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BUSH Y LA VOZ DE LOS PREMIOS NOBEL
La
política de Estados Unidos, guiada por consideraciones no sólo
nacionales sino subordinadas a los intereses de sus empresas (como la negativa
a firmar los compromisos ambientales como el Protocolo de Kioto sobre el
cambio climático), acaba de ser criticada fuertemente por 105 de
los 225 premios Nobel vivientes.
En ese grupo selecto se encuentran personajes tan disímiles
como José Saramago, el Dalai Lama, Mijail Gorbachov, el obispo sudafricano
Desmond Tutu y el canadienseJohn Polanyi, premio de Química, quienes
criticaron también la decisión del gobierno de George W.
Bush de crear un "escudo estelar", promoviendo así una carrera armamentista.
Los premios Nobel sostuvieron vigorosamente que el máximo
peligro para la paz mundial proviene de las legítimas demandas de
la mayoría de pobres y desplazados en todos los países del
planeta, y también de la visión nacionalista y egoísta
de algunos gobiernos de los países más industrializados.
Esta protesta concide, lamentablemente, con el rechazo
de Estados Unidos, hace unos días, a firmar el tratado contra la
proliferación de armas bacteriológicas, después de
haber denunciado también, tras el conflicto entre Rusia y China,
el Tratado sobre Misiles Antibalísticos que reglamenta y reduce
la proliferación de cohetes con cabezas nucleares.
La condena coincide, desgraciadamente, con el viaje a
la capital etiope, Addis Abeba, del subsecretario de Estado de Washington,
Walter Kaisterner, para preparar una intervención militar en Somalia
(vecina de Sudán), organizada conjuntamente con Italia, en la que,
según el jefe estadunidense de la OTAN, todos los miembros de este
organismo bélico estarían obligados a intervenir -artículo
V- para responder a las necesidades de Estados Unidos.
Como se recuerda, Somalia es uno de los países
más pobres del mundo; está muy afectado por la sequía
y en es el mismo país donde fracasó estruendosamente en el
pasado reciente la operación internacional Restore Hope, respaldada
por una invasión de los marines.
De este modo, en plena recesión mundial que golpea
considerablemente también a Estados Unidos, esta nación sigue
gastando en operaciones bélicas y armas sumas inmensas de dinero
que fomentarán la industria armamentista, y encuentra en el desarrollo
de la misma la panacea para sus males económicos, agravando con
la guerra directa la otra guerra, la económica, que hunde en la
miseria y empuja hacia la desesperación y el terrorismo a millones
de pobres.
El llamado de los premios Nobel, entre los cuales figuran
muchos estadunidenses u otros que apoyaron políticas de Estados
Unidos, no puede ser desatendido, pues apunta precisamente a las causas
de fondo del terrorismo y la inestabilidad. La miseria, la crisis, la represión
?confirma la historia? producen totalitarismo, inestabilidad política,
búsqueda de salvadores y atentan así contra la paz mundial.
El ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón
I, el duque de Talleyrand, ex obispo, ex jacobino y profundo conocedor
de los mecanismos de la dominación, advertía al emperador
que "con las bayonetas se pueden hacer muchas cosas, menos sentarse encima".
Sería bueno que alguien explicase a George W. Bush
lo que han querido decirle los premios Nobel, es decir, que no basta ganar
batallas contra pueblos casi inermes, sino la trascendencia de saber ganar
la paz y hacerla duradera.
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