036a1cap DOMINGO Ť 9 Ť DICIEMBRE Ť 2001
Angeles González Gamio
Emoción perenne
El arte prehispánico, no importa cuántas veces se vea, siempre provoca profunda emoción y disfrute; no cabe duda de que es el gran arte de América y por añadidura encierra una ancestral riqueza cultural. Por ello no es de extrañar que haya despertado interés entre tantos personajes notables de México y el mundo. Pensando en ellos se organizó en el antiguo Colegio de San Ildefonso la magna exposición Descubridores del pasado en Mesoamérica, idea del director de la excavación del Templo Mayor de los aztecas, el arqueólogo Eduardo Matos, quien fungió como curador. Evidentemente se identifica con esos descubridores, por lo que la muestra logra darnos el lado humano que hay atrás de los grandes hallazgos.
En esta labor participaron destacados especialistas, como Mercedes de la Garza, Beatriz de la Fuente, Felipe Solís, Leonardo López Luján, Joaquín García Bárcena, Roberto Morante, María de los Angeles Olay, Agustín Peña, Nelly Robles y Mari Carmen Serra Puche.
Emociona ver a Alfonso Caso en el interior de la tumba 7 de Monte Albán, donde encontró la famosa ofrenda con fabulosas joyas de oro, coral, jade, turquesa, perlas, obsidiana y cuentas. Don Alfonso tardó 37 años en interpretar su significado a través del estudio de códices, estelas, urnas y lienzos pintados. La publicación de los resultados fue una valiosa aportación a la arqueología de Oaxaca. En esa misma entidad, Ignacio Bernal realizó trabajos significativos en Yagul y Dainzu, con la colaboración de Lorenzo Gamio, al igual que Roberto Gallegos en Zaachila y John Paddock en Lambiteyco.
Una de las piezas que más se han reproducido es una extraordinaria cabeza de estuco de Palenque, Chiapas, de un gobernante de noble rostro adornado con un hermoso tocado, descubierta por Alberto Ruz en 1952. Una excelente foto nos lo muestra limpiándola cuidadosamente. El fue también el autor de uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes: la sepultura más impresionante y grandiosa encontrada en el área maya, que gracias a los adelantos de la epigrafía maya hoy sabemos que perteneció a Pacal, el gobernante más importante de Palenque. De este personaje podemos admirar la célebre máscara de jade compuesta por más de doscientos fragmentos de la bella piedra verde, que habían sido colocados de manera equivocada y ahora, tras cuidadosa restauración que financió el Colegio de San Ildefonso, nos permite ver el verdadero rostro del afamado gobernante maya. En el mismo sitio, en 1994, el arqueólogo Arnoldo González Cruz descubrió la tumba de La Reina Roja, llamada así por el color que tenía debido al polvo de cinabrio que la cubrió. En la exposición podemos ver una magnifica recreación de la tumba, con todo y sonidos selváticos.
Yucatán ha sido sitio favorito de los arqueólogos desde el siglo XIX, por la gran cantidad de vestigios de ciudades fabulosas que conserva. Allí anduvieron alrededor de 1839 John L. Stephens y el extraordinario dibujante Frederick Caterwood, aunque no hay que olvidar que ya en el siglo XVI Diego de Landa estuvo por Chichen Itzá y dejó un dibujo de la pirámide de Kukulkán. De los personajes decimonónicos nos habla una encantadora foto de Augusto LePlongeon, de largas barbas, recargado en su rifle, sentado al lado de una hermosa estela.
Otros lugares destacados, con sus correspondientes arqueólogos, son: el occidente mesoamericano, conformado por los estados de Michoacán, Jalisco, Colima y Nayarit, así como parte de Sinaloa y Guanajuato, la cuenca de México, Copulco y desde luego México-Tenochtitlán, donde Manuel Gamio realizó las primeras excavaciones del Templo Mayor a principios del siglo XX y a los pocos años descubrió en Teotihuacán el templo de Quetzalcóatl y sacó a la luz la ciudadela y la calzada de los muertos. A él se debe la aplicación, por vez primera en nuestro país, del método estratigráfico, que estableció una metodología de análisis científico para determinar la antigüedad cultural.
Hay muchísimo más que comentar, pero por la limitación de espacio sólo resta añadir que además de fotografías y objetos personales de los arqueólogos más destacados, hay piezas de excepción traídas de museos de todo el país, tanto esculturas como cerámica, planos, textiles, papel y joyería.
Es una exposición que nadie debe perderse, sin olvidar que al salir tiene decenas de opciones magníficas para disfrutar una suculenta comida. Hoy escogimos el tradicional restaurante Prendes, en 16 de Septiembre 10, que desde el siglo antepasado brinda excelentes platillos de la cocina tradicional mexicana y uno que otro de la española. [email protected]
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