Alejandro Nadal

De campesinos a capitalistas

ƑCapitalizar el campo? Cualquiera pensaría que eso se logra con inversión y crédito productivo para el sector agropecuario. Pero como la inversión y el crédito fresco para el campo no fluyen, al Presidente y a su secretario de Agricultura se les ocurrió otra idea.

Es la Ley de Capitalización de Procampo, aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados. Se trata de otro gran error estratégico y una seria amenaza para el sector agropecuario.

En sus orígenes, el pago directo de Procampo tenía como objeto compensar a los productores agrícolas por las pérdidas que causó la apertura comercial. El apoyo es una compensación anual por hectárea, directa al ingreso. Es un instrumento que se inserta perfectamente bien en la lógica del modelo neoliberal. El subsidio no pasa por precios de garantía, por lo que las decisiones sobre producción se toman en función de las señales del mercado.

Originalmente el gobierno se comprometió a mantener el valor real de los pagos de Procampo durante por lo menos cinco años. Para 2002 se proponen pagos de 872 pesos por hectárea, pero los pagos de Procampo han perdido 40 por ciento de su valor en términos reales.

La ley de capitalización permitirá a los productores que así lo deseen recibir por adelantado los pagos de Procampo hasta por siete años. Los pagos corresponderán a cantidades indizadas con la inflación esperada (4.5 por ciento a partir de 2005).

Se supone que este pago adelantado permitiría convertir en un acervo de capital lo que es hoy un flujo de recursos.

Para el presidente Fox el pago adelantado permitirá a productores asociarse y comprar maquinaria agrícola. ƑEn qué mundo viven el Presidente y su secretario de Agricultura?

Hoy en día un tractor modesto se cotiza en 270 mil pesos (John Deere, modelo 5715 de 75 caballos de fuerza). El pago adelantado de Procampo recibido por un productor con unas tres hectáreas ascenderá a 21 mil 300 pesos. Así que se necesitaría una asociación de doce productores con tres hectáreas cada uno para comprar ese tractor. Para tractores de mayor capacidad (90 caballos de fuerza), los que realmente se necesitan en suelos mexicanos, el precio asciende a 460 mil pesos. Para adquirirlo, será necesario una asociación de 21 productores con tres hectáreas cada uno.

Aun cuando estas asociaciones permitan la compra de un tractor, no será fácil administrarlo entre tantos productores. Y será casi imposible en un contexto en el que los precios agrícolas se mantengan deprimidos, el crédito no fluya y los costos de operación y mantenimiento sigan aumentando.

El problema central con esta ley de capitalización es que desvirtúa por completo la naturaleza de este instrumento. Procampo no es un crédito, y tampoco un medio para capitalizar la actividad productiva en el sector agropecuario. Es un subsidio directo al ingreso. Su pago por adelantado puede sonar atractivo, pero en el fondo, también puede ser para productores pobres una manera de cortar una fuente de ingreso monetario en años venideros, cuando la crisis en el sector agrícola se intensifique.

Los recursos para realizar este pago adelantado saldrán de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y cada año los recursos para Procampo serían destinados a cubrir este crédito. El titular de Procampo anunció recientemente que el esquema incluye la posibilidad de que los productores firmen al BID para que éste cobre los pagos anuales. Es decir, una operación idéntica a la nefasta cesión de derechos que ya opera en el campo mexicano.

Para el secretario Usabiaga, no hay problema. Su visión desfigurada de la agricultura es lo que explica su optimismo. Hace unas semanas propuso que los productores de maíz, trigo y sorgo dejaran de producir para mantenerse de las ganancias que les proporcionan los subsidios federales. Este funcionario piensa que "si no se produce maíz, el productor mantiene sus ganancias derivadas de subsidios federales, los compradores se abastecen en otras regiones o con importaciones, el presupuesto público no se vería afectado".

El impacto de las importaciones crecientes de maíz sobre el saldo de la balanza comercial no inquieta a Usabiaga. Y en sus cálculos, el presupuesto para el sector agropecuario parece permitir interesantes ganancias derivadas de los subsidios federales. ƑIgnora el titular de la Sagarpa que el exiguo presupuesto para el campo apenas representa 3 por ciento del gasto programable?

La ilusión de capitalizar el sector agropecuario a través del pago adelantado de Procampo se va a evaporar rápidamente. Es un error que será pagado con creces por millones de productores del campo.