VENEZUELA: NUEVO RUMBO Y MUCHAS INCOGNITAS
Con el triunfo aplastante del "sí" en el referéndum que se realizó ayer en Venezuela para someter a consideración de la ciudadanía la nueva Constitución elaborada en apenas cuatro meses, el presidente Hugo Chávez se consolidó en el cargo y logró legitimar su proyecto de gobierno. La Carta Magna de la República Bolivariana de Venezuela, como desde ahora se llamará el país, fue aprobada por tres cuartas partes de quienes acudieron a las urnas. Cabe destacar que más de la mitad del electorado se abstuvo de votar, razón atribuida, sólo en parte, a la fuerte e inesperada lluvia que cayó sobre el territorio y que afectó principalmente a las zonas rurales.
La nueva Carta Magna es rechazada por la Iglesia católica y por la mayoría de los empresarios venezolanos, quienes temen el regreso al estatismo y la instauración de un régimen autoritario. También causa desconfianza entre organizaciones civiles de defensa de los derechos humanos, a quienes preocupa la suspensión de garantías por la mayor participación que tendrán los militares en la vida civil. Pero, para 80 por ciento de la población afectada por la pobreza representa una esperanza de bienestar. El cuestionado proyecto nacionalista popular de Chávez otorga mayor control al Estado en el manejo de una economía mixta y establece la propiedad estatal del petróleo. Favorece igualmente el desarrollo del mercado interno al colocar como prioridad la autosuficiencia alimentaria. Además, aunque no rechaza la inversión extranjera ni desalienta la participación de la iniciativa privada, a todas luces va a contracorriente de las políticas económicas vigentes en los países de la región y en gran parte del mundo. La posibilidad de que la experiencia chavista pueda tener éxito y poner en entredicho la ortodoxia con la que se ha difundido la teoría del libre mercado provoca, por consiguiente, intranquilidad entre sus vecinos.
En el aspecto político, la "revolución pacífica" de Chávez ha llamado la atención por el lenguaje populista y agresivo contra la oposición --los partidos tradicionales fueron aniquilados por el triunfo abrumador de Chávez en la elección presidencial--, por la dureza de la crítica y por el importante respaldo ciudadano con el que cuenta. Pero nadie olvida que el hoy presidente venezolano fue el protagonista de una intentona golpista que puso en riesgo la democracia en su país. Por ello, las nuevas disposiciones constitucionales que se refieren a la desaparición del sistema bicameral y la creación, en su lugar, de una Asamblea Nacional, a la sustitución de la Suprema Corte de Justicia por un nuevo Tribunal Federal, así como a la relección presidencial inmediata hasta por 12 años son elementos que, si bien pudieran entrañar mejorías para la administración pública, alertan sobre la posibilidad de que una excesiva centralización del poder derive en una especie de "dictablanda" y revierta los escasos avances democráticos del país.
De todos modos, el resultado del referéndum de hoy, aun con el elevado abstencionismo, consolida el proyecto "bolivariano" de Hugo Chávez a pesar de las dudas y de los cuestionamientos que pueda haber sobre sus verdaderos efectos. Por lo que, ante las evidencias, lo que resta es concederle el derecho de la duda al controvertido mandatario venezolano.
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