La Jornada 30 de abril de 1996

Murió Jaime García Terrés, escritor e incansable promotor de la cultura

Este lunes a las siete de la mañana falleció el escritor y poeta Jaime García Terrés. Nacido en la ciudad de México el 15 de mayo de 1924, García Terrés había declarado hace un par de meses en entrevista ``realmente es un mito eso de que uno vive la vida, la vida lo vive a uno''. Su vida incluyó el trabajo en la promoción editorial, la traducción, la poesía, el servicio exterior. Su cuerpo se vela en la agencia de Félix Cuevas.

En aquella entrevista, que formó parte de un suplemento que le dedicara La Jornada Semanal, García Terrés declaraba a sus interlocutores, Francisco Cervantes y Rafael Vargas: ``Creo que la poesía es algo sobrenatural, absoluto, indispensable. La poesía es instrumento de conocimiento, fuente de placer, puerta a lo maravilloso. Al paso de los años es una de las pocas cosas que uno conserva''.


A las puertas de la capilla, el presidente Ernesto
Zedillo en compañía de Carlos Payán Velver, director
de
La Jornada Miguel Limón Rojas, titular de la SEP,
y Rafael Tovar y de Teresa, presidente del CNCA.
Foto: Presidencia

En ocasión de sus 70 años, García Terrés dijo al reportero Pablo Espinosa: "Qué es poesía? Pues algo que da sentido, algo que da nombre a lo que no lo tiene. Creo que todos los sentidos admiten un cultivo. Y bueno, la poesía sería un cultivo del lenguaje? pues no, a veces hasta precede el lenguaje. No hay pueblos sin poesía como no hay pueblos sin canto. Así que cómo no va a ser la poesía algo primario?".

García Terrés se tituló en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. Posteriormente realizó estudios de estética en la Universidad de París y filosofía medieval en el Colegio de Francia. En 1960, con motivo de su matrimonio, realizó un viaje a Grecia del cual se derivó su interés por la poesía neohelénica.

En 1941, cuando tenía apenas 17 años, con el apoyo de Alfonso Reyes publicó su libro Panorama de la crítica literaria en México. Reyes había hecho votos, en la dedicatoria de su Visión de Anáhuac, para que el joven no se sintiera defraudado entre las leyes y las letras.

Una selección de su obra poética está contenida en Las manchas del sol (1988), cuyas ediciones en España y México constituyen con El teatro de España y México constituyen con El teatro de los acontecimientos sus últimas obras publicadas. En la selección se reúne desde su primer libro de poemas Las provincias del aire (1956), hasta Parte de vida (1987).

Primero escribí prosa, contó el escritor a Cervantes y Vargas, ``todo lo que hacía era en prosa, tenía hasta una novela que comencé a escribir a los 11 años y ya no pude continuar, porque en el primer capítulo morían todos los protagonistas''.

Y sobre la escritura le diría a Espinosa: ``Hay una frase de Nietszche que me gustó desde que la conocí, y luego la revisitaba con Borges: el hombre maduro es aquel que toma la vida en serio, como los niños toman sus juegos. Y eso se ve en la perduración de la infancia en el sentido de la honestidad, de cierta pureza, no como dice por ahí la tradición pseudorreligiosa de que hay que ser como niños en la malicia''.

El crítico y poeta César Molina, escribió en el suplemento de La Jornada Semanal: ``La poesía de Jaime García Terrés asume el mundo personal, y el tiempo histórico que también es el literario, el de la ficción... Es decir, la poesía es un todo, no sólo un lenguaje, sino también una manera de reinterpretar, recrear o construir la historia, con sus propias fuentes o con otras. La poesía de García Terrés no es oscura, pero sí extremadamente refinada y culturalista. Es una poesía que no podía crecer sin poesía, sin literatura, sin historia, sin conocimiento, sin sabiduría, pero tampoco sin sentimientos''. Los libros de poesía que publicó García Terrés son: El hermano menor (1953), Correo nocturno (1954), Las provincias del aire (1956), La fuente oscura (1961), Los reinos combatientes (1962), Carne de Dios (1964), Todo lo más por decir (1971), Honores a Francisco Terrazas (1979) y Corre la voz (1980).

Traductor

Su trabajo de traducción inició en ocasión de un programa que hacía Radio Universidad, contó en la entrevista: ``traduje por primera vez un poema El vals, de Byron. A pesar de lo elemental de aquella versión apresurada, me dí cuenta desde entonces que no se traduce sólo por aprovechar el conocimiento de lenguas extranjeras, sino sobre todo por placer, para uno mismo. Como se escribe un poema propio. Uno siente el poema ajeno, se palpa su estuctura más íntima''. Es autor de la traducción de Tres poemas escondidos de Giorgios Seferis (1968), así como de la antología Cien imágenes del mar con poemas desde Homero a Paz. Incluye poetas griegos, franceses, portugueses: Seferis, López Velarde, Baudelaire, Pessoa. Además de ser quien los seleccionara tradujo alrededor de 70.

Dijo, en mayo de 1994, a Espinosa: ``Es un libro por el que tengo mucho cariño, porque lo hice sin que nadie me lo pidiera. Un libro muy espontáneo. Tengo ahí un poema donde digo que vivo siempre en un agujero y salgo de pronto al mar, porque es cierto, a mí me hace falta el mar; eso no quiere decir que no esté condenado a la tierra, pero del mar salimos todos, de ahí sale la vida. Cuando Stephen Dedalus, en Ulysses le pregunta a John Bloom qué te parece el mar? éste le contesta: es una gran madre gris''.

De su trabajo en traducción, Esperanza López Parada opinó: ``aunque no riguroso en el sentido de económico o recatado, García Terrés jamás ha ejercido de traductor raquítico. Ha habido siempre un vuelo amplio, un gesto señorial y abarcador en su forma de administrar los bienes comunes de la lengua''. Si al buen traductor continúa López Parada ``se le exige tanto talento o el mismo de lo que va a traducir... García Terrés hace gala de una abundancia de ingenio: es más ingenioso que el poeta del isabelino, John Donne. Incurre así en un pecado de soberbia y habilidad, pero salva un verso, desoído y maltratado por el mismo Elliot''.

Gestor cultural

García Terrés quien en el momento de su muerte era director de la Biblioteca de México entre mayo de 1949 y agosto de 1952, se desempeñó como consejero, subdirector y director interino del Departamento Editorial del Instituto Nacional de Bellas Artes. Fue director de la revista México en el arte de 1948 a 1953. También consejero del Instituto Internacional de Teatro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (1948-49).

En la UNAM fue presidente de la Comisión Editorial (1953-55), director general de Difusión Cultural (1953-65) y director de la Revista de la Universidad de México (1953-1965). En 1961 fue codirector del suplemento México en la Cultura del periódico Novedades. También, colaborador del periódico Excélsior; de la sección Sábado de unomásuno, así como de la revista Vuelta, entre diversas publicaciones mexicanas y extranjeras.

Tuvo a su cargo la embajada de México en Grecia entre 1965 y 1968. A su trabajo en el FCE, lo precedió el cargo de director de biblioteca y archivos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (1967-1971). En 1982 fue nombrado director del FCE. En la casa editora fue además director, desde 1971, de La Gaceta.

Integrante de El Colegio Nacional desde 1975, García Terrés publicó también: Sobre la responsabilidad del escritor (1949), Diario de un escritor en La Habana (1959), La feria de los días (artículos recopilados desde 1961), Grecia 60: Poesía y Verdad (1962), Los infiernos del pensamiento (1966), Ideología y sicoanálisis (1967), Reloj de Atenas (1977) y Poesía y alquimia: los tres reinos de Gilberto Owen (1980), Letanías profanas (1980). (Renato Ravelo)