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Tu colonia

En ese terreno fértil hay gran variedad de árboles

En una gran área bañada por tres ríos se erigió hace 75 años la Florida

Al ser una zona de alta plusvalía, ha resistido el embate inmobiliario

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▲ La Florida fue fraccionada hacia 1950, al mismo tiempo que la Guadalupe Inn, en los antiguos terrenos de la Hacienda de Guadalupe. Predio de Margaritas 177, tomada en 1988; la construcción de la casona se remonta a 1960.Foto Museo Archivo de la grafía, redes sociales y Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de noviembre de 2025, p. 25

Desde hace más de tres décadas, la colonia Florida, en la alcaldía Álvaro Obregón, fue clasificada zona especial de desarrollo controlado, figura que actualmente corresponde al Programa Parcial de Desarrollo Urbano y que le ha permitido preservar su carácter residencial, proteger el patrimonio arbóreo y hacer frente al amago de los desarrolladores inmobiliarios.

Está rodeada por lo que alguna vez fueron los cauces de los ríos San Ángel, Churubusco y Magdalena, lo que explica la fertilidad del suelo que aún conserva, afirma Emilio Carrera, vecino con más de 50 años de residir ahí.

Explica que por eso aún cuentan con ejemplares de gran tamaño, entre ellos ahuehuetes, cedros, fresnos y ocotes. En eso coincidió Xenia Sotelo, habitante y representante de la Asociación de Residentes de la colonia Florida, quien recordó que décadas atrás es parte de la ciudad era aún más arbolada y que muchos de estos ejemplares están catalogados por la Universidad Nacional Autónoma de México.

El sitio comenzó a poblarse después de la construcción de uno de sus inmuebles más emblemáticos: el Club France, fundado en 1928 por Charles Tardan, entonces presidente de la Unión Francesa, inmueble erigido en un terreno de 32 mil metros cuadrados donde antes se ubicaba la alberca Esther, en la calle Francia, que impulsó la llegada de nuevos residentes “porque se empezaron a vender lotes grandes para granjas y cultivo de flores”, dice Sotelo.

Fue fraccionado en la década de 1950, de manera paralela a la colonia Guadalupe Inn, en los antiguos terrenos que pertenecieron a la Hacienda de Guadalupe y colinda con el pueblo originario de Axotla –nombre que significa “lugar de ajolotes”–, una zona de tradición agrícola cuyas raíces se remontan a las épocas prehispánica y colonial con la cual la Florida mantiene un estrecho vínculo.

Carrera recuerda que cuando era niño y acudía a la escuela Cedros, llegó a ver en al menos una ocasión a aquel anfibio. En esos años acababan de entubar el antiguo río San Ángel –donde se sitúa actualmente la avenida Vito Alessio Robles, antes llamada Cedros–, por lo que aún era posible percibir los vestigios del afluente. “Hay vecinos que cuentan que todavía alcanzaron a ver correr el río”, relata.

En su mayoría, las casas adoptaron el estilo californiano, influido por la arquitectura estadunidense y caracterizado por sus amplios espacios y jardines. Ese concepto estético marcó la transición de un entorno rural hacia la consolidación de un área residencial.

Algunos hechos relevantes

Xenia, quien vive en esa misma calle, recuerda varios acontecimientos que reflejan la vida de la colonia: en su vivienda, integrantes del clero emitieron su voto por primera vez y, además, ahí se realizaron reuniones cuando Layda Sansores fue candidata a la alcaldía, por citar un par de ejemplos.

Describe a la colonia como un lugar “un poco cosmopolita”, partícipe de distintos cambios políticos, tranquilo y respetuoso de diversas ideologías; afirma que entre sus vecinos se encuentran personajes como el cardenal Norberto Rivera, además de empresarios y comerciantes que en su momento instalaron pequeñas empresas en sus propios domicilios. Sin embargo, muchas cerraron o fueron vendidas cuando sus propietarios ya no pudieron asumir los costos por el incremento en la plusvalía de la zona, donde han convivido todas las religiones y recientemente llegaron familias iraquíes.

Otra característica de la localidad que demuestra su naturaleza y entorno geográfico, es que las vialidades llevan el nombre de frutos y flores: Camelia, Manzano, Margaritas, Moras, Naranjo, Olivo, Pino y Hortensia; de montañas como Ajusco e Iztaccíhuatl y está delimitada al norte con Barranca del Muerto y avenida Río Mixcoac; al este, Manzano, Iztaccíhuatl, Moras, Minerva y avenida Universidad; al sur, Vito Alessio Robles y al oeste avenida Insurgentes.

Puntos tradicionales de convivencia vecinal, como el Club France, aún funcionan de entornos sociales y culturales, al igual que el restaurante libanés La Gruta del Ehden, con una antigüedad de más de cinco décadas.

El lugar alberga también diversos planteles educativos privados –entre ellos la universidad La Salle y el instituto Miguel Ángel–, edificados en algunos casos en terrenos donde antes existieron conventos, y debido a la inseguridad que se vivió en la zona hace años, algunos espacios públicos tienen acceso controlado, como el parque de Hortensia, al igual que varias calles angostas empedradas que antes funcionaban de atajos para los delincuentes.

El territorio ha enfrentado amenazas constantes de los intereses inmobiliarios. Un ejemplo es la propiedad ubicada en Camelia 319, donde se construyeron estacionamientos subterráneos en una parte destinada a ser área libre. Por ello, los vecinos se mantienen atentos ante este tipo de intervenciones.