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MARTES Ť 11
Ť DICIEMBRE Ť
2001
Ť Hizo culpables a víctimas de la guerra
sucia: López y Rivas
Diego Fernández, el único que podía
exculpar al Ejército
Ť Cuestiona Rosario Ibarra de Piedra el informe de CNDH
BERTHA TERESA RAMIREZ
Durante un acto al que convocó a defensores de
derechos humanos y familiares de víctimas de la llamada guerra
sucia, para conmemorar el 53 aniversario de la Declaración Universal
de los Derechos del Hombre, Gilberto López y Rivas, jefe delegacional
en Tlalpan, dijo que sólo Diego Fernández de Cevallos podía
haber salido en defensa del Ejército para justificar la represión
entre 1950 y 1971.
Tras
censurar la pretensión del senador queretano de hacer culpables
a las propias víctimas, señaló: ''Tenía que
ser Diego Fernández de Cevallos el eco reproductor y amplificador
de los argumentos militares sobre la guerra sucia. 'La violencia
la iniciaron los guerrilleros', repite convencido quien legitimó
la usurpación de Salinas, quien consumó la traición
a los acuerdos de San Andrés, quien ha sido el eslabón clave
para la tersa transición entre el régimen priísta
y el foxismo, basada en la complicidad y el continuismo''.
No obstante, agregó, habría que cuestionar
quién comenzó la violencia. ''La respuesta es conocida, pero
hay que reiterar los eslabones de la infamia previa a los guerrilleros:
de 1959 a 1971, tienen lugar las represiones sangrientas contra el movimiento
de huelga de los ferrocarrileros, contra el Movimiento Revolucionario del
Magisterio; ocurre el asesinato de Rubén Jaramillo y la persecución
de sus seguidores; es dispersado con violencia el movimiento de los médicos
paristas; tienen lugar la ignominia de Tlatelolco y la agresión
armada del jueves de Corpus, para destacar lo más connotado,
sin mencionar las acciones represivas en el campo y en la ciudad.''
Necesario, no olvidar
Adicionalmente, muchos de estos crímenes fueron
realizados por grupos organizados desde el poder del Estado, de naturaleza
clandestina, al margen del marco legal y las instituciones, pero dirigidos
y conformados por militares y por cuerpos se seguridad, con conocimiento
y aprobación de sus superiores e, incluso, del propio Presidente
de la República en turno. Fueron, por tanto, crímenes de
Estado contra la humanidad que no prescriben y deben ser castigados, agregó.
Es necesario recordar lo ocurrido en décadas pasadas
de la guerra sucia; de lo sucedido con los centenares de muertos
del PRD; de la contrainsurgencia en Chiapas; de la violencia demencial
de Acteal; de las masacres de Guerrero. ''Hay que recordar cuanto sea necesario
para evitar que vuelva a ocurrir'', remarcó.
En su oportunidad, Rosario Ibarra de Piedra apoyó
la petición del general Francisco Gallardo, quien ha solicitado
''algo de derechos humanos'' para el Ejército.
''Me tocó ver violaciones terribles en el Ejército
cuando buscando a mi hijo logré entrar seis veces a la prisión
militar disfrazada de madre de un soldado desertor. No logré localizar
a mi hijo, pero me encontré con terribles castigos, que no eran
de merecimiento; gente que estaba encerrada porque a sus superiores se
les antojaba. Había un capitán preso porque se metió
de novio con una amante del general Cuenca Díaz (Hermenegildo, ex
titular de la Sedena), y ahí lo tuvo encerrado mucho tiempo; encaneció
de estar ahí'', agregó.
Cuestionó: ''¿Por qué la CNDH se
detiene en el informe que disque hizo? ¿Por qué no se detiene
López Portillo? ¿Por qué no habla de los desaparecidos
de Miguel de la Madrid, de Salinas de Gortari? Como José Ramón
García Gómez, que desapareció a los 15 días
de que Carlos Salinas tomara posesión de su cargo ¿Por qué
no habla también el informe del capitán Juan Rodríguez
Valenciano y del teniente Miguel Orlado Muñoz Ordaz, desaparecidos
cuando Zedillo era presidente. Y ¿por qué no habla de los
desaparecidos ya de este sexenio, que van seis? Ya se lo dije al presidente
Fox''.
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