FOX Y TV AZTECA, EN EVIDENCIA
La foxmanía ha empezado a hacer agua y su protagonista central da muestras públicas de pérdida del control y del estilo que cabría esperar de un aspirante a la Presidencia. Los quebrantos de Vicente Fox comenzaron el sábado pasado, cuando se anunció que no había acuerdo para que los candidatos presidenciales del PRI, Francisco Labastida, la Alianza por México, Cuauhtémoc Cárdenas, y Fox, de la Alianza por el Cambio, realizaran el nuevo debate originalmente programado para ayer. El grueso de la opinión pública y de los medios consideraron que había sido el aspirante panista, por medio de su representante, Pedro Cerisola, quien había reventado la negociación con su intento de imponer a las otras dos partes términos y condiciones de última hora.
Ante el enorme costo político que representó esa noticia, los tres bandos se enfrascaron en nuevas negociaciones que, en buena medida, resultaron televisivas y generaron varias interesantes rondas de "debate sobre el debate" de por sí ilustrativas para la ciudadanía. La primera ocurrió antenoche, en el noticiario conducido por Joaquín López Dóriga, en el cual Cárdenas invitó a sus dos contrincantes a reunirse para acordar el formato y las reglas del encuentro, mientras que los segundos aprovechaban para enzarzarse en un duelo de descalificaciones recíprocas. Ahí, el ex gobernador de Guanajuato perdió perceptiblemente su tradicional aplomo ante las cámaras y se mostró, acaso por primera ocasión, nervioso.
En la mañana de ayer, Fox montó un espectáculo ante los medios en el curso del cual conversó telefónicamente con sus contendientes, sin informarles con precisión del contexto de las pláticas, y en el que resultó evidente el afán del panista por aparecer como principal promotor del encuentro y por estrenar su nueva estrategia política, consistente en insinuar, primero, y en asegurar, después, que existe un pacto entre Cárdenas y Labastida para preservar el régimen político.
En efecto, si hasta hace unos días Fox se empeñaba en cortejar y adular al perredista para que se sumara a la campaña de la Alianza para el Cambio, súbitamente, ayer, el ex gerente de la Coca-Cola y sus partidarios empezaron a argumentar que el abanderado de la Alianza por México está "aliado" con el oficialismo que representa Labastida. Sin embargo, en los episodios de ayer, Fox cometió tal cantidad de manipulaciones y mentiras a cuadro que su nueva línea argumental y su recién estrenado papel de "uno contra el mundo" resulta del todo inverosímil. Peor aún, parece probable que los numerosos dislates y desaseos del panista se reviertan, en los próximos días, contra su causa, contra su popularidad y contra las preferencias electorales que había logrado, porque ayer se exhibió un Vicente Fox necio, autoritario, impositivo y tramposo.
Un aspecto que no puede ignorarse, en lo ocurrido ayer, es el inopinado maridaje entre el candidato panista y Tv Azteca: ambos aparecieron como cómplices en el afán de imponer que el debate se realizara ayer mismo en las instalaciones de la televisora del Ajusco, con los conductores de esa empresa y hasta en los términos propuestos por ella. Sería imposible afirmar que entre Fox y la compañía que preside Ricardo Salinas Pliego hubo un pacto para trocar rating a cambio de cobertura, pero el hecho de que un candidato presidencial se haya comportado como agente de ventas de un emporio televisivo, y que éste haya actuado, a su vez, como oficina de relaciones públicas del aspirante, dan pie a la sospecha.
Finalmente, a pesar de las miserias exhibidas por el candidato presidencial panista y de los alardes de tergiversación informativa realizados por la televisora del Ajusco en su transmisión de ayer, el episodio constituye una bocanada de aire fresco -y transparente- en la vida política nacional, la cual está saliendo de décadas de acartonamiento y formalismos solemnes. La imagen de tres candidatos sentados en el jardín de la casa de campaña de uno de ellos, obligados a la improvisación frente a los medios y sin más guión que su propio entendimiento, fue, en esta perspectiva, un acontecimiento refrescante y positivo.
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