MAYOR INJUSTICIA, SEGUN LA CIA
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos
publicó ayer un informe en el que advierte que el actual proceso
de globalización económica incrementará la brecha
entre ricos y pobres en los próximos 15 años.
El informe considera un escenario para América
Latina en el que continuará la prosperidad y el crecimiento económico
encabezado por México y Brasil, pero augura que la tendencia de
apertura del mercado en estos países distorsionará aún
más la distribución del ingreso, misma que considera "la
más desigual del mundo".
Si bien esto no es ninguna novedad, estamos conscientes
de que el proceso globalizador, encabezado por Estados Unidos en los años
ochenta, ha fracasado rotundamente en materias de justicia social y distribución
de la riqueza. La concentración del poder económico en manos
de una minoría que representa menos de 5 por ciento de la población
mundial, en contraste con los más de dos mil millones que subsisten
con menos de diez pesos al día, es el más claro indicador
de que la economía de libre mercado es un modelo de implacable generación
de desigualdad.
Qué bueno que la CIA le advierte a Estados Unidos
sobre los efectos negativos de su propio modelo económico en el
escenario global, aunque, a final de cuentas, el informe destaca lo que
en realidad importa a los estadunidenses: que su país seguirá
siendo el más poderoso del mundo, que ni Rusia, China o la Unión
Europea le podrán dar alcance a su hegemonía.
Asimismo, la agencia pronostica que los movimientos indígenas
de resistencia en América Latina se intensificarán "desde
México hasta el Amazonas", y que serán uno de los principales
desafíos para los gobiernos de estos países en los años
venideros. Desafíos, claro, que serán compartidos por Estados
Unidos y que legitimarán proyectos militares de seguridad hemisférica
disfrazados de ayuda pro democrática y combate al narcotráfico.
Es curioso que el informe considere que los países andinos padecerán
carencias en la democracia, debido al fracaso en los esfuerzos en materia
de "corrupción, narcotráfico y las insurgencias". Qué
mejor razón para intervenir con el adiestramiento militar y policiaco,
envío de tropas y armamento para combatir a los insurgentes --los
mayores traficantes de droga según el zar antidrogas Barry McCaffrey--,
y facilitar la entrada de sus grandes empresas transnacionales en la región.
No es reciente que la CIA juegue este papel de profeta
de malas nuevas. Su labor es de inteligencia y no se mueven, mucho menos
publican un informe, sin un cálculo minucioso de sus pretensiones:
garantizar la longevidad del poder hegemónico de Estados Unidos
sin importar los costos, ya sean materiales o humanos.
Recientemente, Bill Clinton indicó que el nuevo
siglo se debe caracterizar por una lucha mucho más firme en contra
de la desigualdad y el incremento de la pobreza. Estas declaraciones sostienen
la posibilidad de que el país más rico del mundo asuma una
postura creativa y responsable que contrarreste los efectos de la globalización
de la economía.
Por lo pronto, el informe de la CIA devela las dos caras
que personifican las intenciones de Estados Unidos. Por una parte, expone
las graves repercusiones de la globalización, pero al mismo tiempo,
convencidos de las virtudes globales --aún desconocidas-- de la
tendencia, advierte que no habrá vuelta atrás, que ese es
el modelo que debe regir en el mundo. |