Espejo en Estados Unidos
México, D.F. sábado 29 de septiembre de 2001
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Editorial
 
¿NUESTRO PETROLEO PARA LA GUERRA?

SOLEl petróleo tiene una importancia vital en el conflicto mundial desencadenado por los ataques terroristas del 11 de septiembre. Las reservas de gas y petróleo del mar Caspio y de las repúblicas centroasiáticas, región que muy probablemente será el teatro de operaciones de las represalias militares de Estados Unidos e Inglaterra, son consideradas como las terceras más importantes del mundo. Su control y explotación están en el centro de la disputa internacional.

En plena ofensiva bélica Estados Unidos requiere tener garantizado el suministro ininterrumpido de hidrocarburos. Por sí solas, las reservas de crudo que hay en su territorio serán insuficientes para garantizar su abasto. Este país importa, desde 1991, alrededor de 60 por ciento del petróleo que consume.

El 30 por ciento de la producción mundial proviene del Golfo Pérsico, donde se encuentra 65 por ciento de la reservas mundiales del crudo. Ello permite a las naciones de Medio Oriente que poseen el oro negro desempeñar un papel privilegiado en la geopolítica planetaria. Estados Unidos requiere de ellos para su suministro.

El mar Caspio se encuentra situado encima de un enorme venero de hidrocarburos. En un plazo de 10 años, las exportaciones de petróleo y gas natural de esta región y de Asia central podrían igualar a las del Golfo Pérsico. El rol preponderante de Medio Oriente en la exportación de petróleo podría ser contrapesado por estas nuevas fuentes.

Grandes consorcios petroleros, muchos de ellos estadunidenses, han invertido multimillonarias sumas para extraer crudo de la zona. Sin embargo, resulta difícil trasladar el petróleo de esta región al mercado. Su explotación comercial requiere de la construcción de grandes oleoductos. El gas y el petróleo que salen del mar Caspio se transporta a través de Rusia, pero ello implica, por lo pronto, cruzar Chechenia en plena guerra. 

Afganistán es una de los probables territorios por los que atravesaría un oleoducto para llevar el petróleo al mercado de la India, razón por la cual este país adquiere una importancia adicional en el nuevo tablero mundial.

El delicado vínculo que asocia la operación Justicia Perdurable al petróleo tiene una importancia fundamental para México. Nuestro país es uno de los principales abastecedores de oro negro a su vecino norteño y, regularmente, recibe de él presiones para incrementar el suministro y privatizar Petróleos Méxicanos. Apenas en febrero de 2000 el entonces presidente William Clinton insistió en que deberíamos aumentar el volumen exportado de crudo.

Estas presiones se incrementarán con la guerra. Por ello resulta delicado que, en una entrevista televisada con el conductor estadunidense Larry King sobre el tema de la guerra contra el terrorismo, el presidente Vicente Fox se haya apresurado a ofrecerle a la administración de George W. Bush nuestro petróleo. "Tenemos petróleo listo para vender a Estados Unidos y otros países", dijo.

La cuestión petrolera es un asunto de especial sensibilidad para la población mexicana. Nuestra noción de soberanía nacional está estrechamente asociada a ella. Cualquier paso en falso que se dé en este terreno puede ser fácilmente interpretado como un acto de entreguismo.

El petróleo de México no puede estar al servicio de Estados Unidos. Extraer indiscriminadamente más crudo para venderlo a nuestro principal socio comercial sólo profundizará la dependencia económica y política ya que tenemos con auquella nación.

No podemos ignorar que la extracción acelerada del hidrocarburo sólo acortará la vida de nuestros yacimientos. Al exportarlo como materia prima en lugar de transformarlo localmente en petrolíferos y petroquímicos, el país pierde beneficios. Además, al convertirse en monoexportador de crudo, Pemex abandona su vocación industrial. 

En un momento de graves convulsiones, de disputa por los recursos energéticos mundiales, nuestro país debería asumir una actitud responsable con su patrimonio. La soberanía nacional no es una nostalgia. Lo que está en juego es nuestro futuro.
 

 

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