AGRO: SIGNOS DE ALERTA
Agricultores de cinco estados del país, agrupados en El Barzón Unión Nacional y la Unión Campesina Democrática, y que realizan diversas protestas en esta capital, señalaron ayer a la Secretaría de Comercio como "el enemigo número uno" del sector porque autoriza importaciones de granos básicos al mismo tiempo que se lleva a cabo la cosecha nacional y porque no apoya la comercialización de la producción de frijol y maíz mexicanos. Los productores de frijol respaldaron su denuncia con cifras: en el actual sexenio, promotor a ultranza del libre comercio, las importaciones ųprincipalmente, las de origen estadunidense-- de esa leguminosa crecieron 688 por ciento, mientras las exportaciones cayeron 94.3 por ciento.
La protesta referida se suma a la del miércoles pasado, también ante Secofi, por cafeticultores que demandaron subsidios urgentes para la producción del aromático, afectada por los bajos precios internacionales del café y la falta de apoyo gubernamental.
La confluencia de las demandas de los productores da cuenta de la dramática situación por la que atraviesa el sector agrícola, como resultado del abandono gubernamental desde principios de la década pasada, de las políticas nocivas al campo aplicadas en las últimas dos décadas --cuyo emblema son las reformas del salinismo al artículo 27 constitucional-- y la apertura comercial indiscriminada y brutal, iniciada con la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, e intensificada durante el actual gobierno.
Los recientes acuerdos de libre comercio alcanzados con la Unión Europea e Israel --el primero, aprobado ya en comisiones por el Senado--, lejos de responder a los reclamos de los productores agrícolas y de prefigurar estrategias de solución para la profunda crisis del campo, lo dejan aún más desprotegido y lo colocan en franca desventaja frente a sus competidores, los agricultores europeos e israelíes, quienes están fuertemente respaldados por subsidios que responden a políticas proteccionistas defendidas a toda costa por los mismos gobiernos que promueven la eliminación de aranceles más allá de sus fronteras.
De continuar el rumbo de la actual política agraria asistiremos a la agudización de la miseria, caldo de cultivo de estallidos sociales que podrían ir hasta el surgimiento de más movimientos armados de origen campesino. Hoy más que nunca, las autoridades deben escuchar las voces de protesta para evitar un mayor deterioro de las condiciones de vida de millones de mexicanos que viven del agro.
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