Espejo en Estados Unidos
México, D.F. jueves 3 de mayo de 2001 
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Editorial
 
LA GUERRA Y LOS HALCONES 

Macintosh HD;É;SOL CORNISA 1 El gobierno que preside George W. Bush da muestras precoces y preocupantes de sus actitudes en materia de defensa: en lo que va de su administración, el actual gobierno ha ahondado la irritación contra la Marina entre la población puertorriqueña que se opone al uso de la isla de Vieques como polígono de tiro y campo de entrenamiento; ha causado un riesgoso incidente con China, con lo que las relaciones bilaterales con ese país asiático alcanzan su nivel más ríspido en muchos años; para colmo, antier, Bush anunció el inicio de los trabajos orientados a la creación de un "escudo antimisiles", el cual supone el desconocimiento, por parte de Washington, del tratado ABM (de limitación de misiles antibalísticos) firmado en 1972 por Estados Unidos y la extinta Unión Soviética. 

De esta manera, en escalas diversas y en puntos del planeta muy distantes entre sí, empieza a expresarse el equipo de halcones que acompaña a Bush en el poder y que, según diversos analistas, en no pocos casos le evita al mandatario la tarea de tomar decisiones por sí mismo. 

A diferencia de los belicistas típicos de los tiempos de la Guerra Fría, los actuales carecen de la experiencia personal de la guerra --como se reseña en la contraportada de esta edición--, lo que introduce el riesgo adicional de las determinaciones frívolas. 

El más claro ejemplo de ello es el empeño por revivir aquella olvidada Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE) de la era de Reagan, que consistía en el desarrollo de una serie de dispositivos de alta tecnología para impedir que Estados Unidos fuera víctima de un ataque nuclear, y a la cual los medios denominaron "Guerra de las Galaxias" por la inocultable dosis de ciencia ficción que subyace en la concepción misma del proyecto. 

Al igual que entonces, la idea del escudo antimisiles sigue siendo tan incierta desde el punto de vista tecnológico como irritante, desde el diplomático, para Rusia y China, en la medida en que denota la alarmante búsqueda, por parte de Estados Unidos, de una impunidad nuclear y constituye, por lo tanto, un gesto de hostilidad inequívoco. 

Por último, es preocupante que los halcones del presidente Bush desconozcan lo que el sentido común podría indicarles: que la forma más barata, segura y eficiente de impedir un ataque con misiles balísticos es evitar, por medios políticos y diplomáticos, el empleo de tales artefactos.
 

 

 

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