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José Antonio Rojas Nieto
Collage de agenda
Este año nos trajo muchos puntos a reflexionar.
El primero, sin duda, es el de la miscelánea fiscal aprobada por
el Congreso, máxime cuando ?una vez más y por desgracia?
algunos medios de comunicación intentan desprestigiar al Poder Legislativo
para orientar futuras actuaciones en su provecho, sobre todo en el caso
de las reformas energética, laboral y del Estado.
La necesaria evaluación crítica de la actuación
del Congreso debemos realizarla con el ánimo de fortalecerlo que
no debilitarlo, sin duda exigiéndole una mayor solidez. Para ello
habrá que estudiar con mucho cuidado varios asuntos: los impuestos
y derechos a Pemex para el 2002; el impuesto a gasolinas y diesel (IEPS);
las modificaciones a las tarifas eléctricas; y, para sólo
indicar un aspecto más entre otros importantes, los presupuestos
de Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad
(CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC) que, en los dos últimos casos
y sin lugar a dudas, incluyen una estimación del subsidio eléctrico
a los consumidores, el mismo que hoy ya se presenta en los recibos de cada
usuario, permitiendo que éste evalúe dos cosas muy importantes
de su factura: el costo en el que incurre la compañía eléctrica
para suministrarle el servicio y el monto total de la prestación
que le otorga la nación. Ambas cosas exigirán también
cuidadoso análisis.
También requerirá cuidadoso análisis
la marcha de nuestra recuperación económica, para bien o
para mal hoy vinculada a la de la economía estadunidense. Nuestros
vecinos ya sufren la tasa más alta de desempleo de muchos años
(5.6 por ciento) y ?a decir de sus analistas? en diciembre perdieron 124
mil empleos y acumulan una pérdida de 2 millones y medio de ocupaciones
respecto al momento de mayor auge, finales de 1999. Para el análisis
de la recuperación estadunidense resulta imprescindible la lectura
de las intervenciones de tres especialistas de Wall Street en mesa redonda
organizada por The New York Times (2 de enero, Wall Street's
Prescriptions in a Convalescing Economy, http://www.nytimes. com/2002/01/05/business/05ECON.html).
Prácticamente coinciden en aceptar la existencia
de una crisis de sobreinversión y sobreacumulación de activos
(talón de Aquiles de la economía y propia de todo ciclo de
inversión, dicen), profundizada por el largo periodo de sobrevaluación
bursátil: en su opinión -algunos aseguran haberlo advertido
reiteradamente-, desde fines de 1998 las bolsas no tenían ya razones
solventes para elevar rendimientos. Por ello, sostienen que la recuperación
será muy lenta y muy difícil. Y, en esta misma mesa redonda,
indican que en buena medida esto explica el fenómeno de corrupción
y manipulación financiera de Enron, punta del iceberg -dicen- de
una manipulación bursátil más extendida y profunda
que trasciende a la hoy insolvente y desprestigiada compañía
de energía más exitosa de Estados Unidos.
No se nos olvide, por cierto, que Enron asesoró
y realizó un intenso cabildeo entre personeros del actual gobierno,
que le permitieron a esta corrupta agrupación la preparación
de su primer borrador de reforma eléctrica. Y aunque muchos analistas
estadunideses aseguran que eso no va en perjuicio de la desregulación
eléctrica, habrá que estar atentos a lo que pase en el poderoso
estado de Texas, que a partir del primero de enero se convirtió
en el mercado de venta al menudeo de energía eléctrica más
grande: más de 8 millones de texanos pueden escoger su compañía
eléctrica. A la fecha en el vecino país 15 estados permiten
ya la competencia. Michigan, Texas y Virgina a partir del primero de enero,
y 20 reflexionan más sobre ello: seis han pospuesto las siguientes
etapas de sus procesos de desregulación y 14 han descartado totalmente
avanzar en ese sentido. Eso hay que reflexionarlo bien. Los legisladores
de las comisiones de Energía del Congreso con mucho mayor razón.
Finalmente, también habrá que seguir con
cuidado el mercado petrolero. A pesar de los intentos por evitar la recuperación
de los precios y pese a ciertos altibajos, la semana arrojó una
nueva recuperación. Así, del 15 del noviembre al viernes
pasado, se acumula un incremento de entre 3.50 y 4 dólares por barril
considerando, respectivamente, dos crudos marcadores importantes, el West
Texas Intermediate y el light sweet crude oil, que este viernes
cerraron a 21.50 y 21.62 dólares. Con esto una mezcla mexicana que
el 15 de noviembre caía a 12 dólares por barril ya ronda
los 16. Claro que en un mercado altamente volátil esto no representa
una tendencia definitiva, aunque considerando la ratificación del
ánimo de productores OPEP y no OPEP por cuidar sus niveles de producción,
y dada el alza estacional de este invierno que ya empieza a ser caracterizado
como muy crudo, bien podríamos esperar que a mediados del
mes de febrero nuestra mezcla mexicana ya se cotice en cerca de 18 dólares.
Ya veremos.
NB. Mi solidaridad con Juan Castaingts Teillery por el
fallecimiento de su madre.
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