DOMINGO Ť 9 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť Propone BBVA Bancomer abrirlos a la iniciativa privada

Menor inversión gubernamental debilitó los sectores estratégicos

Ť Es la única forma de mejorar su eficacia, dice el grupo

ISRAEL RODRIGUEZ J.

La intención del gobierno actual y de su antecesor de abrir a la participación privada los sectores de energía y telecomunicaciones estuvo precedida por una sostenida disminución en el gasto público en infraestructura, que debilitó esas áreas consideradas estratégicas para el desarrollo del país.

Información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público precisa que los ajustes presupuestales, que han sido frecuentes desde 1982 mediante un recorte de inversión, han ocasionada una caída en ésta de 40 a 16 por ciento del gasto programable en los últimos 20 años.

Asimismo, el tratamiento que tiene Pemex como principal fuente de recursos fiscales del gobierno federal ocasiona que la paraestatal no cuente con los recursos requeridos para modernizar y expandir la industria petrolera, lo que ha llevado a una sistemática obsolescencia tecnológica en esta empresa. Por ello, la autonomía administrativa y financiera de Petróleos es fundamental para que pueda cumplir con las tareas que le ha encomendado la Constitución.

Sin embargo, como México está en la órbita de seguridad energética estadunidense, uno de los recientes reclamos de aquella nación es que el país se convierta en suministrador de energéticos para su economía, lo que busca imponer la apertura del subsuelo nacional, garantías de suministro y cooperación de bajo perfil con la Organización de Países Exportadores de Petróleo.

Al respecto, el grupo financiero BBVA-Bancomer, en su análisis Desarrollo de infraestructura energética y de comunicaciones propone permitir la participación de la iniciativa privada en los sectores aún considerados como estratégicos, con el fin de modernizar y mejorar su eficiencia. No obstante, reconoce que para ello es necesaria la modificación de los artículos 27 y 28 de la Constitución.

"Si bien la privatización de toda la industria petrolera es deseable, la dificultad política para llevarla a cabo en los mantos petroleros hace que se circunscriba a las plantas de refinación de petroquímicos básicos (incluidas las naftas y las gasolinas), así como la distribución de estos productos."

El gobierno, añade el análisis, estaría a cargo de la explotación -interna y externa- del petróleo crudo, y las empresas privadas de refinación y petroquímica primaria podrían acudir libremente con cualquier proveedor de petróleo crudo, sea Pemex u otro externo. Esto eliminaría cualquier estructura monopólica en el mercado.

Según el intermediario financiero, la participación privada en este sector liberaría recursos fiscales para que el gobierno los destinara a rubros de mayor prioridad social, como educación y salud.

Mayor competencia en el mercado eléctrico

La necesidad de aumentar la eficiencia del sector eléctrico y de satisfacer los requerimientos de inversión hace impostergable una privatización que abarque desde la generación hasta la distribución del fluido eléctrico, advierte.

"Es importante crear un mercado en el cual las empresas generadoras compitan entre sí para vender la energía al mejor precio."

A fin de generar los máximos beneficios para la sociedad, se debe adoptar un marco regulatorio que privilegie la competencia económica de todas las plantas generadoras, públicas y privadas, y evite prácticas discriminatorias de las administradas por el gobierno.

Aumentar la oferta de gas natural

La producción de gas natural en México requiere expandirse bajo condiciones de competencia entre empresas. En este sentido, "recomendamos la participación del sector privado en la exploración, la explotación y la distribución mayorista del recurso, particularmente el correspondiente al gas no asociado a la extracción de petróleo". En el caso del gas asociado, Pemex continuaría siendo el principal distribuidor.

Es necesario, indica, permitir la participación mayoritaria de inversioniestas extranjeros en el sector a fin de aumentar la competencia que lleve al aumento en la densidad telefónica y a la disminución de los precios.