Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. martes 11 de diciembre de 2001
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Contra Portada

Ciudad Juárez, donde el aire huele a miedo

En casi nueve años 261 mujeres han sido asesinadas en esa urbe fronteriza. La violencia ha obligado a la población femenina a cambiar sus hábitos y aun la manera de vestir, ante el temor de convertirse en una víctima más

GUSTAVO CASTILLO GARCIA ENVIADO

Ciudad Juárez, Chih. En esta ciudad las mujeres tienen miedo. Cada vez salen menos de noche y cuando lo hacen caminan por calles con luz y gente, y siempre asustadas. Necesitan estar acompañadas. Han cambiado su manera de vestir para que la ropa no llame la atención. No hablan con desconocidos. No se suben a la ruta (camión), si ésta recorre las calles sin pasajeros.

Han pasado ocho años y 11 meses desde que iniciaron los asesinatos de mujeres. Ya suman 261. Hay detenidos, pero ninguno ha sido sentenciado de manera firme. Las autoridades locales explican que se trata de números "normales" en una sociedad descompuesta.

"Enfrentamos una ola de crímenes de odio que son producto del desprecio a la vida de las mujeres pobres y jóvenes."

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"Me siento impotente porque soy mujer y ahora tengo que cuidar hasta cómo me visto", dice Martha, estudiante en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).

"Yo prefiero irme con pantalón y camiseta, si voy a andar en ruta es mejor no llamar la atención", afirma otra joven llamada Claudia.

"Las veces que estuve en riesgo no iba vestida provocativamente", menciona Jessica.

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Las asesinadas eran pobres, vivían en colonias marginales, en casas con paredes de cartón, lámina o madera. Eran mujeres que debían caminar por calles sin electrificación adecuada, solitarias, sin pavimento, entre arenales y basura, entre camiones y automóviles totalmente desmantelados.

En esta ciudad fronteriza los "levantones" son rápidos. Las mujeres desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Se pierden a la vista de transeúntes de calles céntricas o periféricas, cuando las puertas de alguna camioneta o automóvil se abren. Horas, días y meses pasan y tal vez sus cuerpos aparezcan algún día tirados en la periferia.

Las policías municipal y estatal no actúan en estos casos de desaparición de manera inmediata, aun cuando un testigo se los reporte. Pero eso sí, pasarse un alto significa "una persecución e infracción segura, o cuando menos cien pesos de mordida", dice un taxista juarense.

Los expedientes de mujeres asesinadas permiten atisbar lo que ocurre en esta parte de México a la que sólo separa un tramo del río Bravo de la nación más rica del mundo.

En Juárez existen 60 mil niños menores de cuatro años, hijos de madres trabajadoras que no tienen acceso formal a los servicios de salud pública. De los 270 mil empleados en empresas maquiladoras, 60 por ciento son mujeres y de éstas 80 por ciento son migrantes de todo el país.

Las jóvenes asesinadas primero fueron observadas, se indagó parte de su vida personal, si iban a los salones de baile o a bares. También si eran migrantes.

Luego vino "el jale" en los lugares de diversión, a la salida de escuelas o industrias, o en su deambular por esta ciudad.

Aquí existen 500 "centros de diversión" entre bares, discotecas y salones de baile, 400 escuelas, desde preescolar hasta nivel superior. Cuatro mil 500 unidades de transporte público ?la mayoría, camiones que fueron desechados en Estados Unidos? recorren la ciudad en 18 rutas específicas y 50 ramales.

Los asesinatos también se planean a bordo de las unidades del servicio público de transporte que ingresan a las zonas pobres de Ciudad Juárez, las que colindan con las montañas, con el semidesierto, con barrancos.

Las muchachas, como se les llama aquí, son preferentemente morenas, de cabello largo, estudiantes o trabajadoras en la maquila, de entre 13 y 25 años.

De 1993 a la fecha las autoridades aseguran que las mujeres violadas y asesinadas por ahorcamiento suman 76, 20 de ellas en los pasados tres años y dos meses. Sin embargo, las estadísticas oficiales reconocen un total de 261 muertas en ocho años y 11 meses "por causas diversas".

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Yo me encontraba en La Tuna ?un bar de esta ciudad? con una muchacha que le decían La Mausy. Era novia de Miguel, un vendedor de hamburguesas que trabajaba al lado del Salón Joes Place. Ella medía más o menos 1.60, de complexión regular, se pintaba el cabello de rubio cenizo, de tez morena clara, de cabello largo.

Sergio Armendariz Díaz, El Diablo, jefe de la banda Los Rebeldes, dijo que se la presentara. Ella no quería ir a platicar con él. Le insistí y fue. Después ya no la volví a ver, yo sabía que la iba a matar, pero no podía hacer nada porque me tenía amenazada de muerte. (Abril de 1996, declaración ministerial de Erica Fierro, integrante de la banda Los Rebeldes).

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Las desapariciones, violaciones y muertes de mujeres han provocado que poco a poco, cada vez más rápido, ellas busquen ocultar su feminidad con chamarras, suéteres y pantalones holgados.

Luego de ocho años y 11 meses, de 261 mujeres asesinadas, han comenzado a recortar su cabello y caminan acompañadas por las calles, sin que esto les garantice que volverán vivas a su casa.

Mirna Ajo Montaño, investigadora de la UACJ, aseguró que "el riesgo para las mujeres de Juárez es una vivencia cotidiana" y que las agresiones contra ellas "son una cuestión de clase social, de estatus socioeconómico, ya que el común denominador en las mujeres victimadas era pobre".

Señaló que la vulnerabilidad femenina en esta ciudad está en todos lados. La mayoría vive donde abundan picaderos (sitios donde se vende e inyecta heroína), recorren muchas calles antes de poder abordar un transporte público, los caminos carecen de luz pública, hay muchos callejones oscuros y tienen que pasar por lugares de difícil acceso.

Colonias de la zona poniente, como Mariano Escobedo, Anapra, Lomas del Poleo, Felipe Angeles, Salvacar, Chamizal y otras son consideradas como de alto riesgo por los niveles de delincuencia.

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"Toda la zona es peligrosa. El otro día venía un cholo detrás de mí, me dieron muchos nervios, en tiempo de frío me da más miedo y siento que paso más riesgo, porque está muy oscuro", dice Anabel, una joven trabajadora

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En Ciudad Juárez "el feminicidio constituye el mayor dolor histórico que se ha vivido en esta urbe fronteriza. Terminar con la impunidad que lo rodea es uno de los temas de la agenda política nacional. Este feminicidio presenta síntomas ineludibles de una fragmentación social en las entrañas de esta sociedad", afirman Alfredo Limas y Patricia Ravelo, investigadores de la UACJ, en su estudio Feminicidio en Ciudad Juárez: una civilización sacrificial.

Aquí, señalan los investigadores, "nos enfrentamos a una ola de crímenes de odio que son producto del desprecio a la vida de las mujeres pobres y jóvenes. Somos presas de una sociedad sacrifical feminicida. Las víctimas han sido mujeres, niñas y jóvenes, algunas de ellas madres adolescentes, la mayoría de ellas migrantes".

Por su parte, Mirna Ajo realizó entrevistas a mujeres de distintas zonas juarenses para conocer el impacto que han tenido en ellas los asesinatos, la actuación de las autoridades y la percepción del fenómeno. Esta es una de las declaraciones que obtuvo:

"No es posible decir que una adolescente está vestida provocativamente y afirmar, como lo hizo la administración municipal pasada (y también el entonces gobernador Francisco Barrio y sus procuradores, entre ellos Francisco Molina Ruiz), que todas las mujeres asesinadas eran prostitutas."

Claudia, habitante del sector poniente de Ciudad Juárez, aseguró a la investigadora de la UACJ que "en N los medios de comunicación no querían que se usaran minifaldas, y no tiene nada que ver cómo te vistas, tampoco que los pantalones ajustados se prestan a malas ideas. En las calles nos tratan como inferiores, nos agreden porque no nos podemos defen- der. A mí me da coraje que digan: 'porque salió de un bar, por eso la mataron'".

En la ciudad abundan los callejones oscuros, aparentemente desiertos, y Paty, una trabajadora de maquila, afirmó haber visto a "una chica que salía de la escuela, pasó un carro y la quisieron subir, la oportuna intervención de los vecinos lo evitó".

Aquí el miedo es palpable. Electriza el cuerpo. Las autoridades afirman haber resuelto 75 por ciento de los 20 asesinatos cometidos contra mujeres en lo que va de esta administración. Pero en todos los niveles se considera que el trabajo ha sido insuficiente.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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