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DE RECIENTE APARICION
MAS
QUE UNA postura feminista, la de Hélène Cixous (Orán,
1937) es una apuesta femenina para interpretar el mundo que la circunda.
Catedrática de literatura inglesa en la Universidad de París
VIII, Cixous fue una de las más activas participantes del mayo francés
del 68 y antes y después vio su labor intelectual vinculada a personalidades
de la escritura reflexiva como Derrida, Foucault, Deleuze o Todorov, así
como a Julio Cortázar.
El volumen que circula ahora en librerías nacionales,
Fotos de raíces, memoria y escritura, está armado
a partir de escritos de la propia Cixous y de una amplia conversación
que abarca buena parte del libro realizada con Mirielle Calle-Gruber.
De estas charlas se desprenden párrafos como el
siguiente, en el que la escritora roza sin temor los límites del
análisis sicológico a propósito justamente del miedo:
"El miedo a las huellas, o el miedo a la memoria: es, evidentemente, un
miedo en presente. Siempre tenemos miedo de vernos sufrir. Es como cuando
tenemos una herida abierta: tenemos un miedo terrible de mirarla... pero
al mismo tiempo también somos quizá la única persona
que es capaz de mirarla. ¿De qué tenemos miedo? Son metáforas,
o no: si hemos tenido un accidente, con lesiones graves, y sobre todo una
lesión abierta, desde el momento en que vemos una alteración
del cuerpo vemos lo otro: vemos la muerte, vemos que somos algún
otro, no nos reconocemos. Utilizo referentes realistas, pero son también
metáforas de todos los miedos. Todos tienen en las raíces
el miedo a los miedos".
Hélène Cixous logró vencerlo y además
de su trabajo por escrito se dedicó desde 1994 a defender dentro
del Parlamento Internacional de Escritores a colegas maltratados por la
censura y la represión.
(Hélène Cixous y Mirielle Calle-Gruber;
Fotos de raíces, memoria y escritura; Taurus; México,
270 pp.; 2001; traducción de Silvana Rabinovich.)
LUEGO
DE QUE ha dedicado por en-tero su vida a estudiar a Platón,
interpretarlo, releerlo a la luz del entendimiento moderno, es difícil
no vincular al italiano Giovanni Reale con el pensador clásico.
Sin embargo, tan de-dicada pasión in-telectual proviene del entorno
escritural del ensayista que se venía manifestando en obras como
Guía de lectura de la Metafísica de Aristóteles,
La sabiduría antigua (terapia para los males del hombre contemporáneo)
y en colaboración con Dario Antiseri los tres tomos de Historia
del pensamiento filosófico y científico.
En su nuevo libro, ahora en México, Platón
en la búsqueda de la sabiduría secreta, hace un repaso
y un considerable ejercicio de síntesis de sus conocimientos sobre
el filósofo griego, ubicando el foco de la discusión que
consigo mismo mantiene en el periodo que la oralidad cede paso a las reflexiones
escritas. En sus palabras: "La revolución cultural en la cual la
escritura obtiene la victoria definitiva sobre la civilización de
la oralidad se desarrolla, en sus momentos más significativos, en
los últimos decenios del siglo IV aC. Y Platón nació
en el año 427 y murió en el año 347 a.C. Por lo tanto,
el arco cronológico de la vida de Platón coincide exactamente
con el arco del tiempo en el cual se desarrolló y concluyó
aquella mutación radical de la tecnología de la comunicación".
El título del volumen, que propone más una
historia fantástica que un análisis filosófico, habla
de la técnica con que Reale llevará de la mano lo mismo al
especialista que a quien se interesa por vez primera en Platón.
Las leyendas de que van precedidas los capítulos operan el doble
juego, por ejemplo la del número X, "Erótica, belleza y anamnesis.
Ascención hacia el absoluto mediante la belleza. (Conocimiento y
fruición del bien, tal como se manifiesta en lo bello. La escalera
del Eros)". Un libro pedagógico, amable, erudito y sintético.
(Giovanni Reale; Platón en búsqueda de
la sabiduría secreta; Barcelona; Herder; 371 pp.; 2001; traducción
de Roberto Heraldo Bernet.)
LA
ACADÉMICA Francesca Rigotti, profesora de ciencias políticas
en la Universidad de Lugano, no nie-ga la cruz de su italiana parroquia
y en su cuarto libro ha-ce coincidir, sin forzarlos, mundos que en principio
parecerían distantes: el de la cocina y el de la filosofía.
La aventura de Rigotti la lleva a subtitular su volumen
Pequeña crítica de la razón culinaria y al
siguiente punto de partida: "Los gestos de cocinar, tan familiares y aparentemente
insignificantes, parecen asociados tan sólo al arte o a la técnica
de preparar alimentos crudos y cocidos. Pero lo que converge en la preparación
de los alimentos es todo un sistema, un método, un procedimiento
en el que se alternan momentos de análisis y síntesis. Porque
cocinar un platillo es como escribir un ensayo y, viceversa, escribir un
ensayo es como preparar un plato; es como si se utilizara la misma paleta
de madera para dar vueltas a una salsa, si la punta es ancha o redondeada,
o para escribir un texto si la punta es aguda y de grafito negro".
De los ocho capítulos de que consta el volumen,
en los cuales la investigadora tratará de demostrar sus supuestos,
con seguridad el más sazonado es el que se titula ''El apetito de
los filósofos'', en el cual pasa a examen las ideas que con respecto
a la cocina y alimentación han tenido Platón, Epicuro, Aristóteles,
Dante, Kant, Condorcet y significativamente Wittgenstein, el duro entre
los duros, a cuya égida cobija la ensayista el libro entero.
(Francesca Rigotti; Filosofía en la cocina,
pequeña crítica de la razón culinaria; Barcelona;
Herder; 150 pp.; 2001; traducción de María Pons Irazazábal.)
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