Espejo en Estados Unidos
México, D.F.martes 19 de diciembre de 2000 
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Editorial
 
MAYOR INJUSTICIA, SEGUN LA CIA

SOL La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos publicó ayer un informe en el que advierte que el actual proceso de globalización económica incrementará la brecha entre ricos y pobres en los próximos 15 años. 

El informe considera un escenario para América Latina en el que continuará la prosperidad y el crecimiento económico encabezado por México y Brasil, pero augura que la tendencia de apertura del mercado en estos países distorsionará aún más la distribución del ingreso, misma que considera "la más desigual del mundo". 

Si bien esto no es ninguna novedad, estamos conscientes de que el proceso globalizador, encabezado por Estados Unidos en los años ochenta, ha fracasado rotundamente en materias de justicia social y distribución de la riqueza. La concentración del poder económico en manos de una minoría que representa menos de 5 por ciento de la población mundial, en contraste con los más de dos mil millones que subsisten con menos de diez pesos al día, es el más claro indicador de que la economía de libre mercado es un modelo de implacable generación de desigualdad. 

Qué bueno que la CIA le advierte a Estados Unidos sobre los efectos negativos de su propio modelo económico en el escenario global, aunque, a final de cuentas, el informe destaca lo que en realidad importa a los estadunidenses: que su país seguirá siendo el más poderoso del mundo, que ni Rusia, China o la Unión Europea le podrán dar alcance a su hegemonía. 

Asimismo, la agencia pronostica que los movimientos indígenas de resistencia en América Latina se intensificarán "desde México hasta el Amazonas", y que serán uno de los principales desafíos para los gobiernos de estos países en los años venideros. Desafíos, claro, que serán compartidos por Estados Unidos y que legitimarán proyectos militares de seguridad hemisférica disfrazados de ayuda pro democrática y combate al narcotráfico. Es curioso que el informe considere que los países andinos padecerán carencias en la democracia, debido al fracaso en los esfuerzos en materia de "corrupción, narcotráfico y las insurgencias". Qué mejor razón para intervenir con el adiestramiento militar y policiaco, envío de tropas y armamento para combatir a los insurgentes --los mayores traficantes de droga según el zar antidrogas Barry McCaffrey--, y facilitar la entrada de sus grandes empresas transnacionales en la región. 

No es reciente que la CIA juegue este papel de profeta de malas nuevas. Su labor es de inteligencia y no se mueven, mucho menos publican un informe, sin un cálculo minucioso de sus pretensiones: garantizar la longevidad del poder hegemónico de Estados Unidos sin importar los costos, ya sean materiales o humanos. 

Recientemente, Bill Clinton indicó que el nuevo siglo se debe caracterizar por una lucha mucho más firme en contra de la desigualdad y el incremento de la pobreza. Estas declaraciones sostienen la posibilidad de que el país más rico del mundo asuma una postura creativa y responsable que contrarreste los efectos de la globalización de la economía. 

Por lo pronto, el informe de la CIA devela las dos caras que personifican las intenciones de Estados Unidos. Por una parte, expone las graves repercusiones de la globalización, pero al mismo tiempo, convencidos de las virtudes globales --aún desconocidas-- de la tendencia, advierte que no habrá vuelta atrás, que ese es el modelo que debe regir en el mundo. 

 

 

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