CONTRADICCIONES PREOCUPANTES
Las proposiciones formuladas en días pasados en torno a la posibilidad de que Vicente Fox ordenara, una vez que asuma la Presidencia de la República, el retiro a sus cuarteles de los efectivos que el Ejército Mexicano mantiene en Chiapas generaron profundas expectativas entre la sociedad. Sin embargo, en declaraciones a este diario, el senador Rodolfo Elizondo -uno de los coordinadores del equipo de transición política del guanajuatense- afirmó que la desmilitarización de Chiapas no será un acto unilateral del gobierno de Fox sino que esa medida formará parte de la negociación con el EZLN.
Aunque la disposición al diálogo con los zapatistas del virtual presidente electo ha sido reiterada numerosas veces, tanto por el propio Fox como por sus voceros, es preocupante que entre el equipo de transición del futuro mandatario del país se minimice la importancia que para el proceso de paz -e incluso para el reinicio del diálogo en Chiapas- tiene la inmediata distensión militar.
Sin el retiro del Ejército a sus cuarteles, como ha podido constatarse dramáticamente en los últimos años, no sólo se reducen las posibilidades de paz y reconciliación en Chiapas sino que permanecen vigentes los riesgos de nuevas confrontaciones y se prolonga el sufrimiento de miles de indígenas chiapanecos.
Ha de señalarse que esta serie de contradicciones y ambigüedades solamente confunden a la ciudadanía -que exige una solución inmediata y justa al conflicto de Chiapas- y en poco contribuyen al establecimiento de los contactos necesarios para reanudar el diálogo con el Ejército Zapatista.
Para la sociedad chiapaneca -que actualmente vive un proceso electoral cargado de esperanzas de cambio- y para la de todo el país, resolver de manera pacífica y justa el doloroso drama chiapaneco es una exigencia de primer orden y uno de los puntos prioritarios de la agenda nacional.
Por ello, convendría que tanto el propio Fox como su equipo de asesores informaran formalmente a la ciudadanía, con toda claridad y precisión, en qué consiste su estrategia de paz para Chiapas en el entendido de que la inmediata retirada militar y el cumplimiento cabal de los Acuerdos de San Andrés son condiciones indispensables para el reinicio del proceso de paz, para resolver el conflicto chiapaneco y para comenzar a atender los justos reclamos de los pueblos indígenas del país.
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