SABADO Ť 8 Ť DICIEMBRE Ť 2001

ENTREVISTA

Ricardo García Cervantes, diputado del Partido Acción Nacional

No ha logrado el PAN imprimir su sello en el gobierno

Sin dudarlo, el legislador califica de "imprudentes" a quienes se han postulado para ocupar la jefatura del PAN en vísperas de su asamblea nacional para aprobar reformas estatutarias y en medio de una intensa agenda legislativa, cuya principal meta es la reforma hacendaria del presidente Fox

GEORGINA SALDIERNA

Ricardo García Cervantes afirma que al formalizar de manera anticipada sus pretensiones de ocupar la presidencia de su partido (la elección será a mediados de marzo), Carlos Medina Plascencia y Luis Felipe Bravo Mena han precipitado un debate que debió efectuarse en un clima de serenidad y objetividad, y no de competencia, como ya ocurre, explica.

Con amplia experiencia en el ámbito legislativo, que lo ha llevado a ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados y la coordinación de los diputados federales panistas, García Cervantes analiza con agudeza la situación imperante en Acción Nacional y, si bien subraya que ha tenido avances, no deja de señalar los déficits que presenta en diversas áreas.

Una de ellas: la orientación de las políticas públicas. El PAN, señala, no ha sabido imprimir su sello en la administración foxista y tampoco ha podido asumir el liderazgo en temas como la reforma del Estado.

En entrevista con La Jornada resalta que no es momento de hablar sobre su posible candidatura a la presidencia panista, aunque en corrillos su nombre ha vuelto a ser mencionado como el tercer aspirante, luego de que había considerado no buscar la jefatura del partido.

Lo que sí deja en claro es que para él lo primero es integrar el programa de trabajo que debe seguir el PAN en los próximos años y luego decidir quién debe ocupar la presidencia partidista.

-ƑCuál es su evaluación del PAN y de la dirigencia que encabeza Luis Felipe Bravo Mena?

-La circunstancia actual de estar a punto de renovar la presidencia del partido es ciertamente ocasión para reflexionar y hacer un ejercicio autocrítico con la finalidad de ver lo que está bien para conservarlo, pero también analizar qué se ha hecho mal y qué ha faltado. La propia revisión de los estatutos permite tener a la vista las decisiones fundacionales del partido, como promover la cultura democrática y la conciencia ciudadana.

"Esto es fundamental porque es el medio de contraste para hacer la valoración. En este punto diría que hemos tenido éxito en la creación de una conciencia ciudadana y de un régimen democrático. Pero ya en la línea de crítica, se puede mencionar la baja difusión ideológica y filosófica, así como la decreciente identidad como partido humanista. En lo electoral se han tenido éxitos, pero se corre el riesgo de confundir el fin con los medios. Aunado a ello, el partido se encuentra en una situación de definiciones y está obligado a hacer aportaciones en torno a su relación con el gobierno."

Déficit de influencia

Afirma que existe el peligro de que el PAN asuma los viejos modos del sistema político, en el que el gobierno y el partido llegaban a confundirse de forma tal, que con la fuerza que tiene el gobierno en un régimen presidencialista exacerbado puede llegar a anular al partido, o bien el partido, al resistir en exceso los planteamientos del gobierno, puede abandonar su responsabilidad y hacerse acreedor a una sanción histórica y democrática.

Hacer dicha aportación no es sencillo, dice; no hay antecedentes en la historia posrevolucionaria; pero, de cara a la renovación de su dirigencia y su reforma estatutaria, el PAN debe reflexionar, aclarar su posición e intentarla en los hechos, no sólo en la declaración.

Por lo que hace a la dirigencia, señala que es muy claro el déficit de organización, formación, capacitación e inserción de sus cuadros; es decir, presenta un faltante en una definición inaugural del partido, que no es la de ser un partido de masas, sino de cuadros.

Aunado a ello, dice que tiene un faltante en la responsabilidad de gobierno, así como en la organización y estructuración partidista nacional. "Seguimos teniendo buena parte del territorio desprovista de organización partidaria; tenemos buena parte de la organización afectada por la realidad de tener que desmantelar una estructura de partido para tener que soportar algunos cuadros de gobierno, sobre todo en los ámbitos estatal y municipal. Tenemos un déficit de influencia en la orientación de políticas públicas del actual gobierno federal. El PAN no ha logrado imprimir su sello en el gobierno", puntualiza.

En la construcción de un nuevo sistema político, dice que al PAN le falta liderazgo, pues no ha podido encabezar la creación de un acuerdo político real que permita el establecimiento de compromisos auténticamente transicionales. "Me refiero a temas como la reforma del Estado."

Destaca que al PAN le corresponde "hacer el gasto; proponer el juego. No enconcharse ni estar a la defensiva, sino proponer".

-Frente a este panorama, Ƒqué opinión le merecen los dos aspirantes a ocupar la presidencia del PAN? ƑSon los hombres que necesita el partido en las actuales circunstancias?

-šLos dos son imprudentes! -destaca-; y lo son porque anticiparon un debate, una reflexión que en esta ocasión tiene que ser de fondo, muy de fondo, muy serena, muy integral de lo que es el partido, de lo que representa para México, de lo que el país espera de Acción Nacional. Y digo que los considero imprudentes porque al precipitar estas reflexiones las ponen en un contexto de competencia, cuando lo más indicado es un análisis serio, en un clima de serenidad y objetividad.

García Cervantes señala que lo que requiere el PAN en este momento es un programa mínimo de acción política en todos los órdenes, tanto interno como externo, lo cual debe ser seguido por la nueva dirigencia.

Esto implica "abandonar el viejo esquema de subordinar el partido a lo que el Comité Ejecutivo Nacional determine, y que no deja de ser la consideración de una parte del partido; una parte que ha vencido a otra", sostiene.

El partido que el país requiere

De acuerdo con el legislador, la renovación de la jefatura del partido debió comenzarse una vez que el proceso de reforma estatutaria concluyera, "porque si en la asamblea una posición está determinada por Luis Felipe Bravo Mena y otra por Carlos Medina, ese mismo punto se ve como parte de la confrontación entre las dos visiones. Y la reforma del estatuto no es competencia, es reflexión".

En este sentido, pidió a los delegados ir a la reforma estatutaria sin visiones parciales, no para ver quién gana y quién pierde, sino para que entre todos "tratemos de hacer lo mejor para la vida orgánica del partido". El orden que debió haberse seguido era primero terminar la reforma y la agenda legislativa; luego entrar con toda pasión y libertad a la deliberación sobre el rumbo que debe asumir el partido en su organización, su aterrizaje programático, su proyección para los próximos cinco o 10 años, y una vez hecho esto, escoger a quienes puedan encabezar los esfuerzos de todos los panistas.

-Se le menciona como posible candidato a la presidencia del PAN. ƑYa tiene definición al respecto?

-Si estoy juzgando la precipitación, no hay que caer en ella. Me sostengo en que Luis Felipe Bravo Mena no debió, hace dos meses en Puerto Vallarta, anunciar su pretensión de relegirse, integrar su equipo de trabajo, tener reuniones con los consejeros y luego propiciar que el senador Carlos Medina, al sentir que le podían avanzar espacios, también lanzara su campaña. En primer lugar porque, lo digo con todo respeto y claridad, el Consejo Nacional, integrado por 275 consejeros, es el que decide en los términos estatutarios actuales, y no creo que sea una apreciación correcta suponer que sus integrantes deben, desde ahora, comprometerse y sujetarse a una candidatura en mérito de una persona. Eso sería creer que el Consejo Nacional es un grupo que está ahí para responder a lealtades personales o a amistades y afinidades de tipo individual. Están ahí para deliberar y para, en su caso, decidir lo que mejor conviene al partido. De esta manera la campaña debe estar reducida a enriquecer la reflexión del consejero, no a comprometerlo.

Ricardo García Cervantes señala finalmente que le preocupa más qué debe hacer el PAN para convertirse en el partido que el país requiere, que pensar si Medina, Bravo o cualquier otro, "incluyéndome a mí", es el hombre que necesita el partido.