Espejo en Estados Unidos
México, D.F. miércoles 21 de junio de 2000
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Editorial

EUROPA: MISERIA DE LA MIGRACION

SOL Hace un par de días, en el puerto británico de Dover, la policía de aduanas descubrió un contenedor lleno de cadáveres de inmigrantes ilegales de origen chino, 58 en total, que murieron asfixiados en el trayecto desde el puerto belga de Zeebrugge. 24 horas más tarde, en Málaga, las autoridades detuvieron una camioneta de carga en la que hallaron a 36 magrebíes que fueron introducidos sin documentos a territorio español y que estuvieron cerca de correr la misma suerte que los asiáticos en Dover, toda vez que algunos de ellos pasaron cuatro días sin probar alimentos y viajaban en condiciones de hacinamiento y falta de ventilación semejantes.

Los hechos mencionados distan de ser episodios aislados en el tiempo o en el espacio. Por el contrario, tales situaciones trágicas son frecuentes en los puntos de acceso a la Unión Europea, en la frontera entre México y Estados Unidos o en el Océano Pacífico. Año con año, miles de inmigrantes, en diversas regiones del planeta, encuentran la muerte en su búsqueda de niveles de vida mejores a los que pueden ofrecerles sus países de origen, por no decir de condiciones de existencia mínimamente decorosas.

Las lacerantes asimetrías económicas que caracterizan el proceso de globalización en curso son, en primera instancia, las que generan los flujos masivos de seres humanos que, casi sin excepción, parten del Sur pobre y miserable y se dirigen a las naciones de un Norte industrializado y opulento, las cuales casi siempre están necesitadas de mano de obra barata para incrementar la competitividad de sus productos. Los gobiernos de esos países ųEstados Unidos, Inglaterra, Alemania, España, Francia, entre otrosų, en el afán de graduar el torrente de trabajadores extranjeros, se dotan de legislaciones y reglamentaciones migratorias severas y hasta crueles que convierten una irregularidad administrativa ųla falta de visaų en un delito grave. De esta forma crean las condiciones para el surgimiento y la proliferación de mafias dedicadas al tráfico de seres humanos que incrementan su poder y sus ganancias conforme los requisitos migratorios se vuelven más restrictivos. De acuerdo con un cálculo de la Organización Internacional de las Migraciones citado por el diario madrileño El Mundo en su edición de ayer, los contrabandistas de migrantes perciben unos mil millones de dólares anuales en Europa, y unos 7 mil millones de dólares en el mundo.

La fortificación migratoria de los países ricos ocurre, paradójicamente, en un entorno en el que el libre tránsito de mercancías y el combate a las barreras arancelarias se han erigido como puntos centrales del credo económico imperante. Por último, no puede pasarse por alto que las muertes masivas de migrantes ųpor ahogamiento, por asfixia, por calcinamiento o deshidratación, por atropellamiento, por efecto de cacerías humanas-- ocurren principalmente en los territorios de Estados Unidos y de la Unión Europea, los cuales se presentan ante el mundo como los adalides de los derechos humanos, la libertad y el humanitarismo.


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