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REPORTAJE
Demandan que la PGR reabra la investigación
sobre los asesinatos
ONG señalan la responsabilidad del Ejército
en la masacre de El Charco
ROSA ROJAS /II ENVIADA
Ayutla de los Libres, Gro. La única forma
de superar "la traba principal que genera la impunidad" en el caso de la
masacre de El Charco, que es cumplir la recomendación de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al respecto (la 20/2000), sería
llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), para que señale la conveniencia de que la Procuraduría
General de la República (PGR) abra una nueva investigación,
señaló el dirigente de la Liga Mexicana de Defensa de los
Derechos Humanos (Limeddh), Adrián Ramírez.
Los centros de derechos humanos Miguel Agustín
Pro Juárez, del DF; La Voz de los Sin Voz, de Coyuca de Benítez
y de La Montaña Tlachinollan, de Tlapa, ambos de Guerrero, así
como el Instituto Guerrerense de Derechos Humanos, que integraron una misión
civil de observación que llegó a El Charco el día
siguiente de la masacre; la Organización Independiente de Pueblos
Mixtecos y Tlapanecos (OIPMT); Porfirio Hernández Francisco, quien
resultó herido de un balazo en la cadera en la escuela de El Charco
aquel 7 de junio de 1998; Domingo Morales de los Santos, dirigente mixteco
de la Organización de Indígenas Colonos de Ayutla; Andrés
Rubio, del Comité de Derechos Humanos de la Costa Chica, y autoridades
municipales de este lugar, señalan que no es real que ese día
haya habido un "enfrentamiento" entre militares y presuntos guerrilleros,
como lo afirma la CNDH, junto con autoridades militares y la Procuraduría
General de la República.
Coinciden también las citadas organizaciones en
que la CNDH fue omisa en su recomendación sobre El Charco en varios
aspectos: nunca hace referencia a las denuncias de que varios de los 11
muertos fueron ejecutados extrajudicialmente; no menciona de ninguna forma
las torturas físicas y sicológicas, la incomunicación
y el hostigamiento denunciados por los sobrevivientes detenidos, y tampoco
recomienda la debida reparación del daño a los heridos y
a los deudos, entre los que se cuentan ocho viudas y 40 huérfanos.
Violaciones documentadas
La recomendación 20/2000 del 29 de septiembre de
2000, difundida el 25 de octubre del mismo año, determina que en
el operativo los militares cometieron violaciones a los derechos
humanos, específicamente al "no preservar y distorsionar el lugar
de los hechos"; al no haber puesto "de inmediato a disposición de
la autoridad competente, que además se encontraba presente en el
lugar de los hechos (el Ministerio Público Federal), a los detenidos
en flagrancia", sino que entregaron a los 27 detenidos al Ministerio Público
Militar, mismo que no debió haberlos recibido "por ser incompetente
para conocer de ello", y se les trasladó primero al 48 Batallón
de Infantería y de ahí a la novena Región Militar,
donde indebidamente procedieron a interrogar a los testigos. Sobre estos
aspectos, el cuarto visitador de la CNDH, Rodolfo Lara Ponte, informó
que la Secretaría de Defensa Nacional ya cumplió con la recomendación
de que se enviara una circular a elementos del Ejército, a efecto
de que respeten las garantías fundamentales, y para que el Ministerio
Público Militar se abstenga de participar en tareas que no son de
su competencia.
Sobre las omisiones que se señala hubo en la recomendación
20/2000, Lara Ponte afirmó que la CNDH elabora sus conclusiones
luego de una investigación en la que participaron visitadores, peritos
y médicos, "con base en los elementos que nos presentan", y en este
caso "no se acreditaron" ejecuciones extrajudiciales "pero yo haría
una prevención adicional: corresponde, en todo caso, al órgano
jurisdiccional, de acuerdo con la propia Constitución, establecer
si efectivamente sucedieron este tipo de situaciones..."
-¿En este caso sería la procuraduría
militar?
-Parte de la recomendación va en ese sentido, que
esa averiguación previa (la IXRM14/98 de la procuraduría
militar, que ya había sido enviada a la reserva y se sacó
de ella después de la recomendación de la CNDH) determinará
si efectivamente se llevaron a cabo ese tipo de actos extrajudiciales,
ese tipo de ejecuciones.
Se le preguntó qué información tenía
del avance de las investigaciones y procedimientos administrativos recomendados
por la CNDH; mencionó que están a la espera de que la Sedena
les informe "cuál es el estatus que guarda la implementación
de la recomendación".
Se insistió en que la comisión había
recogido diversos testimonios de que hubo ejecuciones extrajudiciales y
torturas. Lara Ponte subrayó que se tenían los testimonios
pero no los elementos que lo acreditaran y añadió: "corresponde
al Ministerio Público Federal determinar si se dieron ese tipo de
casos. Por eso la CNDH recomienda que se defina la responsabilidad por
la vía penal, y en ese sentido la investigación concluirá
si efectivamente dieron lugar o no a ese tipo de hechos".
-¿La Procuraduría General de la República
tendría que haber investigado si hubo o no ejecuciones extrajudiciales?
-No, la información con la que contamos nosotros
nos permite advertir si efectivamente hubo este tipo de prácticas;
se formula la recomendación para que de acuerdo con el fuero militar
se determine si los elementos que participaron en ese operativo
transgredieron el orden jurídico, según sus propias normas
internas. Por otra parte, corresponde al Ministerio Público Militar
determinar si hubo este tipo de practicas.
Recuento
de los abusos
De acuerdo con información publicada en La Jornada,
la madrugada del 7 de junio de 1998 la comunidad de El Charco despertó
por el ataque del Ejército contra la escuela bilingüe Caritino
Maldonado, donde pernoctaban unos 15 "encapuchados" de un grupo armado
que, presuntamente, la gente identificaba como integrantes del EPR, y un
número indeterminado de campesinos que estaban de visita en la comunidad
para asistir a una asamblea que había sido convocada tres días
antes por el comisario municipal, durante la cual se hablaría de
las condiciones de vida de la comunidad. Los "encapuchados" convivieron
con los campesinos, algunos hablaban mixteco y "se portaban muy amables
y hasta les prestaban sus armas".
Las familias de El Charco huyeron cuando alrededor de
las dos de la mañana vehículos militares sitiaron el pueblo
y un jefe militar ?que según versiones castrenses era el comandante
de la 27 Zona Militar, general Alfredo Oropeza Garnica (cuya sede está
a cien kilómetros del lugar de los hechos) amenazó con acabar
con todo El Charco y con Ocote Amarillo, la población vecina, si
no se rendían y entregaban las armas. Quienes se hallaban adentro
de la escuela gritaron que no iban a salir, que no traían armas.
Testigos dijeron que los soldados iniciaron los disparos, que inclusive
"bombardearon" la escuela desde un cerro con proyectiles (granadas de fragmentación);
que también hubo disparos de los "encapuchados" contra los militares.
La escuela quedó semidestruida, con miles de orificios de balas,
los disparos continuaban a las nueve de la mañana. Unos mil efectivos
militares sitiaban la zona y llegaron helicópteros del Ejército.
De acuerdo con testigos sobrevivientes, según la
versión de La Jornada, los disparos del Ejército mataron
a tres personas en la escuela. Luego se rindieron quienes permanecían
en el plantel. Los soldados llegaron al centro educativo, dieron orden
de tirarse boca abajo, Honorio no entendió, porque no hablaba español,
y le dispararon. Los obligaron a salir arrastrándose hacia la cancha.
"Sólo había tres hombres armados y fueron los primeros en
morir". Daniel no resistió cuando mataron al que iba adelante, "volteó
a ver al soldado que había disparado y entonces le tocó a
él".
La misión civil de organizaciones de derechos humanos
recogió testimonios en el sentido de que de la escuela "salieron
todos vivos" y en la cancha "nos dispararon y ahí mataron a los
otros".
La Limeddh consignó la necesidad de investigar
"la denuncia de ejecución sumaria con tiro de gracia a Mario Chávez
García, Daniel Crisóforo Jiménez, Manuel Francisco
Prisciliano y Fernando Félix Guadalupe, todos ellos sometidos en
la cancha de basquetbol; y a Honorio García Lorenzo, quien fue el
primero en salir de la escuela, se hincó, levantó las manos
en señal de rendición y dijo 'perdónenme, nosotros
no tenemos armas, no tiren', y los militares dispararon contra él".
Indicaba además que debía realizarse otra necropsia, cuando
menos en los cadáveres de los mencionados. La misma versión
de la muerte de Honorio dio Erika Zamora Pardo, la estudiante de la UNAM
detenida en El Charco, quien permanece encarcelada en el Cereso de Chilpancingo.
Ella sostuvo además que cuando varios campesinos salieron de la
escuela y estaban en la cancha, los soldados les lanzaron una granada de
fragmentación. En esto coincidió Hernández Francisco:
"estábamos en la cancha todos boca abajo, ahí los militares
nos tiraron y hubo muchos muertos".
Alfredo Castillo, del Centro Pro, quien participó
en aquella misión civil, indicó en entrevista que vio tres
cuerpos con el cráneo destrozado, "lo que nos hacía pensar
que se cometieron ejecuciones con tiros de gracia", y había cuerpos
con señas de haber sido golpeados, arrastrados y en los que se habían
cometido actos de tortura. El Centro Pro presentó a la relatora
de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Asma Jahangir, el caso de
El Charco.
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