21an1esp DOMINGO Ť 9 Ť DICIEMBRE Ť 2001
RUTA SONORA
George
Ť Patricia Peñaloza
MIENTRAS MAS SIGUEN lloviendo sucesos en torno a los Beatles, más creo en Dios. Mientras más los escucho, sigo teniendo la certeza de que una mano divina conjuntó a cuatro fuerzas (bueno, cinco: George Martin), no sólo para que crearan algo de lo mejor en música popular del siglo XX, sino también uno de los fenómenos de masas más influyentes, de efectos por demás alegres, positivos, gozosos. El fanatismo que provocan, los haya vivido uno o no (pretendo identificarme con los que nacimos en los 70), me lleva a enloquecer y exagerar como para aseverar que a cada uno de los Fab Four se le otorgó una fuerza cardinal del universo occidental contemporáneo, como para que con tal equilibrio de fuerzas se identificaran las almas jóvenes de tres generaciones. Las muertes de dos de ellos contribuyen al mito, y ya sé que me estoy pachequeando grueso, pero también entiendo que sin mitos no hay civilizaciones.
Y ES MUY curioso que, en concordancia con la personalidad que cada uno construyó alrededor, las muertes de John y George han correspondido con sus vidas. Quizá a todos nos toca la muerte que nos merecemos, pero estoy hablando fanáticamente de los Beatles. Lennon fue premiado con la muerte del mártir, del working class hero. Políticamente correcto y activo, escandaloso, hablador, desmadroso, huevón, mereció un final ad hoc que acentuó lo que tanto disfrutaba en vida: ser un protagónico forever. John me caía mejor cuando era cínico, surrealista y poco solemne... pero hoy quiero hablar más bien de George durante su estancia en el cuarteto; no desprecio su carrera de solista (prefiero sus álbumes experimentales), pero hoy sólo quiero referirme a su porción en el equilibrio beatle. No quiero blasfemar en mero santoral lennoniano, y tampoco se trata de ensalzar al difunto reciente, pero si vamos a hablar de espiritualidad, verdadera fe en el amor como salvación, le creo más a Harrison que a Lennon. Ya otro día comentaré la genialidad de John.
UN AMIGO CERCANO a George dijo que no entendía por qué le decían el "Beatle callado" si en la cercanía no paraba de hablar. Más bien le llamaban así pues era quien más exploraba sus adentros; ese nerd que habla poco, pero cuando habla, dice lo que tiene que decir. Harrison, quien creyó en la conservación del espíritu, más que en la de la carne, sufrió el suplicio de los mártires de distintas creencias: la enfermedad, el maltrato del cuerpo. Los freaks que hemos leído sobre vidas de santos sabemos que mientras más cerca está el mártir del Sweet Lord, más cilicios le envía Aquél. Para los paganos, aquéllos son los raros e ingenuos. Y sí, era ingenuo, pero se la creía y se le creía; además, Ƒqué alma joven no lo es? George no era rabioso como Lennon, sino todo parsimonia. A veces era pazguatón, cierto, y sin la inventiva del dueto líder, pero es también cierto que se concentró más en enriquecer la música del cuarteto (entre mucho más, introdujo la cítara al léxico del pop) y en hacer de su lira un elemento distintivo, moldeado por el rockabilly de su mentor Carl Perkins.
DE NIÑA NO me gustaba George. Me parecía el más aburrido y feo. Cuando venían While my guitar gently weeps, Something y Old brown shoe, levantaba la aguja y me saltaba las canciones. Lo perdoné porque moría por Here comes the sun. Fue hace apenas dos años que lo vi tal cual era. Oí Electronic sounds (experimental de 1969: moogs y demás juguetitos sónicos de la época), comencé a fijarme en sus otras rolas, sus arreglos, y noté su interés -más cercano a John que a Paul- por las disonancias armónicas y los retruécanos rítmicos, los requintos distintivos y la reflexión existencial. No por nada su pasión por la música de la India. Mientras Paul era anecdótico y sentimental, Ringo juguetón e infantil, John irónico y tiranetas, George tenía un halo de consejero espiritual, un poco tiranetas también, pero en un plano menos político, con un sentido del humor que conservó hasta el final. En 1995, Harrison dijo que esperaba ser recordado como una persona alegre. Y ya lo contó Paul: "La última vez que lo vi en el hospital, se veía muy mal, pero él seguía haciendo bromas como si nada pasara". Eso habla de una gran fortaleza interna.
QUIERO SONREIR CON él mientras siga viendo venir el sol de su música, pues su muerte sigue siendo su mensaje, sus palabras no pierden vigencia. Think for yourself (piensa por ti mismo): "Ahí estás, diciendo todas esas mentiras que hablan de las cosas 'buenas' que podríamos tener si uno cierra los ojos... Aún tienes tiempo para rectificar lo que debes. Haz lo que quieras hacer, ve hacia donde vas, piensa por ti mismo porque yo no estaré ahí contigo". Love you to (amarte para...): "Amame mientras puedas, antes de que sea un hombre muerto. La vida es tan corta, no se puede comprar una nueva... Haz el amor todo el día, haz el amor cantando canciones". The inner light (la luz interna): "Sin salir y cruzar la puerta, puedo conocer todas las cosas de la Tierra. Sin mirar más allá de mi ventana, puedo conocer el camino al Cielo. Mientras más lejos se viaje, menos se sabe. Llega sin viajar, velo todo sin mirar, hazlo todo sin hacerlo". Within you without you (dentro de ti sin ti): "Estuvimos hablando sobre el espacio entre nosotros y la gente que se esconde tras una pared de ilusiones; nunca vislumbran la verdad y luego es muy tarde cuando tienen que irse. Con nuestro amor podríamos salvar al mundo, si lo supieran. El amor se ha vuelto tan frío, y ellos tratan de ganarse el mundo perdiendo su alma; no lo saben, no lo ven: Ƒeres uno de ellos? Todo está dentro de ti, nadie más puede hacerte cambiar y notar que eres tan pequeño mientras la vida fluye dentro de ti y sin (necesidad de) ti".
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