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ASTILLERO
Julio Hernández López
SEGUN LO QUE comienza a verse, las dos principales corrientes del PRD han confluido en la candidatura de Rosario Robles para que presida el comité nacional de ese partido. La novedad no ha sido el apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas -amplia y tempranamente conocido-, sino la cuidada aquiescencia de Andrés Manuel López Obrador, quien había estado jugando vencidas a fondo con sus dos antecesores perredistas en la jefatura de gobierno.
LA CONVERGENCIA DEL cardenismo y del lopezobradorismo aleja los riesgos de grave ruptura interna que incubaba el creciente alejamiento entre el michoacano y el tabasqueño. Tal escenario de división podría ser ocupado, sin embargo, por quien resulta ser el principal perjudicado de la muda y forzada reconciliación de los dos principales jefes de tribus adoradoras del sol azteca: Jesús Ortega Martínez, senador y también aspirante a presidir su partido, a quien el cierre de filas de la cúpula podría ayudar a diseñar una ruta de salida cuyos planos tiene en estudio desde mucho tiempo atrás. Ortega, cuyo origen político se remonta al Partido Socialista de los Trabajadores de Rafael Aguilar Talamantes, mantiene comunicación política abierta con segmentos del priísmo (específicamente la corriente de Roberto Madrazo y José Murat) a los que les interesaría atraer disidencias perredistas.
NO SERIA ESA la única mezcolanza partidista rara. Convertido en factor real de poder en el PRD, López Obrador está jugando una carta de abstinencia que pocos le creen pero que él sostiene en firme. Según eso, el jefe del gobierno capitalino decidió no apoyar a nadie en el proceso de elección de quien relevará a Amalia García: ni a Robles ni a Ortega, ni al candidato del monrealismo, Raymundo Cárdenas. En todo caso, Andrés Manuel habría dejado a sus seguidores en libertad de apoyar a quienes quisiesen. Unos, como René Bejarano, se definieron en favor de Rosario. Otros, es de suponerse, lo harán por Jesús. Pero, al abstenerse de apoyar una alianza de fuerzas contraria al cardenismo y su candidata Rosario, López Obrador beneficia a la economista coahuilense, quien postuló al mexiquense Higinio Martínez a la secretaría general para generar una percepción de apertura a las tendencias menos confrontacionistas del PRD.
OTRO PROCESO DIFICIL de transferencias de activos políticos tendría a López Obrador como protagonista, aunque en un foro tricolor. Dado que Roberto Madrazo es el adversario original de Andrés Manuel, y que la única posibilidad de frenarlo en su búsqueda del liderazgo nacional priísta está en Beatriz Paredes, ésta podría recibir en elecciones priístas abiertas del Distrito Federal el discreto pero eficaz apoyo de las bases clientelares lopezobradoristas. No faltan elementos para esta especulación: Paredes ha mantenido en San Lázaro una buena comunicación con la bancada perredista y, en el plano netamente capitalino, María de los Angeles Moreno (aliada histórica de Beatriz) ha sido una operadora principal de los proyectos que López Obrador ha debido presentar a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, donde las fallas, inexperiencia y oportunismo del liderazgo perredista de Armando Quintero fueron suplidas por Moreno para sacar adelante los planes del jefe de gobierno.
UNA IMPROBABLE INYECCION de oficio político estaría, mientras tanto, tratando de ser aplicada en Los Pinos. Rodolfo Elizondo, quien en 1983 formó parte de la oleada empresarial norteña que decidió hacer política en el PAN haciendo a un lado a la corriente conservadora entonces dominante, tomó posesión de un cargo especialmente manoseado, la coordinación de Comunicación Social de la Presidencia, que primero ejerció con alto sentido protagónico y permanente sonar de arras Marta Sahagún, y luego Francisco Ortiz, alguien a quien el foxismo sacó de su reinado mercadotécnico exitoso para sumirlo en un fracaso manifiesto al encaramarlo en el cargo al que ahora ha llegado Elizondo. Al menos ayer, en una ceremonia de toma de posesión de primer nivel (lo que da una idea de las esperanzas que el Presidente tiene en su nuevo salvavidas mediático), Fox y el nuevo vocero hicieron votos por remendar y remediar su relación con el periodismo. El mismísimo Fox se vio necesitado de hacer elogio de la función periodística a la que meses atrás había sometido a intenso fuego verbal en una batalla que, según su propia confesión, perdió. Por lo que se ve, el Presidente le prometió a su nuevo coordinador de medios que se portará bien, que ya no hará travesuras y estropicios declarativos. Poco tardarán en cobrar su premio quienes apuesten tratando de adivinar cuánto durarán los propósitos de Año Nuevo enunciados ayer.
EN EL ESTADO de México, mientras tanto, 600 policías judiciales locales tratarán de mantener un cerco en Texcoco para impedir las manifestaciones de los inconformes con la presunta construcción del nuevo aeropuerto nacional en sus tierras de cultivo. Se ha tensado en demasía este asunto, de tal manera que parecería de poca sensibilidad política creer que la fuerza policiaca podría contener o disolver un movimiento que ha ido creciendo y ganando presencia nacional. Por el contrario, un error policiaco podría encender una chispa largamente anunciada.
LOS DIPLOMATICOS DE Tlatelolco, a su vez, se preparan para asistir a un nuevo encuentro con autoridades estadunidenses que, según han dicho, están deseosas de retomar el tema migratorio, al que el 11 de septiembre sumó a la lista de damnificados. Según el optimismo que es divisa foxista obligatoria, en esas pláticas bilaterales podría haber buenas noticias para los mexicanos. The Washington Post, en su edición de ayer, ha dado una noticia que debería matizar los contentos castañedistas: el FBI buscará a unos 6 mil inmigrantes árabes que permanecen en Estados Unidos a pesar de que su visa ha vencido, pesquisas que podrían extenderse a los latinoamericanos que están en similar situación, a los que se consideraría fugitivos. Ť Fax: 55 45 04 73 Ť [email protected]
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