DOMINGO Ť 9 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Jose Antonio Rojas Nieto

El parto de los nueve meses

Hace nueve meses, un grupo de técnicos y estudiosos de los asuntos públicos relacionados con el petróleo, el gas natural, los combustibles, la electricidad y las fuentes alternas de energía fundamos la Mesa Ciudadana de Observación de la Energía, organización no gubernamental orientada a construir un espacio de reflexión sobre los asuntos de la energía, que son de relevancia nacional e involucran tres principios que son esencia de los artículos 27 y 28 de la Constitución: 1) corresponde originariamente a la nación la propiedad y el dominio directo inalienable e imprescriptible de todos los recursos naturales, desde luego que incluidos el petróleo y todos los carburos de hidrógenos sólidos, líquidos o gaseosos; 2) corresponde exclusivamente a la nación la generación, la conducción, la transformación, la distribución y el abastecimiento de energía eléctrica que tenga por objeto la prestación del servicio público; 3) son estratégicas las funciones que el Estado realice en la explotación del petróleo y demás hidrocarburos, en petroquímica básica y en electricidad. Por estos tres principios, en la explotación del petróleo y los hidrocarburos y en el servicio público de electricidad no se otorgan concesiones ni contratos; y por ellos corresponde sólo a la nación el aprovechamiento de los bienes y recursos naturales que se requieran para ello. Más claro ni el agua.

Se trata de una fortaleza para bien del país. Nada debe socavarlo. Y la legítima coadyuvancia de los particulares jamás deberá debilitarla. Mucho menos servir de coartada para lucrar con las necesidades básicas de combustibles y electricidad de los mexicanos. Nada justifica someter esa fortaleza al juego del rentismo y la especulación mercantiles y financieras. Nada. En la Mesa Ciudadana de Observación de la Energía así lo creemos, y en este marco y con el ánimo de promover la conciencia y el juicio crítico e independiente en estos asuntos energéticos, hemos elaborado una propuesta que invita a reflexionar sobre las líneas fundamentales de una política energética nacional integral. Tenemos la pretensión de considerarla útil a nuestro país. Y aunque no será la única ni la mejor que se pueda elaborar -la mejor siempre es fruto del debate y el acuerdo nacionales-, sí es muy definida y muy clara en cuanto a la ratificación de los tres principios constitucionales. Esa es su limitación, pero esa es también su fuerza.

Y, sin embargo, es atrevida por las formas que sugiere para abordar la urgencia de modernizar las empresas públicas hasta hacerlas capaces de competir en los mercados más exigentes del mundo, pues se propone abrirlas a un proceso de autonomía creciente y de incursión gradual y paulatina de su régimen fiscal, sobre todo en el caso de Pemex, cuyo fortalecimiento financiero dependerá siempre de una reforma fiscal realmente integral, que resuelva de fondo la sangría de recursos a la que siempre se ha sometido. Se sugieren formas empresariales renovadas que permitan cumplir con mayor rigor el cometido constitucional para el que fueron creadas: servir a la nación, y para ello se acepta que el capital privado coadyuve -que no sustituya- y colabore a que Pemex, CFE y LFC afronten el reto de la internacionalización económica con el impulso de alianzas estratégicas. Nadie como la empresa pública debiera incrementar su productividad y operar en condiciones de excelencia, integrando a sus trabajadores en programas de capacitación, adiestramiento y normas de calidad que lo fundamenten.

En el contexto del debate de los precios de combustibles y electricidad, se sugiere un renovado esquema en el que las referencias de oportunidad -muchas veces ficticias- no lo sean todo, pues menores costos internos de producción hacen viable un esquema diferenciado de precios con objetivos de desarrollo claros, condiciones y exigencias precisas, y nítida regulación. En cuanto a los subsidios -siempre de la nación, nunca de las empresas- se plantea su racionalización y su concentración en quienes realmente los necesitan, y se sugiere abrir la discusión sobre la pertinencia de otro tipo de subvenciones a los consumidores.

El jueves próximo, a las 19 horas, en la ya hoy muy apreciada Casa Lamm, de Alvaro Obregón 99, realizaremos una presentación abierta a la que estamos invitando a cuatro miembros del Senado de la República, a quienes hemos solicitado sus generosas y plurales críticas y sus agudas opiniones. Con este acto deseamos ratificar nuestro compromiso por apoyar a que la sociedad civil tenga crecientes elementos de juicio sobre los asuntos de energía que le permitan decidir sobre sí misma, sobre su hoy y su mañana.

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