y la ambición desmedida de querer conquistar y colonizar a los pueblos para apropiarse de la tierra”, subraya la actriz en entrevista.

“Proponemos que la audiencia reflexione acerca de cómo estamos viviendo esta realidad tan violenta, que además es televisada y se puede ver en tiempo real en nuestros teléfonos celulares, y lo que hacemos ante esta situación: si nos estamos acostumbrando o insensibilizando”.

El punto de partida de esta propuesta escénica es el genocidio en la franja de Gaza; sin embargo, al tratarse de un panorama aterrador que se extiende de manera simultánea a otras partes del planeta, se hace hincapié en cómo eso se vive en y desde México.

“Se trata de recapacitar en que no estamos exentos en México, que aquí también pueden ocurrir ese tipo de violencias ”, subraya la intérprete.

Con duración de 55 minutos, esta puesta se vale de un lenguaje interdisciplinario que “combina el teatro, la palabra y el sonido como dispositivos para abrir una conversación y memoria colectiva”.

Voces, cuerpos y memorias

María Sandoval, otra de sus creadoras e intérpretes, aclara que no es una obra lineal, con una historia contada en un sentido aristotélico, sino que reúne voces, cuerpos y memorias.

“De esa manera interrogamos esas violencias coloniales y estructurales en diferentes contextos”, detalla. “Buscamos una experiencia sensible en el espectador que cuestione cómo el racismo, el clasismo y todo esta violencia normalizada nos está invadiendo día tras día a través de las redes sociales, los teléfonos celulares y lo que vivimos también cotidianamente”.

Uno de los aspectos esenciales de esta propuesta es que coloca el cuerpo, y todas las relaciones que se establecen con lo vivo y lo aparentemente muerto, “como un espacio de resistencia y también de imaginación para proponer cómo sostener la memoria colectiva y el día a día de la vida que tenemos desde aquí y allá, en Gaza.

“Sabemos que Palestina en este momento se vuelve un paradigma porque hay muchas Palestinas en el mundo.”

María Alatorre agrega que otra de las particularidades de la puesta es que no se representa a personajes, sino que las actrices son voceras de testimonios. “Prestamos nuestra persona para dar espacio a voces que están en diferentes geografías y nos hablan de forma directa de las atrocidades que ocurren en su territorio”.

Ambas histrionas destacan la importancia de que la directora de esta propuesta sea de origen palestino. “Fue esencial para desatar todo este material y el discurso que estamos haciendo”.

Y finalizan: “es importante aclarar que no es una obra panfletaria y que no todo es tan denso ni crudo, sino que también hay espacio para la ironía, el sarcasmo y hasta la esperanza. Lo que buscamos es generar una experiencia en el espectador para sacarlo del lugar donde normalmente vive, en medio de esa violencia a la que ya nos hemos acostumbrado”.

El equipo de Vórtices está conformado, además de las ya mencionadas, por Jessica Trejo en la realización sonora y Cristian Josafat en el diseño multimedia.