JERARQUIZAR LA EDUCACION
Los maestros, como los médicos, deben actualizarse profesionalmente todos los días para mejorar su metodología, su preparación didáctica, adquirir y transmitir nuevos conocimientos, entender y resolver los múltiples problemas que en cada alumno engendran las presiones de la vida cotidiana. Los maestros rurales, en particular, ejercen prácticamente un apostolado, ya que deben suplir con su esfuerzo las carencias materiales y culturales del medio en que actúan y deben, incluso, no sólo financiar sus propios traslados sino a veces ayudar a sus alumnos y sus familias cuyo desamparo muy a menudo clama al cielo. ƑCómo pueden hacer su trabajo, comprar libros, leer diversos periódicos y revistas especializadas, con sueldos de hambre que apenas alcanzan para una sobrevivencia en la estrechez? ƑCómo pueden preparar adecuadamente a los ciudadanos del futuro si ellos mismos apenas si consiguen llegar a fin de mes sin endeudarse más o tener que realizar diversos trabajos? ƑCuál puede ser la calidad de sus servicios y la de los alumnos a los que, pese a todo, forman en medio de mil dificultades? Resulta por lo tanto un ejemplo de humor negro la pretensión de descargar la responsabilidad de la atención a las reivindicaciones magisteriales tan sólo en los gobiernos de los distintos estados de la República, apelando a un federalismo que en otros campos no se practica y presentando como democrática una descentralización de las responsabilidades sociales que corresponden al Estado central. En efecto, la formación de sus ciudadanos ųesencial desde el punto de vista económico y de la productividad y fundamental desde el punto de vista político y de la democraciaų, debe ser tarea tanto del gobierno nacional, como de los estatales, pues el primero es el que debe cumplir con sus compromisos internacionales, como los que figuran en la Carta de las Naciones Unidas, asegurando el derecho a la educación, a la salud y a la vivienda. Si los gobiernos estatales no cuentan con los fondos suficientes para asegurar esos derechos mínimos, el Estado debe colaborar con ellos y hasta suplirlos, como en los casos de desastres, porque Ƒcuál desastre es peor que el analfabetismo o el semianalfabetismo que anulan las perspectivas de una vida plena y digna a millones de jóvenes de ambos sexos? No es del todo válido plantear que el problema de los maestros oaxaqueños, cuyas reivindicaciones son legítimas y hasta moderadas, debe ser resuelto sólo en Oaxaca o el de los michoacanos exclusivamente en Morelia, con los presupuestos locales totalmente mermados por los efectos de una política neoliberal de alcance nacional y mundial. Si toda la banca recibió una más que generosa ayuda del gobierno federal, no es lógico ni ético negar a la enseñanza y a los enseñantes, cuya actividad es prioritaria para el desarrollo, los fondos necesarios para poder cumplir con su papel social. Sobre todo cuando el precio del petróleo sigue subiendo y ese excedente no presupuestado previamente puede ser utilizado para ayudar a los estados a dar una educación adecuada y moderna y a apoyarse en toda la creatividad, inteligencia y espíritu de servicio de los trabajadores de la enseñanza.
Como se menciona, no es válido del todo porque resulta indispensable que los gobiernos estatales jerarquicen la educación en un lugar prominente dentro de sus respectivas prioridades. Sin lugar a duda, las distintas entidades del país no resolverán sus problemas por el simple hecho de remitir su solución al centro de la República. Es una innegable responsabilidad de los gobiernos estatales y el federal reconsiderar, por el bien del país, sus presupuestos a la educación, dado que sus montos actuales resultan ínfimos.
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