ALENTADORES SIGNOS DE SENSATEZ
En la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos se han dado nuevamente dos pequeños pasos que van en la dirección del respeto al derecho internacional, duramente lesionado por el bloqueo unilateral estadunidense a Cuba, que dura ya desde hace cuatro décadas y que ha causado a la isla daños inmensos y pérdidas que superan los 10 mil dólares por habitante. En efecto, una resolución alivia el bloqueo de alimentos y medicinas y otra quita fondos a los organismos encargados de controlar que los ciudadanos estadunidenses no viajen a Cuba, favoreciendo así, indirectamente, el viaje de los turistas o de los parientes de cubanos residentes en la isla caribeña.
Por supuesto, todavía esas votaciones, que obtuvieron mayorías confortables en los dos cuerpos legislativos, deben ser refrendadas por ambas cámaras reunidas como un solo cónclave para que se puedan hacer efectivas, pero de todos modos son un signo, después de la solución del caso del "balserito" Elián, de una flexibilización del gobierno estadunidense y de los partidos de ese país frente al bloqueo a Cuba.
El gesto es tanto más significativo cuanto que Estados Unidos está en periodo de elección presidencial y la poderosa dirección ultraconservadora de la emigración cubana pesa, desde el punto de vista electoral, sobre todo en Florida y en el sur. Es evidente, por lo tanto, que más que el lobby cubano, derrotado en el caso del niño Elián, han pesado el cabildeo de los agricultores y del turismo y las inversiones inmobiliarias, que ven con envidia cómo muchos negocios potenciales son arrebatados por la competencia europea y canadiense.
Ahora bien, un grupo, en el Departamento de Estado y en el establishment del país del norte, desde hace tiempo preconiza la eliminación del bloqueo porque, dice, no sólo opone a Estados Unidos a la comunidad internacional y sobre todo a la latinoamericana, sino que también refuerza al gobierno de Fidel Castro que, como en el caso del "balserito" Elián, movilizó a fondo el nacionalismo y el orgullo independentista de los cubanos.
Si esa opinión interesada prevaleciese, la victoria del derecho sobre la prepotencia debería ser adjudicada a la tenacidad y el sacrificio del pueblo cubano y a la solidaridad principista de otros pueblos con el más débil, agredido en sus derechos y obligado a defenderse con altísimos costos económicos y sociales. Además, el eventual levantamiento del bloqueo a Cuba sentaría un poderoso precedente aplicable a otras víctimas de la política unilateral de Washington, o sea, a los ciudadanos de los que, amablemente, el Departamento de Estado califica de rogue states (Estados delincuentes), como Irak o Corea del Norte, identificando los pueblos -que sufren y mueren a causa del bloqueo- y los gobiernos -que por supuesto sobreviven-.
No se trata, por consiguiente, sólo del respeto al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas -lo cual ya sería importante-, sino también de un triunfo parcial de la inteligencia y la sensatez en el personal político estadunidense, lo cual es aún más significativo, dada la hegemonía militar mundial de que disfruta Washington.
|