.. .
LA CERRAZON NO CREA CONSENSO
La
propuesta del Poder Ejecutivo y de su equipo financiero relativa, sobre
todo, al aumento de la recaudación impositiva, ha dado origen a
gran cantidad de críticas, que van desde la Iglesia católica,
las escuelas privadas (muchísimas de ellas religiosas), los partidos,
amplios sectores empresariales, varios gobernadores, hasta académicos
de prestigio, en su momento favorables a la candidatura del actual Presidente
y, por supuesto, hasta muchos de los electores de éste.
Sin embargo, el gobierno no ha tomado en consideración
esas críticas --de diferente tenor y contenido-- y, por el contrario,
declarándose incomprendido, ha persistido en su plan, sin aceptar
modificaciones al mismo u otras opciones e intenta ahora resolver urgentemente
la cuestión combinando la sordera ante los argumentos ajenos con
una campaña publicitaria basada en un llamado a la emoción
--y no a la razón--, cuyo contenido reside principalmente en la
afirmación "porque es justo" repetida machaconamente a falta de
otro argumento más convincente.
Es posible que el gobierno termine "concediendo" la cancelación
de IVA a los libros, como ya se rumora, aunque eso no resuelve el grave
problema que la propuesta fiscal significa tal como está.
Se podría --y se puede aún-- aprovechar
la discusión de un problema que afecta a todos los hogares y que
atañe a la distribución --extremadamente inicua-- de la riqueza
y del esfuerzo para el desarrollo que inicie la construcción de
la conciencia ciudadana, la participación democrática y el
consenso. Se sabe que los impuestos indirectos son los más injustos
porque gravan más a quienes menos tienen y a quienes no los pueden
eludir, e inciden mucho menos sobre los más habientes que son, por
otra parte, los grandes evasores.
Se sabe que los pobres --que en México son la abrumadora
mayoría de la población-- gastan en alimentos, medicinas
y educación la mayor parte de sus ingresos, fenómeno que
no sucede en el caso de los más ricos, y que la tasación
en esos rubros reducirá considerablemente el poder adquisitivo ya
mermado de los sectores más golpeados por la crisis, lo cual redundará
en la reducción del consumo y en el paro consiguiente de los microcomercios
y la pequeña y mediana industria (principal fuente de trabajo en
nuestro país).
¿Por qué entonces no discutir otras opciones
que permitan lograr los famosos 140 mil millones de pesos que pretende
obtener el gobierno federal con esta medida, sea reduciendo la evasión
fiscal, sea obteniendo un alivio en las condiciones de pago de la deuda
externa, sea quitándole al sector financiero una parte de la subvención
que le está dando el Estado a costa de generaciones futuras de mexicanos,
para fomentar con esos fondos la actividad productiva en el campo y en
los sectores industriales y artesanales creadores de empleo, es decir,
de bienes y de futuras contribuciones impositivas?
¿Por qué no hacer un foro donde participen
académicos, partidos, especialistas nacionales o extranjeros? ¿Por
qué no discutir la experiencia ajena ya que el mismo problema y
la misma intransigencia se han presentado últimamente en Argentina,
donde el gobierno intentó llevar contra viento y marea la orientación
del Fondo Monetario Internacional, provocando una gran ola popular en su
contra, además de la desestabilización del país y
de la economía?
El consenso obtenido por el reconocimiento de la justicia
de las demandas de "las hermanas y hermanos indios" está siendo
anulado por el aumento de la terrible carga de injusticia que éstos
ya soportan, mientras la no tasación del capital financiero y especulativo
no basta --lejos de ello-- para obtener el consenso incondicionado de ese
sector ni tampoco bastará para atraer nuevos inversionistas si el
frágil equilibrio políticosocial obtenido el 2 de julio se
deteriorase bruscamente.
¿Por qué entonces no se busca ampliar la
base de la democracia discutiendo cuáles impuestos, para qué,
a quiénes, de cuál cuantía, para qué fines
y resultados serán utilizados en vez de trabajar sobre la base de
úkases y de trucos de mercadotecnia?
|