NAFIN: QUEBRANTO ESCANDALOSO
Como si los ilegales y vergonzosos fraudes y rescates que
tuvieron lugar en los últimos años no fueran suficientes
--basta recordar los casos del Fobaproa, del "salvamento" de las carreteras
concesionadas y del reciente desfalco en cajas de ahorro--, la presente
administración termina sus días con una nueva y grave sospecha
de quebranto en una institución de crédito del país,
en este caso en el organismo público Nacional Financiera (Nafin).
Según datos publicados por este diario, las irregularidades
y los posibles malos manejos en esa institución --acontecidos durante
la gestión de Oscar Espinosa Villarreal, hoy prófugo de la
justicia-- ascienden a la escandalosa suma de 40 mil millones de pesos.
Por si fuera poco, a esta intolerable situación hay que añadir
las sospechosas y posiblemente irregulares compras y recompras de la cartera
de Nafin que han tenido lugar recientemente, mismas que podrían
beneficiar a funcionarios públicos y a representantes de las compañías
intermediarias de estas operaciones.
Resulta inadmisible que, una vez más, sean los
contribuyentes quienes deban cargar con el peso de los actos irregulares
o delictivos perpetrados en instituciones financieras que funcionaron al
amparo de una supervisión negligente y que gozaron de la complacencia,
o incluso la complicidad, de las autoridades. Además, esta situación
es mucho más grave por el hecho de que las irregularidades se hayan
registrado en una institución pública.
¿Por qué las autoridades hacendarias y de
regulación de la banca no actuaron oportunamente para frenar estos
desfalcos y para llevar ante la justicia a sus responsables? ¿Por
qué se ha permitido que continúen unas oscuras prácticas
de compra y recompra de cartera que se asemejan más a simple especulación
oportunista que al saneamiento de una institución financiera y que
podrían constituir presuntos actos de corrupción? ¿Conocían
las funcionarios de Hacienda todavía en funciones y los integrantes
del equipo de transición de Vicente Fox Quesada de estas operaciones
y, de ser así, por qué no les pusieron freno?
En este sentido, cabe señalar que si realmente
se pretende iniciar en la administración pública una nueva
etapa de transparencia, honestidad y compromiso con la ciudadanía,
situaciones como las aconte- cidas en Nafin no pueden ser toleradas y deben
ser corregidas de manera pronta y completa, tanto en lo relacionado a las
irregularidades financieras registradas en ese organismo, como en la aplicación
irrestricta de la ley a quienes resulten responsables de corruptelas o
malos manejos.
Ante este panorama, resulta indispensable que se esclarezcan
a cabalidad todas las operaciones crediticias y de compra de cartera realizadas
en Nafin, que se identifique y se lleve ante la justicia a quienes hayan
cometido actos delictivos y a sus beneficiarios, y que se frene un nuevo
acto de despojo --revestido como una nueva operación de rescate
financiero-- del patrimonio nacional. |