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Ť Lamentan que Fox no los haya apoyado como prometió
Niños de la calle montan pastorela para mostrar
su realidad a la sociedad
JORGE CABALLERO
La Asociación Mexicana Pro Niñez y Juventud,
el Centro de la Imagen, el Museo de la Ciudad de México y la Asociación
In Topilhuan presentan la pastorela de los niños de la calle, bajo
el título De la rola al piurifur, que significa: "Del arroyo
a la banqueta. Estos son los niños que desayunaron tamales con (Vicente)
Fox el día que tomó el cargo como Presidente, quien prometió
ayudarlos, pero no hemos recibido ningún apoyo. Tenemos mucho corazón,
estamos cumpliendo y con el apoyo de todos ustedes, con el de Fox y sin
el de él, vamos a salir adelante", comenta Cuauhtémoc Abarca,
presidente de In Topilhuan. La pieza se estrenó ayer en el Museo
de la Ciudad de México (Pino Suárez 30, Centro Histórico)
y hoy repite funciones a las 13, 16 y 19 horas, y mañana a las 13
horas.
Abarca informó: "Habíamos pedido el teatro
Ferrocarrilero pero nos lo negaron, argumentaron que era para actores profesionales
y que los niños de la calle lo denigraban si actuaban ahí.
La Secretaría de Hacienda, tan pronto como supo de los 50 pesos
que pedíamos como donativo, vinieron a pedirnos los impuestos y
estuvieron a punto de dar al traste con la obra; es curioso que se puedan
presentar espectáculos en el Castillo de Chapultepec con un precio
del boleto de 10 mil dólares, sin que la Contraloría ni Hacienda
pongan peros, y cuando uno pide un donativo de 50 pesos para la autoayuda
de estos niños ponen el grito en el cielo".
Un vuelo sin ataduras, complejos ni prejuicios
Abarca
dijo que el objetivo de esta puesta es ''mostrar a los niños de
la calle como artistas; hacer ver que todos los niños tienen los
mismos derechos, la misma oportunidad de ser felices sin importar las condiciones
sociales. Estos niños, que son de todos nosotros, como sociedad
tenemos la obligación de sacarlos adelante, un esfuerzo para que
en esta época la sociedad abra su corazón y se tomen decisiones
concretas".
Finalizó comentando: "Lejos del discurso o del
análisis sociológico, la obra retoma la función de
la pastorela para mostrar la vida cotidiana de los niños de la calle,
la que todos vemos pero que de tan obvio se vuelve invisible. Se realiza
para que estos niños vuelen sin ataduras y en libertad, sin complejos
ni prejuicios. Además es una tarea de todos, gobierno y sociedad.
Como donativo pedimos cobijas, ropa en buen estado, alimentos no perecederos,
juguetes... tan necesarios en estas fechas para que ellos se den cuenta
y vean en la sociedad mexicana una gran familia".
El título de la obra se traduce como Del arroyo
a la banqueta "porque son los únicos espacios que tienen los
niños de la calle; que recuerda la condición social de cada
uno de ellos y se hace con la finalidad de que se les conozca como artistas",
dijo la escritora de la puesta, Guadalupe Castellón.
Algunos de los actores que participan en De la rola
al piurifur son: El Pecas, Beto, Karina, Roberto, Lucero, La
Chola y Nancy; "no tenemos una gran producción pero se van a
ir con un buen sabor de boca después de que vean nuestra pastorela",
dice Pedro Márquez, quien participa en la puesta e interpreta a
un homosexual de la calle.
Márquez nos platicó sobre su personaje:
"Defiende su derecho a que se le reconozca su sexualidad, su derecho como
ser humano; que acepta su condición porque sabe que el mundo es
de todos; sufre doble: es rechazado por su familia y en la calle. Como
niño de la calle, este papel me alimenta el alma y me motiva a seguir
echándole ganas a la vida y no pensar tanto en las drogas".
Los berrinches y satisfacciones
La directora de la obra, Valentina Aguirre, mencionó:
"A los niños de la calle los vemos a toda hora y en todas partes.
Esta obra significa mucho, es un sueño concretizado y se hace con
la idea de crear un poco de conciencia en los seres humanos, darnos cuenta
de que todos tenemos la culpa de esta problemática social".
Aguirre comentó que la idea de realizar la obra
con niños de la calle surgió "cuando entré a In Topilhuan
(nuestros niños) para apoyarlos y que no se sientan ignorados, no
aceptados, rechazados, no queridos. Creí que una pastorela hecha
para ellos y por ellos sería un buen detalle, así que la
montamos".
La directora de la puesta mencionó los principales
problemas a los que se enfrentó: "Actoralmente lo hicieron muy bien;
ellos hicieron su vestuario y se comprometieron con la obra. Están
muy entusiasmados. Los problemas más comunes fueron las llegadas
tarde, algunos berrinches porque no les gustaba cuando les hacía
repetir la escena, pero salimos adelante y trabajamos muy a gusto".
Valentina Aguirre se dice satisfecha con el resultado
de la obra: "Lo más gratificante fue la emoción y ganas que
le pusieron, la responsabilidad que le echaron; es un compromiso con ellos
porque están haciendo algo en equipo. A la gente les diría
que vinieran a ver la pastorela porque no se van a arrepentir de verla;
está diseñada para reflexionar los problemas más comunes
a los que se enfrentan estando en la calle; se darán cuenta de los
valores espirituales que les afloraron".
Además mencionó que el teatro "les proporciona
seguridad y autosuficiencia; se les forma otra alternativa de vida para
sacarlos de paletear y darles una ventana artística para que se
expresen. También surgió la idea de fundar un taller de teatro
con puros chavos de la calle, para darles ánimos y demostrar que
valen y que pueden hacer las cosas bien. Queremos que se les dé
respeto y aceptación; que no se vea como un problema inexistente,
es un grito de escucha, de obsérvame, un aguántame, un acéptame
a la sociedad".
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