Espejo en Estados Unidos
México, D.F.viernes 29 de diciembre de 2000 
Búsquedas en La Jornada
 
Números Anteriores
Primera Plana
Contraportada
Editorial
Opinión
Correo Ilustrado
Política
Economía
Cultura
Espectáculos
Sociedad y Justicia
Estados
Capital
Mundo
Deportes
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada de Oriente
Correo electrónico
 
Editorial
 
POR UNA POLICIA RESPETABLE 

SOL Como respuesta y posible solución a las inconformidades de un grupo considerable de elementos de la Policía Auxiliar --expresadas en una decena de manifestaciones y bloqueos viales desde 1999--, el jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, anunció ayer, al presentar el bando informativo número 16, que su gobierno asumirá la administración de la Policía Auxiliar e incrementará los salarios de la dependencia en 44 por ciento. 

Como se ha hecho evidente, la Policía Auxiliar se encuentra en un momento crítico y las vías del diálogo para atender las demandas --no obstante su legitimidad-- de los elementos inconformes se han ido extinguiendo. Como ejemplo, destaca la trifulca del miércoles entre auxiliares y granaderos, estos últimos enviados a disolver una manifestación presuntamente convocada por el grupo La Tropa de la Policía Auxiliar. El choque violento entre elementos de ambas corporaciones dejó un saldo de varios lesionados, uno de bala, y 124 policías auxiliares detenidos. 

Los acontecimientos del miércoles, a todas luces nefastos, distorsionan la ya de por sí desgastada imagen que la sociedad tiene de la policía en general. Observar cómo los encargados de mantener el orden y la seguridad combaten entre sí en la vía pública, lleva a una reflexión obligada: ¿cómo lograr un cambio de fondo en la policía? La estrategia de atender demandas inmediatas ha distendido el problema en periodos cortos, pero no ha sido una solución. La decisión del jefe de Gobierno de tener el control administrativo, eliminar las "mafias", subir salarios y otorgar mayores prestaciones es, sin duda, un paso importante para lograr el cambio de fondo que se requiere. Pero no es suficiente. Es necesario, por un lado, revisar los programas de formación policial y hacer las modificaciones necesarias con el fin de ofrecer una educación de nivel a quienes aspiran a ser policías. Además, mantener y perfeccionar los cursos de capacitación constante para los activos. La educación del policía, más allá de lo técnico, debe resaltar --aunque suene descabellado-- por un alto contenido ético en el ejercicio de su profesión. 

De manera paralela, es necesario que las autoridades actúen con la sociedad civil para menguar la cultura del soborno. Es impensable lograr avances si no se rompe el círculo vicioso entre policía y sociedad. Es decir, los ciudadanos tienen su parte de responsabilidad en el problema. Por más que se le aumente el salario a un policía o se resuelvan los problemas al interior de las corporaciones, la tentación del soborno, la mordida, seguirán siendo amenazas recurrentes capaces de derrumbar al más duro. 

Las autoridades de la capital están dando los primeros pasos para garantizar que la policía se transforme en una institución respetable. Es el momento para que la sociedad organizada actúe en consecuencia.

 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54