Sección de Cultura


Ahora estudio una materia que denomino macrotimbre: Julio Estrada

Para avanzar en música no basta la memoria; hay que liberar la imaginación

En abril presentará disco compacto grabado en Europa por el Cuarteto Arditti y Scodanibbio


Pablo Espinosa/ I En los últimos veinte años reflexiona Julio Estradase ha registrado un cambio importante en el panorama de la composición musical en el planeta, ``que está siendo definitivo en las consecuencias de un posmodernismo que todos hemos asumido''.

De este posmodernismo composicional, distingue Estrada, ``hay una parte que tendría un contenido bastante conformista de algo cínico como decir: dejemos que todas las cosas queden como fueron y ejercitemos nuestra memoria y nuestro placer en visitar la historia y los lenguajes que otros han creado. De alguna manera, la composición desde esa óptica sería similar al hábito de un mendigo que está hecho de pequeños surcidos por aquí y por allá producto de la añadidura de segmentos y de trozos o de ideas fragmentarias de lenguajes o aportaciones de autores o de teorías o de sistemas''.Una segunda óptica, ``y es en la que yo me coloco para entender ese posmodernismo, es la de seguir avanzando en las ideas musicales no como un ejercicio de la memoria sino como un proyecto de una nueva percepción de la música. Yo no creo que el arte progrese, que el arte avance, a excepción de la poesía donde no hay avance de ese tipo, pero en artes como la música que están relacionadas con instrumentos y con realidades físicas sí es necesario ese avance, y no creo que se pueda avanzar si no entendemos el impacto que tienen las ideas y los instrumentos o los recursos materiales sobre la percepción. Y es ahí donde requerimos investigar, buscar soluciones y dar interpretaciones nuevas al conocimiento que ya se tiene para entender si éste es suficiente o requerimos aún excavar en más direcciones''.


``No me proponía jamás ser un teórico de la música, pero como buen rebelde no acepté nunca las teorías que imponía un sistema y que eran poca teoría, eran más bien dogma, una ortodoxia innecesaria, inútil para la imaginación'' Foto: Víctor Mendiola

El posmodernismo, sopesa el compositor, ``pareciera ser hace 20 años un jardín en el que quedaron abiertos muchos pozos, muchos huecos y en donde algunas plantas sobrevivieron, y sin embargo no se ha seguido cultivando el desarrollo de nuevas áreas, de nuevas plantas. Esta necesidad es para mí un objetivo vital. No creo que se puedan ofrecer nuevos recursos para aquel posmodernismo cínico si no hay quienes intenten desarrollar nuevas ideas en música. Es desde ahí donde considero podemos juzgar las dos vertientes que prevalecen actualmente en composición musical.

"[Theodor W.] Adorno mencionaba reacción y progreso. Yo lo pondría también en esos mismos términos, pero sí diría que o se inventa desde la memoria o se inventa en dirección del tiempo. Esa invención en dirección del tiempo implica muchos más riesgos porque nada está solucionado, porque se visita un espacio en el cual las relaciones entre los objetos todavía no están resueltas y tenemos que experimentarlas por cuenta propia; y esa visitación implica una aventura, tropiezos, hallazgos, y me parece mucho más cercana al oficio del creador que a la que entiendo es el típico compositor producto de los conservatorios, que es más un confeccionador, un decorador que se sirve del conocimiento ya estructurado para ensamblar cosas''.

Estas dos ideas: el ensamblaje y la composición en un sentido propositivo de apertura de los espacios, ``son para mí las dos ramas de la creación musical en nuestros días. Yo me identifico desde luego con aquella que adopta la búsqueda y que desde ésta intenta incorporar a la imaginación en una empresa de creación que va de un lado al otro, que va del objeto utilizado a la imaginación. Esta conjugación permanente entre lo objetual y lo imaginario es esencial en composición y me parece mucho más básica que la articulación de objetos que quedan en nuestra memoria y su ensamblaje. Esto es tan opcional como el carácter de cualquiera, en la vida misma''.

Julio Estrada, alumno de Julián Orbón en México; en Europa de Nadia Boulanger, Olivier Messiaen, Jean-Etienne Marie, Iannis Xenakis, Karlheinz Stockhausen y Gyorgy Ligeti, es uno de los personajes trascendentes en el quehacer musical de nuestro país.

Luego de cinco años en Europa, donde obtuvo un doctorado en Musicología y Composición (Universidad de Estrasburgo) y de un ``retiro voluntario'', Julio Estrada se reincorpora al medio musical mexicano. En abril presentará un disco compacto grabado en Europa por el Cuarteto Arditti, que es el máximo agrupamiento de su tipo en Europa, y por Stefano Scodanibbio, otro de los protagonistas de la vigencia musical en el mundo. Se trata de un disco por completo dedicado a la obra de Julio Estrada, lo cual es una distinción poco usual para un autor mexicano.

Mientras el disco llega a México, Julio Estrada imparte un Seminario de Teoría de la Composición, en la Escuela Nacional de Música.

Acerca de su retorno a la actividad musical en México, sus trabajos en Europa y una reflexión precisamente acerca de la composición musical contemporánea, incluyendo la de él mismo desde luego, versa esta entrevista.

El doctorado que cursó Estrada entre 1991 y 1995 en la Universidad de Estrasburgo ``fue un trabajo fundamental porque consistió en obtener la síntesis escrita de todo el pensamiento que en términos de la teoría, filosofía de la teoría, psicología de la música, análisis musical y técnicas de la composición, venía yo desarrollando a lo largo de los últimos 25 años.``No me proponía jamás ser un teórico de la música, pero como buen rebelde no acepté nunca las teorías que imponía un sistema y que eran poca teoría, eran más bien dogma, una ortodoxia innecesaria, inútil para la imaginación. A base de preguntas e indagar posibles respuestas terminé siendo un teórico. Nada más lejano de mi carácter''.

Lo que motivó todo aquel trabajo de investigación teórica fue ``el intento de resolver los problemas que tiene la imaginación, aquello que la escritura musical que es trasmitida por las instituciones académicas no me permitía resolver. Esa interrogante fundamental es para mí el origen del ser teórico y si hoy me dedico a dar cursos sobre esto, el punto de partida es el encontrar un puente que relacione la imaginación con la elaboración teórica anteriores al conocimiento de un sistema o un estilo en composición''.

El resultado de esta investigación, la tesis doctoral de Julio Estrada, comprende unas dos mil cuartillas, que en dos volúmenes publicará el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, donde el autor es investigador.

En Francia, Alemania y España, Julio Estrada impartió cursos durante los últimos cinco años acerca ``del desarrollo que he ido realizando en estos terrenos de investigación teórica y sobre las metodologías que he desarrollado en composición. Una parte que ha sido objeto de mi interés es el estudio de una nueva materia que denomino macrotimbre''...


Gabriel Pareyón
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