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Fernando Celis
Café: crisis de precios y desorden institucional
Este año, como en 1992, cuando los inventarios en los países importadores rebasan 20 millones de sacos, en la bolsa del café de Nueva York los precios descienden a menos de 50 dólares las 100 libras. La crisis actual de precios, sin embargo, es cualitativamente distinta al aumentar las exportaciones de países con alta productividad y muy bajos costos; así, Vietnam produce café robusta a 24 dólares por 100 libras, y Brasil, además de robusta, elabora cafés arábigos no lavados (naturales) con costos menores a 50 dólares.
En México, donde se producen cafés arábigos lavados de mejor calidad, los costos con un peso tan sobrevaluado no son menores a 90 dólares las 100 libras. La cafeticultura mexicana se enfrenta a una fuerte crisis; con un avance de 30 por ciento de la cosecha, los productores a nivel nacional sólo están recibiendo un promedio de 30 a 35 dólares por las 100 libras o quintal de café pergamino, por lo que está en riesgo que buena parte de la producción no se levante.
Para enfrentar esta crisis a corto plazo, las organizaciones cafetaleras acordaron con el gobierno federal vía Sagarpa un plan que considera cinco medidas principales.
La primera es el levantamiento de un nuevo padrón de cafeticultores para evitar la entrega con fines políticos y clientelares de recursos a productores falsos, como ocurrió en los últimos años.
La segunda consiste en un programa por 533 millones de pesos de recursos fiscales, para apoyar el levantamiento de la cosecha hasta con 900 pesos por hectárea.
La tercera habla de un fondo de estabilización por mil 440 millones de pesos, que todavía debe aprobar el Congreso, para un apoyo hasta de 20 dólares por quintal a toda la cosecha.
En cuarto lugar está la destrucción de 5 por ciento de los cafés de calidad inferior, y por último, una fuerte campaña de promoción al consumo de café en México.
Para que los productores puedan recibir los recursos acordados deben aparecer en el nuevo padrón. En un mes la cosecha nacional rebasará más de la mitad y la gran mayoría de los productores ya está cosechando. Para esta fecha los productores censados aún no llegan a 20 por ciento y la entrega de recursos ni a 5 por ciento de los cafeticultores.
El levantamiento del padrón por parte de Aserca se diseñó inadecuadamente, ya que se programó con base en la disponibilidad presupuestal, como si cada productor cosechara de golpe su café, sin considerar que hay varias floraciones y un periodo de varios meses de cosecha; el perfil de los técnicos que levantarían el padrón no fue el adecuado para zonas serranas, en épocas de lluvias y con mayoría de productores indígenas, además de que algunos gobiernos estatales y grupos de productores han bloqueado el levantamiento del padrón.
Por otra parte, el Firco -organismo de Sagarpa que entregaría los recursos- está operando con lentitud alegando restricciones de su normatividad y falta de personal. Por lo anterior, el levantamiento del padrón y la entrega de recursos está muy atrasada.
En relación con el Fondo de Estabilización no se definieron a tiempo los criterios de operación, lo que creó incertidumbre. El Consejo Mexicano del Café todavía maneja que se entregarán 20 dólares como máximo por quintal, cuando los precios en la bolsa estén por debajo de 50 dólares por quintal, como si a los productores se les pagara el precio de bolsa. En realidad el quintal se les paga de 10 a 15 dólares por debajo de la bolsa.
Por si faltaran problemas, en la Cámara de Diputados se creó una Comisión de Cafeticultura, dominada por diputados priístas, que tienen su propia agenda y con más interés de confrontar al Ejecutivo que de impulsar programas adecuados a la crisis. En esta comisión también hablan de poner candados al fondo de estabilización.
Es necesario que el gobierno federal y Sagarpa pongan orden en sus filas, para una acción institucional más ágil; que se actúe con mayor decisión ante la presión de algunos gobernadores y grupos cafetaleros que pretenden evadir el levantamiento del nuevo padrón; que se defina la relación con el Congreso y se trabaje de manera más coordinada con las organizaciones cafetaleras gremiales más representativas.
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