SABADO Ť 8 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť El legado histórico y artístico se concibe en términos de vitrinas y mercados, dicen

El patrimonio cultural, en riesgo; ahora se le ve como atracción turística, coinciden expertos

Ť El reconocimiento a las diversidades, reto de las instituciones dedicadas a la preservación

Ť Fustigan el plan sexenal del sector; promueve el coleccionismo, responsable del deterioro

MARIA RIVERA

De Chapultepec a Cancún el patrimonio cultural del país se encuentra en riesgo, coincidieron los investigadores que participaron en la última sesión del simposio Cultura y Sociedad en la Transición Mexicana, organizado por personal académico del INAH. La visión prevaleciente del legado histórico es aséptica, de vitrina y a precios de mercado, explicaron, y si anteriormente se construían sitios, como el Museo Nacional de Antropología e Historia, para formar conciencias, ahora el fin es atraer turistas.

Pese al complicado panorama que mostraron, también mostraron signos alentadores. Destacaron como uno de los principales el surgimiento de resistencias nuevas, como el movimiento indígena, que revitalizaron la discusión sobre este tema. ''Los indios nos dicen que las piedras, los inmuebles, los objetos no son lo más importante, sino la parte aún viva de esas culturas", explicó el investigador Saúl Escobar.

En este nuevo contexto, continuó, el INAH ''debe plantearse la protección y difusión de las culturas, ya no de una cultura nacional. El reconocimiento de esta diversidad es todo un reto intelectual".

Luchar o ceder, el dilema

En su emotiva exposición, el ex director del INAH Gastón García Cantú señaló que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han trazado un porvenir de sometimiento mediante el libre mercado y el endeudamiento, en el que lentamente desaparecen las formas autónomas de desarrollo independiente.

"Hoy en día enfrentamos un dilema -resumió-: o se consuma la política de la sumisión económica o luchamos para detenerla".

Los últimos frentes de la resistencia nacional, enumeró, son Pemex, la industria eléctrica, los ejidos, los sindicatos, la UNAM, la educación pública y el INAH. "No es lo que queda de México -aclaró-, sino el frente para defender, en el marco de la globalización, la independencia y las libertades conquistadas".

El antropólogo Uuc-Kib Espadas Ancona, diputado federal por el PRD, señaló que en la transición mexicana se han sacralizado dos conceptos: el de sociedad civil y el de federalismo.

Pero, explicó, ni toda organización fuera del Estado puede identificarse como sociedad civil ni todo lo proveniente de las entidades debe considerarse benéfico por sí.

Se preguntó si en el momento actual existen en los estados mejores condiciones para la conservación, la difusión y el desarrollo del patrimonio cultural que las que puede ofrecer un órgano central como el INAH. Su respuesta fue negativa.

También cuestionó la visión del Programa de Cultura 2001-2006, en el cual todo aquello que significa apertura a la participación privada es leído como un fortalecimiento de la sociedad civil. "El coleccionismo -ejemplificó- no ha significado una aportación a la conservación del patrimonio cultural, por el contrario, ha sido responsable en gran medida del saqueo y la destrucción".

Ante ese panorama, apuntó, el Estado no debe soslayar su obligación de responder ante la sociedad civil en su conjunto, no sólo ante la parte enriquecida, cómo administra y protege el patrimonio cultural mexicano.

Por su parte el arqueólogo Jaime Litvak destacó que la noción de patrimonio ha variado a través de la historia. En la actualidad, dijo, en la educación media ni siquiera se estudia la Colonia o la época antigua. Para ellos, continuó, la historia de México empieza con el inicio de la Revolución. "Esto va a modificar de nuevo la forma de percibir el legado cultural".

Recordó que en la posguerra, cuando los turistas pudieron desplazarse en aviones, al patrimonio se le empezó a ver como una atracción turística. Y más tarde, durante los gobiernos de Miguel de la Madrid y Salinas se empezó a hablar sobre el costo de su mantenimiento y de la posibilidad de usarlo como un bien importante para las economías regionales.