036n1mun SABADO Ť 8 Ť DICIEMBRE Ť 2001
Ť Demanda la central obrera se reformen los programas de trabajador huésped
Se pronuncia la AFL-CIO por la legalización de inmigrantes y se compromete a defenderlos
Ť Exige se ponga fin a políticas que sancionan a empresarios que contratan a indocumentados
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 7 de diciembre. Por primera vez en su historia, la central obrera AFL-CIO se pronunció formalmente por la legalización de los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos y se comprometió a defenderlos.
Miles de delegados sindicales y líderes de la central obrera concluyeron la víspera su convención nacional de cuatro días en Las Vegas, donde religieron a su presidente John Sweeney y a toda su planilla. Los delegados, que representaron a los 66 sindicatos nacionales miembros de la AFL-CIO, también se comprometieron a revertir la reducción del número de agremiados a nivel nacional y a trabajar para elegir a candidatos políticos pro sindicales.
Pero un momento clave de esta convención fue la decisión de la federación, que representa a unos 13.2 millones de sindicalizados, de apoyar los esfuerzos para legalizar a los trabajadores indocumentados en este país, decisión que representa un giro inusitado y drástico en los 46 años de la AFL-CIO.
En 1986 la mayoría de los sindicatos estadunidenses se expresaron en contra de cualquier programa de legalización o amnistía para los indocumentados, argumentando que la presencia de esos trabajadores sólo beneficiaba a los empresarios, deprimía los niveles salariales y competían por empleos que deberían ser ocupados por estadunidenses.
Pero a lo largo de esta última década el número de trabajadores inmigrantes en algunos sindicatos se elevó considerablemente; las luchas laborales en diversas regiones de este país tenían como protagonistas a inmigrantes y varios líderes reconocieron que la presencia sindical en algunos sectores económicos dependía ahora de los trabajadores inmigrantes, muchos de ellos indocumentados. Hace un año el consejo ejecutivo de la AFL-CIO se declaró en favor de una legalización, y este año el pleno de la central aprobó esta recomendación.
Los delegados señalaron que las expresiones antinmigrantes deben ser resistidas, y se comprometieron a defender los derechos de los trabajadores inmigrantes. Así, esta misma semana la federación hizo un llamado formal en favor de la legalización de los indocumentados y se pronunció por que se ponga fin a las leyes que sancionan a patrones que contratan a indocumentados, así como por una reforma -pero no ampliación- de los programas de trabajador huésped.
"Ahora somos una luz de esperanza para millones de trabajadores que han llegado a nuestro país buscando una vida mejor", declaró Sweeney después aprobar esta posición. "Quiero que sepan que me han hecho el líder laboral más orgulloso del mundo, al cambiar la política de la AFL-CIO sobre inmigración", expresó.
Tiempos difíciles para el sindicalismo
Esta convención se celebró en un momento muy difícil para los sindicatos estadunidenses. La actual recesión ya ha desaparecido 887 mil empleos, incluyendo los 415 mil puestos perdidos sólo en octubre. Algunos sindicatos nacionales han visto perder empleos hasta por un tercio de sus filas, y la federación está dividida por las estrategias que se van a seguir.
El año pasado el Sindicato de Carpinteros -con 300 mil miembros- abandonó la federación por un disputa sobre el liderazgo en éste y otros conflictos menos claros. Además, uno de los dirigentes de la central obrera estaba amenazado con perder su puesto por un proceso legal en el que estaba bajo sospecha de participar en una maniobra de corrupción.
Sweeney fue electo en 1995 con base en su promesa de revitalizar el movimiento sindical, mediante un enfoque para una agresiva sindicalización de nuevos miembros y organización de sindicatos. Sin embargo, el porcentaje de trabajadores sindicalizados se ha reducido de 14.9 por ciento en 1995 a 13.5 por ciento el año pasado. Una buena parte de los trabajadores sindicalizados son del sector público, y según estadísticas recientes sólo 9 por ciento de los trabajadores en el sector privado está sindicalizado.
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