027a1mun DOMINGO Ť 9 Ť DICIEMBRE Ť 2001
Ť Robert Fisk
ƑEstán los palestinos condenados a perder toda esperanza de un Estado?
Ariel Sharon concedió un viso de luz en la oscuridad para Osama Bin Laden cuando el martes declaró su "guerra contra el terror". George Bush padre se las arregló para mantener a Israel fuera de la Guerra del Golfo en 1991 y conservar a sus aliados islámicos. Pero George Bush hijo debe estar maldiciendo la llegada de Israel a la cruzada estadunidense contra el "terrorismo". Ya se había molestado bastante la primera vez que Sharon comparó las pérdidas israelíes a manos de atacantes suicidas palestinos con los miles de estadunidenses que murieron asesinados el 11 de septiembre. El presidente de Estados Unidos no tiene motivo para agradecerle al primer ministro israelí su más reciente retórica.
Yasser Arafat no es Osama Bin Laden, por mucho que los israelíes traten de convecer al mundo de lo contrario: es mucho menos eficiente, infinitiamente más corrupto, y definitivamente, no implica amenaza alguna a la civilización.
Entonces Ƒpodrá Arafat "enfrentar al terror" -qué facilmente usamos las palabras de Israel- o bien, están condenados los palestinos a perder incluso la esperanza de un Estado, ante la más reciente respuesta de Israel? El hecho de que los atentados suicidas hayan sido la venganza de Hamas por el más reciente asesinato de uno de sus líderes -que a su vez fue una venganza israelí por otros atentados de Hamas que fueron una respuesta a otros ataques de Israel- no tiene ningún efecto sobre los predicamentos palestinos.
Israel está equiparando a Arafat y a la Autoridad Palestina, y a sus distintas mafias de seguridad en el centro de todo lo malvado, del "terrorismo", de la "violencia inconsciente", etcétera. Arafat ahora tiene órdenes de arrestar a su propia gente, que proviene no sólo del gobierno de Sharon, sino también de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Y como de costumbre, estamos olvidando la historia reciente. Hamas -el principal objetivo de la "guerra contra el terror" de Sharon, originalmente fue patrocinado por Israel. En los años 80, cuando Arafat era el "super terrorista" y Hamas era una agradable y pequeña organización caritativa musulmana -y pese a su venenosa oposición a Tel Aviv- el gobierno israelí alentó a sus miembros a construir mezquitas en Gaza. Algún genio dentro del ejército israelí decidió que no había mejor manera de socavar las ambiciones nacionalistas de la OLP en los territorios ocupados que promover el Islam.
Aun después del acuerdo de Oslo- durante una disputa con Arafat- veteranos oficiales del ejército israelí anunciaron públicamente que estaban en conversaciones con funcionarios de Hamas.Y cuando Israel deportó ilegalmente a cientos de miembros de Hamas a Líbano, en 1992, fue uno de sus líderes quien ofreció darme el teléfono privado de Shimon Peres, que él tenía en su agenda de contactos, cuando se enteró que yo tenía pensado viajar a Israel.
Los israelíes están ahora tratando de recitar nuevamente la lección que Yitzhak Rabin alguna vez trató de enseñar a Arafat: que una verdadera jefatura de Estado implica el riesgo de una guerra civil; que de la misma forma en que el gobierno israelí alguna vez tuvo que dispararle a los salvajes de Irgun, Arafat podría verse en la obligación de liquidar a quienes quieren destruir a Israel.
Pero estamos en 2001, no en 1948. Una guerra civil palestina podría convenirle a Israel -podría incluso producir a un nuevo líder palestino- pero no aportaría ninguna ganancia para Arafat ni tampoco, ciertamente, para los palestinos.
En todo caso, si Israel de verdad quisiera obligar a Arafat a destruir a su oposición interna, esto no se lograría bombardeando y destruyendo sus estaciones de policía e instalaciones de seguridad, que son precisamente los instrumentos necesarios para combatir a los enemigos palestinos de Israel.
Arafat lo sabe muy bien. Aun cuando encabezó su pequeño y repulsivo estadito en Líbano, sólo mató a aquellos militantes palestinos que lo amenazaban personalmente. Es un hombre paciente, un hombre que se "toma su tiempo", un líder de guerrilla que es consciente que una pequeña espera adicional, una nueva promesa, gana un tiempo en que sus enemigos pueden cometer errores.
ƑCuánto tiempo falta para que la más reciente "guerra contra el terror" de Sharon bañe las manos de Israel en sangre palestina? ƑCuánto falta para que los estadunidenses se den cuenta de que su aventura en Afganistán puede desbaratarse debido al apoyo israelí no solicitado para la "guerra contra el terror"? Hoy, en Pakistán, las primeras planas muestran los misiles israelíes en Gaza, y no la suerte que correrá Osama Bin Laden.
Además, Arafat sabe --aun si muchos periodistas se creen las palabras israelíes- que la guerra de Israel "contra el terror" siempre ha fracasado. Sharon encabezó una guerra de ese tipo en Líbano, en 1982, que terminó en un crimen de guerra: la matanza de palestinos en los campamentos de refugiados de Shabra y Chatila. Desde 1970, Israel ha empleado F-16, tanques y misiles en miles de ocasiones para atacar a palestinos en Líbano, siempre en aras de la "guerra contra el terror".
Ha hecho lo mismo en Gaza y Cisjordania durante meses. No funciona. Los árabes le han perdido el miedo a los israelíes, y una vez que el miedo se ha perdido, nunca más puede volver a inyectarse. Por lo tanto, la "guerra contra el terror" de Sharon estaba perdida desde el momento en que comenzó, tal y como lo comprobarán los próximos atentados suicidas con bomba.
Por lo tanto, Arafat optará por esperar. Apostará a una ecuación muy simple: que la furia de Estados Unidos contra él tarde o temprano será rebasada por la vergüenza que Sharon cause a Estados Unidos, que la misma "guerra contra el terror" en Afganistán se verá en peligro por la "guerra contra el terror" de Sharon en Palestina.
Arafat sabe que al final --e independientemente de los cabildos judíos- las vidas de estadunidenses cuentan más que las vidas de israelíes. La única falla en su argumentación es el asumir que aun cuando Estados Unidos puede controlar de forma última a su aliado en Medio Oriente, Israel puede controlar a Sharon.
Traducción: Gabriela Fonseca © Copyright The Independent
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